Enemigos
Públicos.- L Soriano
El 22 de Julio de 1934, moría abatido a tiros por el
FBI, a las mismas puertas del Biograph
Theatre , el que fuese considerado el ENEMIGO PÜBLICO Nº 1 DE AMERICA, JOHN
DILLINGER, Gánster , asesino, ladrón y escapista recalcitrante. Salía acompañado por dos bellezas
femeninas, de ver la película de Clark Gable, Manhattan Melodrama, de serie negra. Premonitoriamente, Gable
protagonizaba a un gánster, que acaba en la silla eléctrica.
Los que me conocen ya sabrán que el paralelismo que
ofrezco en este pequeño y rebelde alegato, es con nuestros gobernantes, y más
concretamente con el “Supremo”. Con el “BOSS”.
Nos gobiernan enemigos públicos declarados, y si bien el
Gang, el Rat Pack, el círculo del “Don”, es reducido, del que van cayendo
algunos, se le van incorporando cada día también otros sorprendentemente. Algunos
que parecían más blanditos y andaban de perfil. En este caso me refiero a la “Nadie”
Calviño. Con qué ímpetu más arrollador destruye su minúsculo, parentocrático y pringoso currículo. Con qué fuerza ha entrado en la lista de “destructores”.
Aunque los ya “galletones” como un servidor, que sufrimos al padre, estábamos
avisados, y bastante sorprendidos de que tantos pensaran que era un baluarte,
freno o moderadora, de las locuras del Saltimbanqui. Vamos como la “fake”
Margarita.
Observen además que por más que se peleen, se denigren,
se dirijan palabras gruesas, semigruesas y mediopensionistas, los socios
putrefactos del miserable gobierno, en ningún momento han considerado romper el
gobierno. Eso Jamás y nunca. Cual lechón ansioso, la ubre ubérrima del presupuesto
habrá que arrancársela de la boca… votando.
Y ellos, que saben que tendrían los días contados, se están preparando. Ejecutan
la toma de antemano de las instituciones, blindando a “dormidos juramentados”
en cargos clave, y finalmente al “pucherazo” sin pudor. Con arreglo al “manual
de asalto al poder”. Sin regatear una coma.
Lo peor de todo esto es que al parecer, todo eso que nos
asombra y asombra a Europa, lo hacen porque “pueden” hacerlo. Siempre acusaré a
los redactores de la Constitución, a los legisladores de la Transición, su “ingenuidad”
al respecto de los Gobernantes.
En vez de aprender de Jefferson, Calvino, Melanchthon, o Zwinglio,
siguieron la línea más maquiavélica, del Príncipe, y del Papismo. No tomaron precauciones. No creyeron necesario
protegernos
Al margen de diferencias religiosas, sus precauciones
contra los saqueadores, debieron tenerlas muy muy en cuenta. Y así nos va. Mientras los
gobernantes “puedan” ser los Enemigos del pueblo, de los suyos, de sus
partidarios principalmente, de sus hijos y nietos, y de la democracia, con división
estricta de poderes, al cabo, no habrá nada malo que no nos pueda pasar.
A reflexionar.