DERIVA. L. Soriano
La semana pasada llamo mi atención y me lleno de preocupación, un artículo
del valiente compañero Liberal Hermann T. Normalmente, ante la avalancha de
oferta de lectura, tengo que seleccionar. Así, lo que capta mi curiosidad, lo
separo y si capta mi atención, ahí queda. Este escalo un lugar en mis
actividades y no solo me preocupo el mensaje sino que me decidió a escribir
este alegatito que les elevo a su reflexión.
Evidentemente vuelve el
turno cíclico de los experimentadores sociales. Me recuerda al “mítico” J.S
Reed, quien ilusionado con la revolución de octubre Rusa, fue el pionero de los
periodistas que abrazaron con tanto ímpetu la frontera que les toco vivir, que
no solo apoyaron y justificaron todas las tropelías que se dieron sino que
colaboraron activamente en ellas. Un Play Boy de Oregón nieto de archimillonarios mineros, dedico su corta e
intensísima vida a una causa que si bien en su origen tuvo gran justificación,
muy pronto devino en lo que siempre acaban las revoluciones. Devorando a sus
hijos. El no lo vio afortunadamente, quien conoció a Lenin, a Trotsky e intimo con
Zinoviev, no asistió por su prematura muerte, a la conversión del sueño en sangrienta pesadilla, pero
contribuyo a ella con el apoyo y con la difusión del mensaje.
Pues Bien. Si buscamos
paralelismos, dirán que distintos y distantes, puntualización que aceptare, el
origen siempre es el mismo. La negación de la clase dirigente a ceder el poder,
a alternarse, a repartir derechos y deberes y a dejarse controlar por las leyes
que a los demás afectan. Se repite machaconamente a lo largo y ancho de la
historia. Grecia Antigua cayó por laxitud y miedo. Roma cede ante Aníbal que no remata,
pero Atila termina con el Imperio, con la ayuda inestimable de los ciudadanos
romanos. En España por poner algo más cercano, cae la monarquía de Alfonso XIII
porque todos querían de una vez la republica. Nunca una revolución se hace con
el poder sin el apoyo de la Burguesía o de la clase media actual. Europa se
deshace porque los europeos, hemos perdido nuestros valores, despreciamos
nuestro pasado y nuestras creencias y convicciones. Lo que nos hizo fuertes e
invencibles, hoy nos parece crispante y chirriante. Abrazamos a nuestro enemigo,
les regalamos derechos y Billones para que como Moctezuma a Cortes no se
acerquen y nos dejen en paz, exitando la codicia de los que queremos aplacar. Defendernos, ni queremos ni podemos además de creer que no debemos. Grecia se hará
comunista en breve, y ya sabemos que hacen los comunistas cuando son mayoría.
Francia para el otro lado, con la sucesora de Le Pen, más moderada, arrasara en
las elecciones o al menos habrá que contar con ella para todo. Holanda se
radicalizara con su problema Islámico. Dinamarca, Suecia y Noruega, lo harán también
aunque más tarde. Bélgica ya esta dividida. Hungría, ya ha anunciado su
Presidente Viktor Orban, abandona el modelo liberal democrático occidental. España
rota por varios frentes, y con fuerzas de ultraizquierda que abrazaremos por
dos razones. Una porque son los únicos que amenazan al poder inmovilista con
cierta posibilidad de preocuparle y dos
porque la clase media, sus “compañeros de viaje” no aguantan más presión,
ninguneo, confiscación y chantaje moral de los partidos tradicionales adictos
al modelo que abarca el sistema. Eso de que si no somos nosotros los demás
serán peores está por ver. Cuando se nos niega a los ciudadanos el futuro
nuestro y de nuestros hijos, cuando sin el menor escrúpulo asaltan las Arcas
del Estado, colocan a sus allegados y afines en puestos inalcanzables para el
resto, algunos inventados o sin función alguna, y se nos obliga a pagar para
mantener un tinglado del que solo ellos son beneficiarios, se puede esperar que
ocurra lo peor. Entonces habra quienes propongan explorar otras opciones distintas a una "Democracia ausente de espíritu democrático", valida solo para que la Elite se perpetue, mantenga en el poder y beneficie a sus acólitos. Cuidar de "su" especial democracia, eso si, sin practicar la autentica lleva a estos peligros ya vistos en la historia reciente. El caso es que lo saben,
pero les gusta aguantar hasta que ya no hay remedio y hasta que llevarse todo el
botín o rapiñar los restos. No deberán quejarse pues, si ocurren cosas
inevitables y aparentemente desmesuradas. A reflexionar.
0 comentarios:
Publicar un comentario