HABLEMOS DE
ECONOMIA.- EMPRENDEDORES.-
L.
Soriano
Les confieso que
ya el “palabro” emprendedores me duele oírlo. Se han empeñado y conseguido con éxito
que la acepción empresario sea demonizada y sinónimo de opresor, evasor,
explotador y demás tópicos maléficos acuñados por esa izquierda de falsa hegemonía
moral y a veces defensores de asesinos, pero aceptados con normalidad por la población
mayoritaria. Son la antepenúltima “ocurrencia”
de nuestros políticos nefastos y atrevidos. Que además jamás han tenido que
pelear por nada ni ganarse su paga con su esfuerzo sino con el medrar y trepar.
Alguno oposito, sin duda, pero de negocios y empresas en competencia no tienen
ni idea. Si es en monopolio o con ventaja, es otra cosa. La noticia de que este año ya han cerrado más “emprendedores”
que en todo el año pasado, es la que provoca mi reacción literaria menor. Los
que agarran subvenciones, cuando estas se acaban, se ven abocados al cierre,
porque no hay espíritu empresarial al emprender. Solo huir de las garras del
paro, de la disciplina o de la obligación. La búsqueda de un salario prima
sobre la búsqueda de un trabajo estable. Sin embargo, el problema principal por
el que fracasa tanto emprendedor, no está en ellos, ni en que los negocios que
inventen o pretendan sean malos en sí mismos. Normalmente funcionan en
cualquier parte del mundo occidental o de corte Democrático/liberal. El problema, los problemas,
los da el país en que se desarrolla la actividad. Y en este país es inviable
cualquier tipo de negocio “a pecho descubierto”. Sin padrinos, sin “ayudas” sin
“enchufes” relacionados con la actividad pública, y en competencia
moderadamente normal, en España es inútil montar nada por muy novedoso que sea
y menos que dure en el tiempo. No me dirán que es una casualidad el cierre de
mas de un millón de empresas, la destrucción del tejido comercial, industrial y
profesional, y los 6 millones de parados reales, de verdad, incluido autónomos,
formandos y demás ocultados a la estadística.
Por lo expuesto, les sugiero, como profesional, que ni se les ocurra
montar ningún tipo de negocio en este país, mientras la suma de las
obligaciones laborales personales y con los trabajadores, de los impuestos, y
adelantos que recaen en las actividades, tasas, permisos, cánones y demás obligaciones,
sean muy superiores a la capacidad de generar beneficios y de establecer un
precio aceptante que pudiera cubrir tanta fiscalidad, obligación o burocracia. “Ellos”
se lo llevan todo a sus gastos corrientes, y eso si que no se recorta, por
Dios, no. De lo demás lo que sea, pero de sus gastos, derroches y destino sin
control de la recaudación, eso ni se toca. Hoy por hoy, es absolutamente
imposible, con unos impuestos que sacan la sonrisa de los suecos, con unos “costos” fijos elefantiásicos
antes de empezar a contar con algún beneficio, y con la deprimida capacidad de
consumo de la población por la voracidad recaudatoria enfermiza de nuestras haciendas, no hay
manera. La suma de la esperanza de ingresos es entre un 30 y un 50% menor que lo que la normativa fiscal y las de obligado cumplimiento posibilitan a obtener.
Como dirían mis
amigos americanos “ Forget it”.
A reflexionar.
1 comentarios:
Estimado Lorenzo. Sería oportuno hacer llegar, este comentario, a todos los oídos posibles, no por el mero hecho de herir tímpanos adormecidos, sino para reactivar conciencias en pro de un cambio radical contra la demanda y exigencia "especulativa" de quienes nos desfalcan. Un abrazo.
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