LIBERALES ORTODOXOS
Con bastante probabilidad , hoy la República Argentina puede cambiar el doloroso rumbo con que el Peronismo en varias formas y niveles, ha manejado el país por lustros. Ningún peronismo fue bueno y decente. Y esta tarde noche nuestra mala suerte, la de los argentinos y la de media América latina, puede acabar.
Los
liberales, ¡cómo no!, apostamos por Milei. Sin peros ni fisuras. Milei sabe al
menos lo que hace en materia económica. Que de momento es lo que preocupa. Que
no sigan robándole al país la corrupta y desalmada clase política.
Javier Milei
adolece como persona de varias cualidades que, a mi juicio, empañan su posible
llegada al poder. Su paciencia es escasa. Su didáctica solo es apta para
iniciados o expertos en economía. Su irritabilidad es excluyente y como un
bidón de gasolina.
Pertenece a
un sector digamos purista del liberalismo. A mí, que soy liberal por todas
partes, me gusta referirme a ellos como " libérrimos".
Son algo
talibanes. Llevan la teoría al extremo, y claro la gente, se les asusta.
Salvando
distancia distinta y distante, aquí a Abascal, con quien muchos liberales
tenemos las menores diferencias, le pasa lo mismo. Tienen prisa y se
"talibanizan" cuando el frente Mediático, la Brunete acorazada
periodística y tertuliana, que defiende al poder y la oposición, les dispara a
matar.
Está claro
que la necesidad no es un derecho, está claro que usan nuestro dinero que nos
lo extraen a la fuerza para gastarlo mal, sin rigor ni escrúpulos. Pero sin que
suponga que se obligue a los que producen y crean, a pagar corrupciones,
parásitos y vividores.
La
desaparición total del estado tiene que ser una tendencia pero no un objetivo a
ultranza. Hay que moderar la tinta o crea manchas y borrones. Hay muchas
personas que sin duda necesitan ayuda y todos estamos en esa lista por si nos
tocara.
Cierto
que hay que reducir todo lo que es efecto llamada a no trabajar y
eliminar todo gasto político y de compra votos. Pero hay ciertos servicios que
el estado debe asegurar y donde no llega iniciativa privada por coste o por no
poder obtener cobertura de gastos o beneficio, hay que tratar de paliarlo.
Ayudas a discapacitados reales no imaginarios y a verdaderos dramas sociales
que los hay siempre. El adelgazamiento es imprescindible y la capacidad y
destino del gasto no puede ser discrecional ni a elección política. Pero la
radicalidad prematura impide que la ciudadanía apueste por la buena solución.
Esto reduce la intención del voto liberal. La sensación de desamparo ante
exclamaciones tan rotundas desvía el voto hacia partidos refugio que prometen y
prometen aun sabiendo que la ruina está adelante. Trasladando deuda y problemas
a generaciones futuras.
Si se quiere
alcanzar el poder hay que ser riguroso, no utópico, posibilista, no
fundamentalista inflexible.
Hay que
remar con los que tenemos y hacer los cestos con los mimbres que encontremos. A
la espera de lo que ocurra y que en cualquier caso,
gane Milei por descontado.
A
reflexionar