FOCUS FROM
LONDON. L Soriano
Motivos
profesionales me han traído a Londres unos días prenavideños. Tengo que admitir
que soy urbanita y Londinense. Para mí y la conozco desde 1970, es la mejor
ciudad del mundo en todos los aspectos.
Y que no tenga mar no me la disminuye. Menudo rio tiene en compensación
si falta hiciera. Al llegar a La capital del Reino Unido, fundada por los
romanos en el año 50 de nuestra era como
Londinium colonia, es el centro cultural y económico de los países occidentales
en Europa. Los habitantes del Reino unido, además sienten un gran orgullo
de ser y pertenecer al “Imperio”, a la Commonwealth, de donde nadie quiere
salirse, y su historia llena de luces y sombras es la historia de Occidente.
Londres es una ciudad acogedora, amable al visitante, cosmopolita y organizada.
Con un sistema de transporte único en el mundo, en frecuencia y acercamiento, y
que además hasta te regalan el billete si se retrasa más de lo debido. Y donde
uno se siente respetado, protegido, con derechos. Cierto que algunas cosas son
caras o muy caras, pero para eso la oferta es multitudinaria y al final siempre
se encuentra el precio asequible y ajustado a las exigencias y preferencias. No
he visto en esta semana un solo local comercial vacio, en se traspasa o en se
vende. Todos además con actividad, extrema o media, pero continua. Debo deducir, que la política fiscal es
adecuada para el pequeño comercio, que sobrevive muy bien a los grandes centros
comerciales abarrotados de compradores, como Selfridges o Harrods, como Harvey
& Nichols o Primark o Mark & Spencer y Peter
Jones. El Winter Land del Hyde Park, es algo extraordinario, de
limpieza y organización. Ver un papel en el suelo es inaudito. Y también
debo colegir que los consumidores tienen margen monetario para gastar, ya que
al parecer el fisco prefiere impuestos indirectos a recibitos fijos sea cual sea la situación del ciudadano,
importándole una higa si puede pagar o no, como aquí ocurre. El secreto del
sistema es crear las bases para que se desarrolle el comercio, la industria,
los negocios, el ocio, la música, el teatro o el cine y que los ciudadanos
puedan asumirlo, disfrutar de lo que su esfuerzo o ambición les permita sin la
abusiva intervención Estatal. Una libertad que mantiene Cromwell road, en
homenaje al General campesino que ajusticio al Rey Carlos, y no pasa nada. Que país.
Quien pudiera. Donde los Jeques árabes, los
millonarios rusos o chinos, los emigrantes rumanos, paquistaníes, indios, hongkoneses, italianos,
españoles, gibraltareños, y prácticamente todo el mundo en general, quieren vivir y disfrutar de la
“Pax Britannica”, el último puerto seguro de Occidente en esta parte del mundo.
En fin, he sentido mucha envidia, por el orgullo de los ingleses, y por la casi
perfecta gestión de sus gerentes. Ni que decir tiene que miles de españoles
había, y no solo en sus calles, sino trabajando en sus comercios e instalaciones.
Muchachas preparadas, con estudios superiores dignamente empleadas en tiendas
de moda, bancos u oficinas. Jóvenes emprendedores,
de creativos, financieros, bármanes o
animadores. La savia nuestra alimenta a Albión. Como la de tantas otras
nacionalidades, etnias o comunidades, todas en armonía y en razonable convivencia. La diferencia en
comparativo con nuestros gobernantes es abismal. Con el Rey anterior ni
comentarlo. El abraza gorilas mataelefantes nuestro, y la nefasta monarquía que
instauro, así como el poco respeto que inspiraba a una gran mayoría no es
comparable con la inglesa ni en el forro. Ni que decir de los gobernantes, que
dimiten por cualquier gansería, que dan y cuelgan en internet cada segundo el gasto y el ingreso de las
cuentas públicas. Y que jamás quisieron la Unión Monetaria porque no creyeron
en este Euro maldito, y que en cualquier momento romperán los últimos lazos con
esta Europa y la dejaran caer en su abismo porque no es nada más que una entelequia, donde UK es
un pilar tan indispensable que sin ella, explotara sin remedio más rápidamente.
La cuasi inexistente corrupción, la educación, la cultura, la justicia, los
impuestos, la energía, las comunicaciones, la organización la gestión, el
orden, limpieza, su imagen de marca y de país así como su patriotismo generoso les aleja tanto de nosotros
que ni siquiera merece la pena intentar compararnos. Nos llevan 200 años de
ventaja. Hagamos que algún día podamos siquiera
parecernos a ellos en muchas cosas. A reflexionar
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