corruptio






CORRUPCION.- Una de cada clase.              L. Soriano




Lamento si hiero alguna sensibilidad, pero creo que no hay en este país, Ningún político no corrupto. Sé que me repito, pero por acción u omisión, Todos lo son o están de alguna manera implicados. Sin embargo, aunque se trate de una percepción, a la cual no puedo admitir refutación, tratare de argumentarlo por sobrado argumentario al que acudir. Observen el caso Pujol. Aun en la calle todos. Sinceramente, sin esconderse tras las machangadas de presunciones, ya que hasta el mismo Capo se ha visto obligado a aceptar lo evidente, creo que nadie en Cataluña, que este en las instituciones o en la vida pública, semipública o privada de cierta implicación, desconocía las andanzas del Ubú. Cómplices a miles, pero, conocedores, y consentidores, todos los demás. No me vengan los “Sormariadelamorhermoso” a decirme que no generalicemos, y se escondan en que no “todos” son iguales. No, es cierto que los haya peores, pero ninguno se libra ni son mejores por solo callar. La obligación de denunciar es preceptiva en cargos públicos, cualquier anomalía detectada en comportamientos desviados o mala praxis debe ser puesta en conocimiento. Se puede hacer con prudencia, recabar pruebas, negociar la denuncia para quedar al margen, miles de opciones. Menos la de callar como cadáver maloliente. En occidente normalmente no hay inspectores, los compañeros son los que “denuncian” al Infractor o “listillo”, el corporativismo es a otros niveles. En nuestro país eso es “chivatismo”, muy mal visto en nuestra cultura latina. Así que unos a callar y otros a comprar silencios. Los controladores que los hay, ¿como no iba a haberlos?, están por dejar pasar y no dar lata unos y otros a taparlo  directamente.  Por tanto pues, hay que regenerarlo todo. Absolutamente todo. He esperado durante lustros que Banqueros, empresarios, políticos, ex presidentes o funcionarios de altas instituciones nos “salvaran” y denunciaran la ciénaga corrupta que anega todo. No, ni ninguno, ha traicionado la “omertá”. Más allá de lo que la camorra Siciliana llevaría esa ley mafiosa no escrita del silencio absoluto. Claro que, y solo por poner un corto ejemplo, incluso en los excrementos, decía Baccina y Ponce, “hay categorías y clases, modos y formas, aspectos y olores. Los de los Reyes que comen lo mejor, y la de los marineros del Maluco que comen rata y cuero”. Me explicare o al menos lo intentare. La corrupción del PP, es como todo lo suyo, elitista, con carrera y oposición, de corbata. Desprecian a todos de manera vil y arrogantemente soberbia, y se lo llevan crudo y a paladas de cienmillones, unos pocos de ellos únicamente. Es una corrupción “poco social”. La de Juan Palomo. Los demás que “se jodan y bailen”. Implica pues mucha corrupción taifada con satrapías de a tres o cuatro muy repartidas por la piel de Toro. Pero beneficia a pocos gatos y dos perros. Y el botín nunca aparece. La  de los nacionalistas, es de reparto introvertido. Y el silencio hiela el ambiente. El que hable es laminado social, fiscal y culturalmente. La cañonera mediatica Localista en poder del One, es tremenda y da miedo. La coima o convoluto adjudicado a dos o tres bizcochables figuras de la variada oposición como medida primera, les permite el salvoconducto para sus fechorías con la opacidad, inmunidad e impunidad que les proporciona los beneficiarios del canon pagado. Son listos para el delito y la propaganda, así como generosos con el silente testigo. El tesoro pirata aparece en parte pero no se devuelve jamás. Por último, en este reducido ejemplo de división simple, se sitúa la “corrupción comunal”. Bestiales cantidades, pero repartidas entre decenas de miles de ciudadanos. Vgr. Eres de Andalucía. 4.000 millones de euros y aumentando. 200 detenidos, 500 imbricados, entre 500.000 beneficiarios (votantes seguro) clientelares del socialista de turno. Un puñadito para cada uno y siempre cuidados por el “comisario” de barrio. La bolsa esta “sulfatada” entre mucha gente y diluida en comida y juerga. La lluvia fina.




