EL REBUSCO.- L.
Soriano
Asoma a la prensa
estos días, la polémica del “Rebusquito”. Es una imagen de este país, que por
una parte, interesadamente, nos lo intentan situar a empujones en una Europa en
la que no creemos y a la que no pertenecemos, y por otra, afloran y salen a
relucir nuestras características más carpetovetónicas, idiosincrasias curiosas y costumbres ancestrales.
Este país no es
el que le gustaría que fuera a los políticos. Es un lugar donde se recauda a
niveles suecos, se dan servicios a niveles Guineanos, y muchos de nuestros paisanos sobreviven “buscándose la
vida” por los palangres de las riberas. La España profunda se asoma y se
muestra desnuda con los olvidados de protagonistas, en la crisis más grave desde la postguerra. Estos gobernantes que padecemos, pretenden hacernos
creer que esto es Europa, que esto es una democracia, que podremos sobrevivir y
avanzar con tanto mangante colgando y que podemos cumplir las desnortadas Leyes,
las más absurdas normativas, las
aberrantes regulaciones, o las reglamentaciones más peregrinas que se les
ocurran. Y que además podemos aguantar unos impuestos, tasas, cuotas, y cánones
“europeos” con los salarios, los márgenes,
beneficios y capacidad de gasto que tienen la inmensa mayoría de los españoles.
Todo para su conveniencia y permanencia en sus poltronas y cargos únicamente. Y así nos va. No, nada es
casualidad. Conformarnos con que el paro este alrededor del 30% y que esto sea
un éxito, no es triunfalismo, no es que sea mentira latente, es que es insulto
agresivo. Cuando más necesidad no se puede pasar lo siguiente es mejorar o
morir. Ergo si estamos vivos, es que nos hemos adaptado, empobrecido, o
laminado, no que estemos mejor, ni siquiera mejorando. En fin, descubrir que había miles de personas
que en este país aun se tienen que dedicar al Rebusco, y que hay todo un mercado
y tinglado comercial a este entorno, es sorprendente, solo por ocurrir en la no
sé qué nº de economía del mundo que dicen los papeles que somos. Pero lo de regularla, o
prohibirla ahora para el que recoge las migajas de las sobras de sus banquetes,
se mueran de hambre o luchen por la paupérrima subvención- léase compravoto-
que ofrecen los gobiernos, es ya patético y trágico al haber traspasado la categoría
de dramático. Ha fracasado el sistema, ha fracasado el modelo, han fracasado
los políticos, salvo en la protección y blindaje de sus privilegios donde el
triunfo es tan abrumador que oculta todo lo demás. A rebuscar entre las
personas justas, honradas y cabales, sin intereses personales que puedan quedar
en este país y estén dispuestas a regenerar todo, de arriba abajo, de norte a
sur, de naciente a poniente. Si no lo hacemos, por seguro que otros lo harán y
puede que sean los simios que nos acechan ofreciéndonos sus “benefactoras
dictaduras” como soluciones a los inmovilismos suicidas. A reflexionar.
1 comentarios:
Se puede decir más alto, pero NO MÁS CLARO.
Publicar un comentario