LA
VOZ DE CÁDIZ
ENRIQUE
GARCÍA-AGULLÓ
Atrapado en el juego
A
Sánchez se la refanfinfla y le va estupendamente bien que Casado, desesperado y
hasta obcecado, no salga de sus constantes
10/07/2021
LA
VOZ PREMIUM
Vistas
donde están las cosas y el poco mordisco que Casado puede pegar a Sánchez en su
contienda política parlamentaria, hora es ya de que juegue a otra cosa y se
deje de reñir al presidente y hasta de decirle que lo va a llevar a los
juzgados si no lo lleva. Y no porque no se lo merezca sino porque, sencillamente,
a Sánchez se la refanfinfla y le va estupendamente bien que Casado, desesperado
y hasta obcecado, no salga de sus constantes.
Lo
que está pasando en España se desarrolla en medio de una pandemia sanitaria y
social en cuyo escenario juegan dos fuerzas distintas. Una, la del propio Covid
y sus consecuencias que tiene anestesiada a la sociedad que no ve más allá
de sus temores y que sólo espera que el Estado se lo arregle. Y, otra, por una
sociedad joven y despreocupada, quizás el tramo mayor de edad y el principal en
el proceso productivo, pero también en el que, salvando circunstancias, se ha
ubicado el mayor egoísmo o la más trágica inconsciencia que haya tenido nuestro
país en muchas generaciones.
De lo primero
siempre tendremos severas dudas. ¿Por qué se actuó tan tarde, por qué
tantísimos vaivenes en su atención, por qué tantas muertes? Esto aletarga a un
pueblo y no le deja ver que ya va caminando junto al abismo. De lo segundo, el
grueso de una sociedad sin ilusiones, metas ni sacrificio. Demasiada gente de
no al compromiso, no a tener hijos que hipotequen su libertad, más propensas a
lo cotidiano y a lo inmediato o desapreciando los valores que hacen fuerte a
una nación. Una generación que no sé si es consciente de que no podrá nutrirse
con una jubilación porque ya no tiene repuesto a no ser el de la inmigración.
No
son tan torpes, no. Entre la pandemia, los “todas, todos y todes” o los
chuletones, en medio de esa resaca de memes e imágenes divertidas, la izquierda
va diseñando sin pausa una transformación radical de la nación donde la trampa
o la mentira ya no es perversión sino agudeza, donde todo vale para perpetuarse
en el poder, donde el gasto público sigue descontrolado, la deuda nacional o
autonómica alcanzan niveles exponenciales, donde cada día todo sube y nada baja
y donde se pierden empleos día por día mientras nosotros nos reímos con lo del
chuletón.
Sánchez
ya sabemos dónde va. Eutanasia, leyes “trans”, enseñanza sin exigencias,
explosión de las relaciones internacionales, implosión del sistema judicial,
Orwell en estado puro haciendo bueno su Gran Hermano. Y mucho fuego de
artificio. De Casado poco sabemos qué haría si gobernara, qué país quiere
instrumentar, qué valores quiere impulsar, qué leyes nos ofrecería para lograr
el bienestar de los españoles.
Sánchez
va por un lado en el que Casado no le puede ganar. El líder del PP da la
impresión de haberse quedado atrapado en el juego de Sánchez ya descubierto sin
tamices en el propio parlamento. Sí, claro que tendrá que seguir oponiéndose a
Sánchez, pero, en mi modesta opinión, debería actuar dirigiéndose a los
españoles con mensajes claros y concisos más allá de tanta floritura de
tribuna, aunque no la abandone. Comprometerse en cómo gobernar España, con qué
soluciones y con qué proyecto de nación, cuánto tardaría en derogar estas leyes
partidistas que se nos están echando encima y hasta procurando tender puentes
con el centro y la derecha nacionalistas porque a ellos, que no son radicales
de izquierda, aunque sí se aprovechen de la misma, les va a venir también la
ruina encima cuando no tengan una España a la que exportar su producción.
Quizás,
si Casado comenzara a presentarse a los españoles como un posible jefe de
gobierno, con su gabinete paralelo de ministros y con ideas claras y
esperanzadoras, nos ayudaría más que con sus agudezas parlamentarias y las
poses de sus compañeros de partido.
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