Mientras “se pueda” ejercer la corrupción, esta aparecerá en cada esquina para llevarse el fruto del trabajo, de nuestro trabajo, de los que trabajamos. Las instituciones que deben controlar no solo no hacen nada sino que se aprovechan para trincar lo que más puedan antes de entregar la cuchara. Tributaria, Banco de España, CNMV, UDEF etc. Vergonzosas actuaciones sesgadas donde siempre pierde el ciudadano, ya que recuperar no se recupera nada de lo estafado y menos de los “sobrecostes” aplicados. Eligen políticamente a uno entre mil, lo exhiben de trofeo, distraen la atención mientras la Gran Corrupción con nocturnidad, se lleva ríos de utilidades, soterrada, silenciosamente. Pero aun así, el trofeo, no nos devuelve nada, ni confiesa, ni aclara nada. Y se acusa al ciudadano de “sumergido” de dar poca sangre para satisfacer a los vampiros. Ah, !ahí está, esa es la causa! Que pagamos poco, no que ellos gastan, roban, malversan y estafan, mucho, mucho mas de lo que se puede soportar destruyendo la economía real. Y los medios, corean, “sumergidos pagar”, así se podrá gastar mas. No se establece “gastar lo que se tiene sino recaudar lo que se gaste”. Gastar y endeudarse en Megalomanías, innecesarias las mas veces para nosotros pero, con jugosas recompensas para unos cuantos de todo color, eso sí. La corrupción es por si misma una partida económica importantisima que mueve consumo y gasto, negocio y beneficios al gastar y derrochar los corruptos su dinero. Si denunciamos se esconde, si los dejamos llenan los muelles de Yates, los garajes de altas gamas, los terrenos de casas lindas ajardinadas. Pero solo ellos disfrutan del todo, al final nosotros les pagaremos sus deudas contraídas en hipotecas impagables y en créditos vencidos. Sin haber disfrutado de las mieles de “su éxito”. Como Como podrán suponer, arreglar esto que esta incrustado en los genes, requiere intervención divina y 500 años. Y ni seguro estoy. Pero como decía Lao Tse, "el camino de mil millas empieza con un simple paso". A reflexionar









Memoria selectiva




Artículos


12/10/07 - Memoria (Y poca historia)
Lorenzo Soriano



Las sociedades libres y modernas, y por esa misma razón, por ser libres y modernas, se permiten siempre cuando llegan a su cenit de civilización y bienestar, adoptar unos tópicos impuestos por los totalitarios, antidemócratas y partidarios por una u otras razones de la destrucción de los Estados, o para imponerse desde la destrucción, o para cambiar la historia que no conviene al discurso nuevo. Es el principio de su fin.
Mao y Stalin, así como su aventajado alumno Castro, borraban y borran de las hemerotecas, las fotos de los antiguos camaradas caídos en desgracia o purgados. Pol Pot, Ho-Chi y los de sudeste asiático,  después de marcharse los USA mataron, hasta hoy, a mas de 10 millones de seres humanos, algunos solo por llevar gafas o tardar en reprogramarse en los campos de reeducación.  Exiliados en Siberia o hacinados en GULAG, y su ocultación hasta Chernobyl, son otro de los éxitos de los “pacifistas” y ecologistas peligrosos para la vida humana.
Las dictaduras son de derechas,-dicen-, cuando ya solo quedan de izquierdas, los judíos y cristianos son fundamentalistas como los árabes, cuando hace mas de 500 años que no, que ya no, los Castrismos y Maoísmos son soluciones para los pueblos, cuando son, hambre, miseria, represión y muerte. Los americanos son imbéciles, cuando en educación, sanidad, comunicaciones y en casi todo, son los primeros a muchísima distancia de los segundos. La Republica Española del 31, era un paraíso, cuando eran una manada de desquiciados que querían acabar con los demás, todos, tuvieran o no el poder de las urnas. Contra el Tópico, cultura , lectura, historia y contraste.
Ni las Cruzadas se formaron por generación espontánea, ni Videla cayo de Marte sobre Buenos Aires, ni Franco, se levanto una mañana dispuesto a Jeringar a los españoles unos 8 lustros o quinquenios.
Lo que ocurre es que los totalitarios de izquierdas, ganan la batalla de medios, por el complejo de los profesionales de la comunicación, los artistas, escritores y cineastas, que suponen que ser totalitario y represor, pero con marchamo izquierda, es positivo.
Gadaffi lo tenía claro. Yamairyya Libre y Socialista, se llamó, y triunfó en el mundo. La más atroz de las dictaduras europeas después de la II Guerra, se llamaba, Republica Democrática Alemana, y así.
Stalin, como les he comentado se alía con Hitler el primero, y luego, cuando Von Paulus acorrala a Kruschev en Stalingrado, crea el plan para borrar ese pacto de la historia. Hoy en día, un Nazi, no es un Nacionalista y un Socialista asociado a obreros alemanes, no, es un individuo de derechas, cristiano, amante de la familia , con estudios medios al menos y cargado de valores humanísticos y democráticos. Nada más alejado de lo que Hitler predicaba. Pero el iletrado, lo da por sentado y ni admite careo. Es la Ley.
Pablo Iglesias era un incendiario, no un demócrata, ni que decir de Indalecio, Largo Caballero, Negrin, el del expolio del tesoro del Banco España, e incluso Besteiro al principio, animados por el triunfo Bolchevique, querían hacernos nuevos. Lean la lista de los " Amigos de la Union Soviética del 34", hasta Pemán estaba allí. Carrillo era algo peor que eso y sus consignas eran cargarse a todo el que le estorbara en su camino y meta, de cumplir las ordenes recibidas y provocar la guerra civil. Calvo Sotelo no era muy demócrata, pero matarlo no era una solución sino provocar la guerra, que tampoco fue por generación espontánea.
Mi abuelo estuvo en la torre de Torrente, preso por falsas acusaciones de quien se quería hacer con sus cosas. Era muy crítico y en eso se apoyo la acusación. Nada había hecho, no mato a nadie, ni torturo a nadie, ni saco a pasear a nadie. Lo soltaron al cabo y aquí estoy yo.
Querer plantarnos ahora a la “idílica republica”, no es más que una molesta y trágica broma. Era unos canallas antidemócratas, que querian exterminar a quien no pensara como ellos, y desde Ortega a Azaña, de ellos mismos, nos lo confirman. Y estaban en democracia cuando saqueaban, asesinaban y violaban,
Los "canallas Franquistas", que se vengaron, aunque después, al menos nos libraron de ser Albania, y ahora nos estaríamos despertando del “sueño” comunista, y tendríamos un Puttin y una mafia, y estaríamos en la ruina, la miseria, la ignorancia y el horror. Y no simulaban que era democracia.
Yo no lo hubiera hecho, ni lo apruebo, pero me desespera ver que se juzga acontecimientos de una Europa totalitaria del 30, con parámetros democráticos (a pesar de ZP), del 2007.
A leer, y a que no nos intoxiquen con típicos tópicos. Pocos son ciertos.
Ah! Y a Reflexionar, como siempre

