A hilo de la
aplastante realidad que es que las Instituciones egoístas y los políticos avariciosos
hayan conseguido que en este país no se pueda vivir, lo más agobiante es la
absoluta indefensión del ciudadano en todas sus facetas con especial incidencia
en la de contribuyente. Así pues, estamos indefensos ante cualquiera
de las administraciones que nos controlan, y son Cinco. Todas recaudan o para todas se recauda. No
controlamos las Leyes, normas, arbitrios e impuestos que nos imponen
dependiendo de su voracidad pero no de su rigor ni escrupulosidad. El control
del gasto es inexistente y su asignación es arbitraria. El Banco de España no
nos defiende de los atropellos que apoya a las entidades financieras, de
seguros y de cualquier tipo. De la CMNV ni que decir se tiene, ausente y
silente hasta la mudez más absoluta ante las estafas y tropelías, que tienen
que venir a avisarnos de fuera cualquier mindundi de que nos roban. Anticorrupción
no vive en este planeta, ya que a los escasísimos corruptos que se descubren,
ellos no participan en ninguna labor de denuncia o acusación. Son todos encubridores militantes, y solo
cuando la estrategia política les indica conveniencia, actúan un poco, suave y
de aviso. La justicia, una vez superado
el escalón de la primera instancia, es sesgada, voluble, y tendenciosa, aunque
previsible dependiendo de qué signo sea
el juzgador o quien lo haya ayudado a auparse en el ascenso. De los tribunales
especiales politizados hasta los corvejones, nada hay que esperar que nos
favorezca a los ciudadanos. Y a todos ellos les importamos una higa, ni lo que
nos pase, ni lo que nos perjudique ni lo que nos destruya económica, social o
personalmente. En este país si se fijan bien, todo y todas las leyes y normas, están
enfocadas para proteger al asesino o terrorista, al ladrón, corrupto, estafador,
inintegrado o canalla. Traten de
recuperar deudas, denunciar atropellos o tropelías de quienes se sienten fuera
de la Ley y protegidos por ella. La Hacienda pública colabora con los
delincuentes que se saben los trucos de cómo llegar a embargar y la manda a
cobrar a costa nuestra. Hasta la Cámara de Comercio, usa los servicios públicos
de la Hacienda para saquear al pobre micro empresario que si paga la cuota sobre
el beneficio no come un mes. Esto al menos se acabo, de momento.
Mantener a esta
ingente masa de depredadores no contributivos, sostener a todos los que desde
su pedestal nos atracan y exprimen, llenarles sus millonarias cuentas y
mantener sus lujosos trenes de vida es lo que nos tiene derrumbados y
extenuados. Aupar a puestos de responsabilidad a “comisionistas” disfrazados de
políticos, Presidentes o más altas Instancias, y con cargos a miles que hacen
sonrojar solo por el nombre de sus “misiones”, hace además, que toda la obra pública
que se ha realizado en este país en los últimos 20 años, se haya triplicado en
coste para acallar tantas bocas y apagar tanto furor acaparador de dinero. El pagador de la “coima o
convoluto”, lo trirecarga en el precio, y además se ve legitimado para
presentar desviaciones presupuestarias milmillonarias que se pagan sin
rechistar por los decisores y responsables del manejo a discreción de nuestros
dineros. Sin control alguno de los supuestos “verificadores”, que o son cómplices,
o no se complica la vida o algunos, los mas melindres, anotan la discrepancia
no vinculante del interventor o controller.
Me da igual las
cifras, los índices, las mentiras de uno u otro, que solo piensan en su futuro
y el de sus bandas y banderías. Mientras el control del gasto y por ende de la
recaudación no sea algo vital y
primordial, y su incumplimiento o falta de rigor y escrúpulo, acarree penas
duras y graves consecuencias para el que lo cometa o perpetre, no servirán de
nada ninguno de los esfuerzos pequeños o titánicos que hagamos para ver si esto
cambia o mejora. No lo hará, o será una nueva mentira, de las escandalosas,
para que sigamos recortando y renunciando un tramo más de nuestras aperreadas
vidas en este país donde antaño hubo alegría y ahora hay penuria, necesidad y
miedo. No es catastrofismo son hechos incontestables. A Reflexionar.
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