L Soriano 29/01/11
Creo que ya es hora de poner negro sobre blanco la realidad que nos ocurre. Estamos tan acostumbrados a las tintas del calamar, a la carnaza que nos arrojan, a los trapos rojos con que nos distraen, a las maniobras dilatorias, desviadoras de atención y a los engaños infantiles, que hemos creído que los responsables son otros, lejanos y distantes. Pues no. Vale que la exponencialidad de los crecimientos de población, de la que tiene que recibir y la que tiene que cotizar esta trastocado y es inversa a lo deseable y posible. Pero no es eso todo, ni siquiera la mayor causante de la ruina del sistema de pensiones. La corrupción, la elefantiasis de la administración, la duplicidad de competencias, las Autonomías derrochando sin control, el poco rigor de las cuentas públicas, el exceso de Corporaciones Municipales, de empresas públicas y semipúblicas, los altos cargos, los coches oficiales, los asesores, los ejércitos de subvencionados, y los cerros de subvenciones, la sanidad generalizada, la extensión de derechos a quien no se los ha ganado, y el general todas las ayudas que repartimos a los “amigos” del “régimen”, son peores. No debemos olvidarnos tampoco de las 5 administraciones que soportamos así como las prebendas a los Partidos, Sindicatos y Federaciones empresariales y muchas más que me dejo por no alargar el escrito, que drenan las arcas de base.
Pues sí, seguro que ya habrán entendido mi posición. Creo, es más, estoy seguro, que si todo esto se ahorrára, incluyendo además la gratuidad por voluntario, de muchísimos cargos políticos, que no tendrían que cobrar nada excepto los gastos en que incurrieran, las pensiones, y las dependencias, así como las verdaderas necesidades, serian “peccata minuta” para un país como el nuestro sin duda alguna. Así pues, por favor, que se dejen de cuentos, que afilen las tijeras, y,que empezando por ellos, destruyan este modelo inviable de sostener, se redimensionen a la muy baja, que apliquen los fondos recaudados a lo verdaderamente importante, necesario y justo, y que nos dejen de ofender y de tratarnos como si fuésemos imbéciles.
A reflexionar.
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