 


 

E de la Boetie, La sumision o servidumbre voluntaria


 

 

 

 
 
 
   SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
Por Étienne de La Boétie
 
 
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La famosa imagen de La libertad guiando al pueblo, de Delacroix es el opuesto de la situación de sometimiento a la tiranía sobre la que Étienne de La Boétie medita en su notable ensayo Sobre la servidumbre voluntaria.
 
   Durante su breve vida, Étienne de La Boétie (1530 -1563) produjo uno de los textos fundamentales en la reflexión sobre la libertad. Su inquietud esencial era desentrañar el porqué los hombre se someten a los tiranos cuando, de unirse, podrían alcanzar rápidamente su liberación. La cuestión a dilucidar son las razones de la obediencia voluntaria de los muchos al poderoso: "Si un tirano es un solo hombre y sus súbditos son muchos, ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud?". Un tema de psicología y filosofía políticas. La Boétie alentaba la "derrotada de manera automática" de la tiranía si los hombres se niegan a tolerar su propia esclavitud. La Boétie no era partidario del tiranicidio, de la muerte física de la persona del tirano, porque "matar" a un tirano consiste en destruir su poder mediante el retiro no violento del apoyo o consentimiento a su autoridad. Así, se mata no a un hombre sino a la tiranía misma. La posición libertaria de La Boétie en pleno siglo XVI, en el comienzo de las monarquías absolutistas, es un antecedente del gesto liberador de la ilustración y del Contrato social de Rousseau, de la resistencia no-violenta y la desobediencia civil de siglos posteriores.
El Discourse fue escrito alrededor del año 1553. En este siglo se construyeron los cimientos del llamado "antiguo régimen" del absolutismo monárquico francés. Era la época del Rey Francisco I.
   La Boétie procedía de una familia acomodada; eso le permitió escapar del analfabetismo, la miseria y la enfermedad que castigaban a buena parte del pueblo. El hambre era un tremendo flagelo. La Francia del siglo XVI poseía una población de alrededor de 16 millones de habitantes. Era entonces la nación más civilizada y populosa en Europa. Con el propósito de obtener recursos para la guerra, el rey Francisco vendía títulos a los "nouveaux riche", quienes, mediante el oro, compraban un lugar en la aristocracia.
  El discurso fue escrito cuando La Boétie era un estudiante de abogacía en la Universidad de Orleáns, vinculada con los hugonotes y con posturas heréticas. El ensayo surgió puntualmente como consecuencia de la Revuelta de la Gabela en Bordeaux. La gabela era un impuesto que se aplicaba sobre la sal, y que era vivamente rechazado por el pueblo. Esta tensión provocó que los disidentes asesinaran al director general de la gabela y a dos de sus oficiales. Como castigo, el gobierno sentenció a muerte a ciento cuarenta personas, azotó a otras, e impuso desaforadas multas.
  Espoleado por estos hechos, La Boétie se preguntó por las condiciones que permiten que uno solo someta a los muchos. Las principales causas de esta situación las encontraba el joven jurista galo en la manipulación de la educación por los poderosos para estimular el olvido del don de la libertad. Y en la estimulación de costumbres de juegos y prácticas, que también disipan el natural apego del hombre a la vida libre. El texto del joven La Boétie llega a la actualidad luego de muchas peripecias, en su tiempo, vinculadas con la censura. En este momento de Textos olvidados de Temakel, presentamos tres momentos claves del Discourse. La meditación de La Boétie es especialmente pertinente para pensar la posible continuidad de las formas de destrucción de la conciencia y de la real práctica de la libertad en el mundo moderno.
 
   SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
Por Étienne de La Boétie
 
1. El valor de la libertad.
"No veo un bien en la soberanía de muchos; uno solo sea amo, un solo sea rey". Así hablaba en público Ulises, según Homero. Si hubiera dicho simplemente: "No veo bien alguno en tener a varios amos", habría sido mucho mejor. Pero, en lugar de decir, con más razón, que la dominación de muchos no puede ser buena y que la de uno solo, en cuanto asume su naturaleza de amo, ya suele ser dura e indignante, añadió todo lo contrario: "Uno solo sea amo, uno solo sea rey".
No obstante, debemos perdonar a Ulises quien, entonces, se vio obligado a utilizar este lenguaje para aplacar la sublevación del ejercito, adaptando, según creo, su discurso a las circunstancias más que a la verdad. Pero, en conciencia, ¿acaso no es una desgracia extrema la de estar sometido a un amo del que jamás podrá asegurarse que es bueno porque dispone del poder de ser malo cuando quiere? Y, obedeciendo a varios amos, ¿no es tantas veces más desgraciado? No quiero, de momento, debatir tan trillada cuestión: a saber, si las otras formas de república son menores que la monarquía. De debatirlas, antes de saber que ligar debe ocupar la monarquía entre las distintas maneras de gobernar la cosa pública, habría que saber si hay incluso que concederle un lugar, ya que resulta difícil creer que haya algo público en su gobierno en el que todo es de uno. 
  De momento, quisiera tan sólo entender como pueden tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones soportar a veces un solo tirano, que no dispone de más poder que el que se le otorga, que no tienen más poder para causar perjuicios que el que se quiera soportar y que no podría hacer daño alguno de no ser que se prefiera sufrir a contradecirlo. Es realmente sorprendente -y, sin embargo, tan corriente que deberíamos más bien deplorarlo que sorprendernos- ver como millones y millones de hombres son miserablemente sometidos y sojuzgados, la cabeza gacha, a un deplorable yugo, no porque se vean obligados por una fuerza mayor, sino, por el contrario, porque están fascinados y, por decirlo así, embrujados por el nombre de uno, al que no debería ni temer (puesto que está solo), ni apreciar (puesto que se muestra para con ellos inhumano y salvaje). 
¡Grande es, no obstante, la debilidad de los hombres! Obligados a obedecer y a contemporizar, divididos y humillados, no siempre pueden ser los más fuertes. Así pues, su una nación, encadenada por la fuerza de las armas, es sometida al poder de un solo (como la ciudad de Atenas a la dominación de los treinta tiranos), no deberíamos extrañarnos de que sirva, debemos tan solo lamentar su servidumbre; mejor dicho, no deberíamos no extrañarnos ni lamentarnos, sino más bien llevar el mal con resignación y reservarnos para un futuro mejor.
 Nuestra naturaleza es tal que los deberes cotidianos de la amistad absorben buena parte de nuestras vidas. Es natural amar la virtud, estimar las buenas acciones, agradecer el bien recibido e incluso, con frecuencia, reducir nuestro bienestar para mejorar el de aquellos a quienes amamos y que merecen ser amados. Así pues, si los habitantes de un país encuentran entre ellos a uno de esos pocos hombres capaces de darles reiteradas pruebas de su predisposición a inspirarles seguridad, gran valentía en defenderlos y gran prudencia en guiarlos; si se acostumbraran paulatinamente a obedecerle y a confiar tanto en él como para concederle cierta supremacía, creo que sería preferible devolverle al lugar donde hacia el bien que colocarlo allí donde es muy probable que haga el mal. Empero, es al parecer muy normal y muy razonable mostrarse buenos con aquel que tanto bien nos ha hecho y no temer que el mal nos venga precisamente de él.
 Pero, ¡oh, Dios mío!, ¿qué ocurre? ¿Cómo llamar ese vicio, ese vicio tan horrible? ¿Acaso no es vergonzoso ver a tantas y tantas personas, no tan sólo obedecer sino arrastrarse? No ser gobernados, sino tiranizados, sin bienes, ni parientes, ni mujeres, ni hijos, ni vida propia. Soportar saqueos, asaltos y crueldades, no de un ejército, no de una horda descontrolada de bárbaros contra la que cada uno podría defender su vida a costa de su sangre, sino únicamente de uno solo. No de un Hércules o de un Sansón, sino de un único hombrecillo, las más de las veces el más cobarde y afeminado de la nación, que ni siquiera husmeado una sola vez la pólvora de los campos de batalla, sino a pensar la arena de los torneos, y que es incapaz no solo de mandar a los hombres, sino también de satisfacer a la más miserable mujerzuela. ¿Llamaremos eso cobardía? ¿Diremos que los que se someten a semejante yugo son viles y cobardes? Si dos, tres y hasta cuatro hombres ceden, uno, nos parece extraño, pero es posible; en este caso, y con razón, podríamos decir que les falta valor. Pero si cien, miles de hombres se dejan someter por uno solo, ¿seguiremos diciendo que se trata de falta de valor, que no se atreven a atacarlo, o mas bien que, por desprecio o desdén, no quieren ofrecerle resistencia? En fin, si viéramos, ya no a cien ni a mil hombres, sino cien países, mil ciudades, a un millón de hombres negarse a atacar, a aniquilar al que, sin reparos, los trata a todos como a siervos y esclavos, ¿cómo llamaríamos a eso? ¿Cobardía? Es sabido que hay un límite para todos los vicios que no se pueden traspasar. Dos hombres, y quizás diez, pueden temer a uno. ¡Pero que mil, un millón, mil ciudades no se defiendan de uno, no es ni siquiera cobardía! Asimismo, el valor no exige que un solo hombre tome de asalto una fortaleza, o se enfrente a un ejército, o conquiste un reino. Así pues, ¿qué es ese monstruoso vicio que no merece siquiera el nombre de cobardía, que carece de toda expresión hablada o escrita, del que reniega la naturaleza y que la lengua se niega a nombrar?
