MARCA ESPAÑA- L. Soriano
Me gustan los
charcos y este es profundo. España tiene
una interminable lista e historia de héroes individuales, gente de una talla
inaudita como su osadía, valor y arrojo. Sin embargo el historial de gestas
colectivas es escasísimo, con los dedos de media mano se cuentan, y no sé si
exagero o me sobran dedos. Realmente la marca España es una falacia. Nos hemos
empeñado en ser “diferentes” y la verdad es que da especial pena en ver por lo
que generalmente somos recordados o
identificados. En los cuatro continentes, afortunadamente solo en dos se
nos menciona y a veces. América del
centro y sur con México en el Norte, donde se nos aprecia poco y algo en Europa, donde se nos ningunea muchísimo. En Africa, salvo para
insultarnos en Guinea y para jeringarnos en Marruecos ni se nos menta. Y en
Asia, salvo Ronaldo y Messi, que hacen anuncios en Doha y en Viet Nam, se nos
recuerda algo por el futbol y vagamente. Hemos vendido nuestro aceite a Italia
para que lo embotellara con su etiqueta, y nuestro vino a Francia para más de
lo mismo. Ahora nadie conoce nuestro aceite y pocos nuestro vino. Fabricamos
coches para alemanes, franceses, y para la Ford ( inglesa), pero nuestro, la
verdad, no hay nada. Y hasta nuestro Ave es Francés o Alemán. Tenemos sol,
playa, monumentos, fiestas, paisajes, paella, sangría y hasta burros y botijos
en Mijas. Pero por nuestra tecnología, industria avanzada, artículos de lujo o
innovación, no somos ni de pasada mencionados. Más bien por lo contrario, por
desastrillos, informalones, glotones y
fiesteros, a la vez de mediocres y baratos. Salvo honrosas y aisladas
excepciones, que las hay y muy brillantes al hilo del primer párrafo. Es así y
ahora no me vengan a sacar el orgullo patrio ni a ofenderse por el ataque a la
dignidad nacional. Además aquí, no tenemos sentido de la unidad ni de la
bandera, ni los gobernantes se hacen respetar ni son hombres de Estado sino
hombrecillos minúsculos y bizcochables. Casi todas las Provincias o “Autonomías”
se quieren separar o plantean disputas respecto al Centralismo para que ni se
les ocurran cercenar sus Virreinatos o por falsas ilusiones imaginarias
surgidas de manipular la historia. Estamos acostumbrados a multiplicar el
precio de la obra pública, presupuestar
temerariamente y luego “ya veremos” que con el amiguete de turno
resolveremos. Tenemos un “embajador” para países Satrapeños y dictadores caribeños, que mata
elefantes y se empeña en empañar más la imagen ya fatídica de nuestros aviones
oficiales de desecho. Salvo
contadísimas y honradísimas excepciones
también de “heroísmo empresarial
individual”, nuestra industria es Mickey Mouse en general, y no podemos compararla
con la Americana, la sueca, la japonesa, La coreana, la Alemana ni la italiana.
Nuestra aportación al lujo mundial, ni se asoma a la francesa, ni mucho menos a
la italiana. Y en astilleros navales de
lujo no somos nadie en absoluto, en
comerciales poca cosa. En fabricación de autos de marca propia no tenemos nada
y menos automóviles de alto “standing” que nos
hagan solos propaganda, ni en electrónica, ni en telefonía, ni en nada
en general. No quiero amargarles el asunto y que me cojan ojeriza por señalar
las “verdades” de nuestra escasísima capacidad
de asombrar al mundo en el terreno industrial o comercial. Llenos de
profesionales de altísimo nivel en la Sanidad, el haber apostado por la pública,
inviable por su desastrosa gestión, ha
hecho que tampoco aquí seamos referente salvo para que un día dábamos atención
universal y gratuita con muchas carencias y listas de espera. No tenemos universidades importantes,
muchas si, de nivel ni hay ni se
esperan. En fin, que no sigo en la
autocritica porque llega a la flagelación y por ahí no quiero pasar. Supongo
que creerán que echarle la culpa a la barahúnda de ineptos políticos de las que hemos sobrevivido y padecemos,
pueda parecer socorrido y recurrente. “Piove….porco governo”. Pero es que si dijera otra cosa tendría la sensación
de mentirles a ustedes. Somos un país
turístico que hemos apostado por lo barato, lo cutre y lo “Belén Esteban”. Aquí
no se nos nombra para cosas de alta tecnología, gran diseño, o de alta costura
o confección y acabado. Y eso es tremendo para ser un país europeo, con
impuestos más altos de la media y con estructura complicada que ralentiza
actividad y desarrollo. Somos la mano de obra barata de Europa, pero con costos
laborales mucho mayores que los suecos, con una estructura institucional
insoportable y con una fiscalidad confiscatoria incumplible que nos deja
indefensos y provoca el sumergimiento de muchísimos profesionales o autónomos
por pura supervivencia. La
marca España, entre mas tardemos en de verdad crearla y entre más nos
felicitemos por lo bien que esta sin acometer su creación, peor será para
nosotros y mantendrá encantados a nuestros vecinos que se ocupan de vendernos y
no de comprarnos. A reflexionar-
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