HABLEMOS DE ECONOMIA.
Costes de comercialización. L.
Soriano
El mercado nacional está hundido, eso no se le escapa a
nadie. Son varias las razones de la rotura de ventas y por ende la bajada de
ingresos de los comerciantes. La principal de ellas, es que el Estado en
general, que incluye a las cinco administraciones que sostenemos, detrae la práctica
totalidad de la renta disponible de la ciudadanía. A su vez, la falta de ventas
del comercio hace que la industria en general, acorte sus líneas de producción,
disminuya los stocks y la producción total. Al descender las unidades vendidas
hay dos factores clave que se modifican, los costes de las materias empleadas
en la producción y por la misma razón, los márgenes, que caen
estrepitosamente. En pocas fechas se
pasa de la situación de beneficios a la de cobertura de costes y si
continua o empeora, a la llegada de las
perdidas. Entre las partidas que afectan al cálculo de los márgenes, está la de
“costes de comercialización”. Esta partida es difícilmente susceptible de
rebaja, ya que abarca al equipo de ventas, que en estas circunstancias no es
razonable reducir para no perder cuota de mercado e intentar ampliarla. La comercialización normalmente pivota en dos
pilares, la interna y la externa. La comercialización interna se efectúa por personal afecto o dependiente de la
empresa fabricante. Vendedores en nomina con incentivos y gastos aparte es lo
habitual. La comercialización
externa, la preferida por las industrias, recae en agentes comerciales independientes,
especialistas en el sector de la actividad y dominadores de la clientela en el
ámbito territorial sobre el que actúan abarcando zonas determinadas. Estos no
tienen vinculo laboral alguno con las empresas, y la relación es muy tangencial
salvo en el aspecto de las ventas, ya que solo tienen el derecho de cobrar las
comisiones acordadas por las ventas realizadas. Lo demás está poco regulado y
en ningún caso favorece al Agente vendedor. Los gastos de viaje, combustibles,
alojamientos, manutención, mantenimiento de vehículo, seguros etc., se han
multiplicado en los últimos años. Sin embargo el precio de los artículos y la
comisión de venta, si ha variado es para bajar. Esto hace que los costos de
comercialización a cargo del Agente que solamente se remunera por ventas, a
veces solo directas y las mas veces solo las no fallidas, se disparen haciendo
imposible atender a la comercialización. Ni que decir tiene que en territorios
fragmentados, lejanos o topográficamente difíciles, con pocas posibilidades de
transporte público, así como los de climatología extrema o mal comunicados, los
costos se disparatan. Las mas veces
también, los muestrarios son voluminosos, ya que la informática esta reñida con
cierta venta que requiere muestras. Todo esto así,el Agente reclama mas
comisión ; el Empresario, abrumado por la bajada de ventas e ingresos, acuciado
por la fiscalidad confiscatoria que padecen, y por las normativas cada vez mas
incumplibles de corte “socialistoide”, disfrazadas de conquistas sociales o de
normativas de progreso, se resiste a elevar la remuneración de la durísima comercialización
en tiempos de crisis, con lo que condena a los Comerciales al infierno de lo
imposible. Si, las colateralidades de esta
crisis son tremendas, en todos los campos y los Vendedores o Comerciales, se
ven presionados para sufrir los costes gravosos de la comercialización sobre
sus exánimes ingresos y a aceptar cada vez más indignas situaciones de presión.
Con los agravantes de no tener derecho a coberturas ni a indemnizaciones ni a
vacaciones, ni a nada que puede suponer “normal” para otro tipo de colectivos. Salir
de este círculo es muy difícil, pero lo es aun mas sin la comprensión de los
ávidos recaudadores, solo preocupados por el momento presente y de pagar las
facturas de la elefantiásica administración que han creado para que la casta
política se refocilgue y viva muy alejada de la realidad social de este país.
Tenemos que salir del laberinto, tenemos que desalojarlos del poder, de grado o
a la fuerza, ya es de extrema necesidad. A reflexionar.
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