 Que se pongan a un lado y a otro a mil hombres armados, que se les prepare para atacar, que entren en combate, unos luchando por su libertad, los otros para quitársela: ¿que de quienes creéis que será la victoria? ¿Cuáles se lanzarán con más gallardía al campo de batalla: los que esperan como recompensa el mantenimiento de su libertad, o los que no pueden esperar otro premio a los golpes que asestan o reciben que la servidumbre del adversario? Unos llevan siempre como bandera la felicidad similar en el porvenir; no piensan tanto en las penalidades y en los sufrimientos momentáneos de la batalla como en todo aquello que, si fueran vencidos, deberían soportar para siempre, ellos, sus hijos y toda la posteridad. Los otros, en cambio, no tienen mayor incentivo que la codicia, que, con frecuencia, se mitiga ante el peligro y cuyo ficticio ardor se desvanece con la primera herida. En batallas tan famosas como las de Milcíades, Leónidas y Temistocles que tuvieron lugar hace dos mil años y que están tan frescas en la memoria de los libros y de los hombres como si acabaran de celebrarse, ¿qué dio -para mayor gloria de Grecia y ejemplo del mundo entero- a tan reducido número de griegos, no el poder, sino el valor de contener aquellas formidables flotas que el mar apenas podía sostener, de luchar y vencer a tantas naciones, cuyos capitanes enemigos todos los soldados griegos juntos no habrían podido rivalizar en número? En aquellas gloriosas jornadas, no se trataba tanto de una batalla entre griegos y persas como de la victoria de la libertad sobre la dominación, de la generosidad sobre la codicia" (*).
2. El sometimiento es consentido.
...Para obtener el bien que desea, el hombre emprendedor no teme el peligro, ni el trabajador sus penas. Sólo los cobardes, y los que ya están embrutecidos, no saben soportar el mal, ni obtener el bien con el que se limitan a soñar. La energía de ambicionara ese bien les es arrebatada por su propia cobardía; no les queda más que soñar con poseerlo. Ese deseo, esa voluntad innata, propia de cuerdos y locos, de valientes y cobardes, les hace ansiar todo aquello cuya posesión les hará sentirse felices y satisfechos. Hay, no obstante, una cosa, una sola, que los hombres, no sé por qué, no tiene siquiera la fuerza de desear: la libertad, ese bien tan grande y placentero cuya carencia causa todos los males; sin la libertad todos los demás bienes corrompidos por la práctica cotidiana de la servidumbre pierden por completo su gusto y su sabor. Los hombres sólo desdeñan, al parecer, la libertad, porque, de lo contrario, si la desearan realmente, la tendrían. Actúan como si se negara a conquistar tan precioso bien únicamente porque se trata de una empresa demasiado fácil.
¡Pobres miserables gentes, pueblos insensatos, naciones obstinadas en vuestro propio mal y a ciegas a vuestro bien! Dejáis que os arrebaten, ante vuestras mismas narices, la mejor y mas clara de vuestras rentas, que saqueen vuestros campos, que invadan vuestras casas, que las despojen de los viejos muebles de vuestros antepasados. Vivís de tal suerte que ya no podéis vanagloriaros de que lo vuestro os pertenece. Es como si considerárais ya una gran suerte el que os dejen tan solo la mitad de vuestros bienes, de vuestras familias y de vuestras vidas. Y tanto desastre, tanta desgracia, tanta ruina ni proviene de muchos enemigos, sino de un único enemigo, aquél a quien vosotros mismos habéis convertido en lo que es, por quien hacéis con tanto valor la guerra y por cuya grandeza os jugáis constantemente la vida en ella. No obstante, ese amo no tiene más que dos ojos, dos manos, un cuerpo, nada que no tenga el último de los hombres que habitan e nuestras ciudades. De lo único que dispone además de los seres humanos es de un corazón desleal y de los medios que vosotros mismos le brindáis para destruiros. ¿De dónde ha sacado tantos ojos para espiaros si no de vosotros mismos? Los pies con los que recorre vuestras ciudades, ¿acaso no son también los vuestros? ¿Cómo se atrevería a imponerse a vosotros si no gracias a vosotros? ¿Qué mal podría causaros si no contara con vuestro acuerdo? ¿Qué daño podría haceros si vosotros mismos no encubriérais al ladrón que os roba, cómplices del asesino que os extermina y traidores de vuestra condición? Sembráis vuestros campos para que él los arrase, amuebláis y llenáis vuestras casas de adornos para abastecer sus saqueos, educáis a vuestras hijas para él tenga con quien saciar su lujuria, alimentáis a vuestros hijos para que él los convierta en soldados (y aún deberán alegrarse de ello) destinados a la carnicería de la guerra, o bien para convertirlos en ministros de su codicia o en ejecutores de sus venganzas. Os matáis de fatiga para que él pueda remilgarse en sus riquezas y arrenallarse en sus sucios y viles placeres. Os debilitáis para que él sea más fuerte y más duro, así como para que os mantenga a raya más fácilmente.. Podrías liberaros de semejantes humillaciones -que ni los animales soportarían- sin siquiera intentar hacerlo, únicamente queriendo hacerlo. Decidíos, pues, a dejar de servir, y seréis hombres libres. No pretendo que os enfrentéis a él, o que lo tambaleéis, sino simplemente que dejéis de sostenerlo. Entonces vereéis cómo, cual un gran coloso privado de la base que lo sostiene, se desplomará y se romperá por sí solo. (*) 
 
