Dentro de las bondades
del turismo como
promotor
de paz, y como vía de salida al
subdesarrollo,
a los países ya más
avanzados
se nos aparece una gran dimensión de esta
«industria
sin chimeneas, y cuyo vertiginosos crecimiento
ha
dejado apabullado a los sectores industriales y
comerciales
más punteros.
Pues
si, las Balanzas de Pagos de los países,
todos,
se equilibran entre lo que producen, venden o
exportan,
en un apalabra entre las divisas que se gastan
en
comprar lo que del exterior se consume.
Desde
la especialización del trabajo recomendado
por
los grandes economistas, Ricardo, Smith, Malthus,
Keynes,
no todos en la misma línea, pero tendiendo a ese
fin,
quien produce mas, mejor y más barato, obtiene ventaja
y
si se especializa, cambiará esa ventaja por otros bienes
donde
no la tenga tanto. Sencillo
Hasta
hace bien poco para nosotros, pero sobre
todo
para muchos países en vías de desarrollo, la remesa
de
emigrantes, es la más grande fuente de ingresos de
divisas.
Si se fijan, los emigrantes que aquí trabajan, hacen
esas
colas en los «WU», para enviar semanal o
mensualmente
dinero a sus familias Ese dinero se recibe
en
los países y se transforma en riqueza equilibradota de
su
Balanza comercial. Sin embargo, la emigración
empobrece
al emisor, esa sangre joven y fuerte que podría
levantar
ese país, se va a levantar a otros y ayudarles a
equilibrar
sus cuentas sociales y a ocupar los puestos
desechados
por los ya enriquecidos países del «Norte».
La
segunda gran vía de recaudar divisas es la exportación.
Nuestra
ventaja aprovechada en materias primas cercanas
o
en tradición manufacturera o lo que sea. Somos
competitivos
en algo, lo producimos, lo exportamos y se
nos
paga en divisas para equilibrar la Balancita dichosa.
Petróleo,
autos Alemanes, barcos Noruegos, teléfonos
Finlandeses,
relojes Suizos, naranjas Españolas.
Sin
embargo también, la exportación produce
empobrecimiento
del suelo si hay extracción, hay que
depredar,
echar humo y contaminantes como poco,
maderas,
embalajes, combustibles, hay que embarcar por
tierra,
mar o aire y hay que cobrar, en fin, hay que tirar de
energías
no o poco renovables, no es malo, pero.hay
algo
mejor.
El
Turismo. La clientela «ad portas», nos traen
sus
divisas a casa, o al menos eso hay que conseguir,
que
no se queden en origen, nos evitan no solo el desarraigo
nuestro,
sino que tenemos que importar savia humana fuerte
para
que nos ayuden en la cosecha, además de
proporcionarnos
una estabilidad económica libre de los
problemas
que la emigración o la exportación exige.
Además
es compatible con un poco de lo primero y un
mucho
de lo segundo, por lo que es sumatoria.
Solamente
hay que montar ese tigre, con cerebro,
paciencia
y un plan director, que aprovechando,
aumentando,
apoyando y resaltando nuestras bondades
naturales,
permita una estabilidad «industrial» y sin
sobresaltos.
Hay
que concienciar a la ciudadanía de que se de
cuenta
de lo que vivimos, eso hay que hacerlo ya y bien,
y
no sólo con campañitas en las Polis, sino donde de
verdad
tiene que cuajar esa idea. Hay que concienciar a
nuestros
Gobernantes de que necesitamos
infraestructuras
que hagan cómoda y agradable la visita,
desde
aeropuertos-cuidado-, hasta carreteras y caminos
rurales.
Que además, un turismo cautivo exige novedades,
parques,
espectáculos, atracciones. Imaginación por favor
y
pocas-ninguna seria mejor-trabas, a quienes traen
proyectos
de este tipo. Todos caben, ninguno sobra. Nada
de
poner trabas a esto o a lo otro porque perjudica al que
cree
que esto es suyo solo, que los hay-créanme-. Esto
además,
puede sustituir sin problemas al afán de
construirlo
todo. Hacer grandes parques y proyectos de
ocio,
puede ser el freno a la construcción masiva, que así
no
verá cortado de golpe su sin parar.
Pero,
sobre todo, sensibilidad, sensibilidad
Turística,
de todos, ciudadanos, empresarios,
gobernantes,
educadores, con especial relieve de nuestra
hacienda
pública, local y nacional, de que tenga en cuenta
y
muy en cuenta, que el turismo está sujeto a avatares y
que
hay que establecer estructuras impositivas flexibles
para
adecuarse con rapidez a las circunstancias
cambiantes.
Si se vuelven rígidas y por ende rigurosas,
pueden
hacer mucho daño al sector., Y para terminar, por
favor,
devuélvanle al sector turístico, un buen porcentaje
de
lo que de de él se extrae.Engrásenlo y téngalo siempre
a
punto, como si de una buena herramienta de trabajo,que
lo es-, se tratase.
L, Soriano
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