mateo RICCI LIU MATEU








Biografía insólita - Mateo Ricci, misionero en China
El Jesuita Mateo Ricci fue uno de los misioneros más importantes de su orden, realizando una labor encomiable en la remota China, país al que llegó intentando imitar los pasos de otros religiosos destinados en tan lejanas tierras. Su mayor éxito fue lograr una integración entre la cultura propia y la extraña, de forma que ninguna se impusiera a la otra, buscando puntos en común, y no de fricción. 
Mateo nació en Italia en el año 1552, ingresando desde muy joven en la recién creada orden de los jesuitas. Esta orden surgió a raíz del Concilio de Trento, con el objetivo de ser el “ejercito espiritual” del Papa y por extensión de la iglesia católica frente a las nuevas religiones reformadas. Por ello, una de sus principales tareas era la de extender la fe católica por todo el mundo para asegurar su hegemonía. Así fue como llegaron los primeros misioneros jesuitas a las lejanas tierras del Extremo Oriente.
Volviendo a Mateo, decir que desde su ingreso en la orden en el año 1571, deseó seguir el ejemplo de sus hermanos misioneros, sobre todo del gran Francisco Javier, que llevó el cristianismo a la India, las Molucas y el Japón. Así, Ricci se embarca rumbo a China en el año 1577,  donde gracias a su carácter afable y mentalidad abierta y comprensiva supo ganarse el aprecio de las autoridades locales. Esto era una tarea muy difícil, puesto que era proverbial el asilamiento de la corte China y el desprecio hacia todo lo extranjero, que consideraban inferior en comparación a su milenaria cultura.
Por ello, el que Mateo Ricci consiguiera el favor y el aprecio del Emperador de la China y que este le permitiera predicar e incluso construir una iglesia católica en China no deja de ser un logro excepcional.
Esto se debió sin duda a su integración en la cultura, que lejos de rechazar integró magníficamente con las nuevas ideas del mundo Europeo. Un ejemplo: Ricci estudió el chino y lo llegó  a hablar en fluidez, vistió sus ropas y siguió muchas de sus costumbres, llegando incluso a interesarse por la religión China. En ella Pudo descubrir un incipiente monoteísmo, que explotó sabiamente, haciendo prácticas y educativas comparaciones entre una y otra religión. Esa fue la clave de su éxito, el integrar y ampliar horizontes, sin exclusiones, sin fronteras o prejuicios que impidieran un acercamiento mutuo. Sin duda un buen ejemplo a seguir.
Mateo Ricci murió en el año 1610 en Pekín, siendo despedido con grandes muestras de dolor y respeto por todos aquellos quieres le conocían

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