3. La servidumbre por el imperio de la educación y la astucia de la tiranía.
  ...Nadie se lamenta de no tener lo que jamás tuvo, y el pesar no viene jamás sino después del placer y consiste siempre en el conocimiento del mal opuesto al recuerdo de la alegría pasada. La naturaleza del hombre es ser libre y querer serlo. Pero también su naturaleza es tal que, de una forma natural, se inclina hacia donde le lleva su educación.
 Digamos, pues, que en el hombre, todas las cosas son naturales, tanto si se cría con ellas como si acostumbra a ellas. Pero solo le es innato aquello a lo que su naturaleza, en estado puro y no alterada, le conduce. Así pues, la primera razón de la servidumbre voluntaria es la costumbre, al igual que las mas bravos caballos rabones (caballos de crín y orejas cortadas) que, al principio, muerden el freno que, luego, deja de molestarlos y que, si antes coceaban al notar la silla de montar, después hacen alarde los arneses y, orgullosos, se pavonean bajo la armadura. Se dice que ciertos hombres han estado siempre sometidos y que sus padres ya vivieron así. Pues bien, estos piensan que les corresponde soportar el mal, se dejan embaucar y, con el tiempo, eran ellos mismos las bases de quienes les tiranizan. Pero el tiempo jamás otorga el derecho de hacer el mal, aumenta por el contrario la ofensa. Siempre aparecen algunos, más orgullosos y más inspirados que otros, quienes sostienen el peso del yugo y no pueden evitar sacudírselo, quienes jamás se dejan domesticar, ante la sumisión y quienes, al igual que Ulises, a quien nadie ni nada detuvo hasta volver a su casa, no pueden dejar de pensar en sus privilegios naturales y recordar a sus predecesores y su estado original. Son estos los que, al tener la mente despejada y el espíritu clarividente, no se contenta, como el populacho, con ver la tierra que pisan, sin mirar hacia adelante ni hacia atrás. Recuerdan también las cosas pasadas para juzgar las del porvenir y ponderar las presentes. Son los que, al tener de por si la mente bien estructurada, se han cuidado de pulirla mediante el estudio y el saber. Esto, aun cuando la libertad se hubiese perdido irremediablemente, la imaginarían, la sentirían en su espíritu, hasta gozarían de ella y seguirían odiando la servidumbre por más y mejor que se le encubriera.
 El Gran Turco se dio cuenta de que los libros y la sana doctrina proporciona a los hombres más que cualquier otra cosa, el sentido de su dignidad como personas y el odio por la tiranía, de modo que no tiene en sus tierras a muchos sabios, ni tampoco los solicita. Y, en cualquier otro lugar, por elevado que sea el número de fieles a la libertad, su celo y el amor que le prodigan permanece pese a todo su efecto porque no logran entenderse entre ellos. Las libertad de actuar, hablar y de pensar les está casi totalmente vetada con el tirano y permanecen aislados por completo en sus fantasías.  
(...) Pero esa astucia de los tiranos, que consiste en embrutecer a sus súbditos, jamás quedó tan evidente como en lo que Ciro hizo a los lidios, tras apoderarse de Sardes, capital de Lidia, al apresar a Creso, el rico monarca y hacerlo prisionero. Le llevaron la noticia de que los habitantes de Sardes se habían sublevado. Los habría aplastado sin dificultad inmediatamente; sin embargo, al no querer saquear tan bella ciudad, ni verse obligado a mantener un ejército para imponer el orden, se le ocurrió una gran idea para apoderarse de ella: montó burdeles, tabernas y juegos públicos, y ordenó que los ciudadanos de Sardes hicieran uso libremente de ellos. Esta iniciativa dio tan buen resultado que jamás hubo ya que atacar a los lidios por la fuerza de la espada. Estas pobres y miserables gentes se distrajeron de su objetivo, entregándose a todo tipo de juegos; tanto es así que de ahí proviene la palabra latina (para los que nosotros llamamos pasatiempos). Ludi que, a su vez, proviene de Lydi. No todos los tiranos han expresado con tal énfasis, su deseo de corromper a sus súbditos. Pero lo cierto es que lo que éste ordenó tan formalmente, la mayoría de los otros han hecho ocultamente. Y hay que reconocer que esta es la tendencia natural del pueblo, que suele ser más numeroso en las ciudades; desconfía de quien le ama y confía en quien lo engaña. No creáis que ningún pájaro cae con mayor facilidad en la trampa, ni pez alguno muerde tan rápidamente el anzuelo como esos pueblos que se dejan atraer con tanta facilidad y llevar a la servidumbre por un simple halago, o una pequeña golosina. Es realmente sorprendente ver cómo se dejan ir tan aprisa por poco que se les dé coba. Los tragos, los juegos, las farsas, los espectáculos, los gladiadores, los animales exóticos, las medallas, las grandes exhibiciones y otras drogas eran para los pueblos antiguos los cebos de la servidumbre, el precio de su libertad, los instrumentos de la tiranía.(*)
    
(*) Fuente: Todos los pasajes en Étienne de La Boétie, "El discurso de la servidumbre voluntaria", Barcelona, ed. Tusquets.
 
 

 

 

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CARACAS-MADRID-BARCELONA.
                     
                                                                                            
       L. Soriano




Salvando las enormes distancias distintas y distantes, el paralelismo entre lo sucedido en el país Caribeño/Atlántico y lo que está sucediendo en el nuestro, no es casualidad. Y ni siquiera es por causa de los infiltrados pagados para desestabilizarnos que han conseguido llamar la atención de un electorado harto y de otro mal-criado  a la sombra del trabajo y sacrificio de las  generaciones anteriores. No. En Venezuela, tanto Copei como Adeco, con representantes de la Internacional socialista  de la calaña de CAP*, abusaron tanto de un pueblo, robaron, medraron, absorbieron, destruyeron tanto, que inevitablemente empujaron a los ciudadanos a la situación actual. Hay casos parecidos como Ecuador e incluso Bolivia. Países asimismo donde  la estulticia, la ignorancia o inepcia,  la avidez y la falta de sensibilidad de los gobernantes para con los ciudadanos, produce estos monstruos que destruyen al país, y tardan demasiado en caer, o ser sucedidos. En España acaece algo parecido, repito, sin acritud y con las excepciones preceptivas. Los gobernantes durante 30 años, han destruido todas las ilusiones y esperanzas de ser un país libre, de justicia, de fiscalidad adecuada y donde ser feliz pueda ser una realidad. La clase política y  la funcionarial en parte, se han apoderado de todo poder, ley y  recurso creado, incluso con anterioridad a ser producido.  De impuestos sin cuento y de tasas sin fin, además de cuotas impagables y de licencias, cánones, normativas incumplibles, revisiones, inspecciones, indicaciones, y condiciones para entorpecer todo tipo de actividad. Como si fuéramos un país nórdico, ordenado, estudioso o disciplinado. Con fiscalidades en ningún caso equiparables a las posibilidades reales de obtención de recursos, establecimiento de márgenes  con posibilidades de ser aceptados por nuestra economía.                    La insuficiente capacidad de ahorrar de nuestras pequeñas empresas, la falta de la fiscalidad corporativa, el alto precio de las energías, de las comunicaciones y de los transportes. Todo esto no se sopesa por un Estado dizque Europeo pero con una administracion bananera, sin responsables de gestión, recaudadores ambiciosos y que solamente extorsiona a los contribuyentes productivos para mantener una Administracion el triple de grande que cualquier país de nuestro entorno con similares índices de población. No hay posibilidades de que produzcamos renta suficiente con nuestros recursos y el paro endémico para sostener ese nivel fiscal ni ese gasto elefantiásico que producen las autonomías y las otras 4 administraciones más que se niegan a reducir ni un milímetro. Dependiendo de la falta de gasto militar, de que la Iglesia se ocupe de la dependencia social grave y del cuidado del patrimonio cultural en su mayor medida. En la espalda de los autónomos, que conforman la mayoría de la clase media,  recae el peso de la recaudación. La están destruyendo con un grado de inconsciencia pavorosa. Han conseguido transmitir un odio al empresario, desacreditando la condición de empleador y asociándola a “sanguijuela” succionadora y  explotadora de trabajadores indefensos. El empresario no puede soportar los derechos de los trabajadores  que el estado se sacude, y le traslada,  y la recaudación de impuestos masiva y confiscatoria siempre al alza. La suma de las dos variables hace inviable a la mayoría de las empresas. Y lo que pueden pagar, es gran poca cosa, teniendo en cuenta que hay que añadir el 50%  más de las remuneraciones reales para obligatoriamente dárselas a un estado voraz sin escrupulosidad ni rigor en gasto. Por entre otras razones de que el margen aceptado por el esquilmado consumidor potencial es escasísimo. 

Pues bien, todo esto provoca una revulsión en toda la ciudadanía, de arriba abajo, de derecha a izquierda, que hace que el sistema rechine y pueda saltar por los aires con los Chamanes de la extrema izquierda apoyados en la experiencia Venezolana. Y  financiados por el odio de los dirigentes americanos aprovechan para ocupar el poder que la ambición y la avaricia de nuestros gobernantes dejan a su paso y huida.  Afortunadamente, y esto es algo que me cuesta tragar, estamos “protegidos” por Europa, la OTAN, las bases americanas y el Turismo. Nunca he creído en Europa porque no nos parecemos en nada y no podemos soportar la comparación, ni equiparación, pero esta vez, será el freno sin duda, como paso en Grecia, para que estos malandrines se hagan con el poder y destruyan por lustros a nuestro país.                          A Reflexionar.

 * Carlos Andres Perez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAZA (Publicado en 2008 en el Dia y en Intereconomia, actual sin duda)




CAZA Y CAZADORES


 

 

Debo de suponer, que existe una Ley de Caza, por la que se regula esta “actividad”, y donde se expondrán los derechos de los cazadores, y supongo que será, teniendo en cuenta los derechos de los no cazadores o afectados, reales o potenciales, de la susodicha “actividad”.

No debe de ser fácil conseguirla, y al parecer mucho menos interpretarla, ya que nadie a quien he preguntado, sabe donde se obtiene el reglamento y las autoridades a quien se reclama su presencia. Solamente se limitan a verificar que no haya causas mayores y a pelotear con medio ambiente, Seprona, Guardia Civil o Policía Local.

¿Tenemos algún derecho los afectados por los cazadores, que antes con perros, y durante la temporada con armas de fuego peligrosas, a las que se accede con un examen hilarante, se dedican, entre otras cosas, a aterrorizar a vecinos, animales domésticos e incluso a tirar a los pies de ciudadanos cercanos disparos de perdigones, postas o algo peor? Supongo también que involuntariamente, por el ardor de la “actividad” o por no prever donde puede estar un ser humano. Aunque esto ultimo solo lo supongo, lo que no supongo es que, aunque yo jamás los haya conocido, deben de haber cazadores serios, formales, cumplidores con la escondida o nada divulgada Ley. Preocupados con el medio ambiente, que no realizan la “actividad” bajo los efectos del alcohol-aquí nos duele-, que no hacen ni tiran fuego y colillas al seco campo, que no arrojan latas, papeles, plásticos ni basura a su paso, que no rompen tuberías de riego para que beban sus animales, que no arrasen huertas ni cultivos  y que no martiricen, casi maten de inanición o hipertermia, o abandonen a su suerte a preciosos perritos que consideran poco cumplidores con su tarea.

¿De verdad se controla todo esto?  ¿O es mejor esperarnos en alguna rotondita a ver si nos falta un papelito?

Yo solo conozco a cazadores, que con una arma en la mano se creen Rambo,y que  con ropajes que les hacen imposible identificarlos para denunciarlos mas tarde, desde la madrugada de jueves y domingo, nos agravian, nos soliviantan y nos machacan, convencidos de que no vamos a responder ni a defendernos. ¿“Quosque Tandem”¿ Tenemos que soportar que estupidos politicastros disminuidos cerebrales, ponga algunas comunidades "libres de Toros" y no sean capaces de reconocer que la  Caza, inútil en estos tiempos, no solo produce muerte animal, sin justificación alguna, sino que sin control, la inmensa mayoría de los cazadores son los mas insignes maltratadores de sus animales, perros y hurones?

Me gustaría conocer alguna vez, a algún “caballero cazador”, respetuoso, amable, educado, y vigilante de no provocar desgracia, violencia ni ansiedad alguna, entendiendo además, que algunos, no estemos de acuerdo con la renombrada “actividad”.

A Reflexionar, y a actuar.

sorlo@step.es

Parerga y otras historias secundarias o accesorias y algunas vidas extraordinarias

Presentación del libro: 'Parerga y otras historias secundarias o accesorias y algunas vidas extraordinarias' Autor: Lorenzo M. Soriano Rodríguez Presenta: D. Octavio Calderín, Miembro Junta Directiva - Conservador de la RSEAPT
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