RECORTES Y
AUSTERIDAD. L. Soriano
Sinceramente creo
que nos tratan de confundir una vez más con este asunto que al parecer es la
piedra angular donde pivota todo el problema político que mueve el voto de las masas. Me explicaré: El político “profesional”, la mayoría, cuya principal o única
actividad es hacer promesas que no va a cumplir y a continuación dar peregrinas
explicaciones y mentir del porque no las cumple, a los que les fascina que les engañen
con lo que quieren oír, es a la vez cínico, e hipócrita en el planteamiento y
prioridad del manejo del recorte como
medida de ahorro y eficiencia.
En Europa en
general y en España en particular, se recauda en exceso. Calma y sosiego por favor.
Si. Entre los impuestos a los combustibles, energías, tabacos, alcoholes, especiales, y mil mas, IVA , los demás indirectos, añadidos a la miríada de directos dañinos y traicioneros al ser lo peor para la economía, tasas, cánones, arbitrios, tributos, matriculación, Ibis, sucesiones perversas, transmisiones, actos jurídicos, IS, Patrimonio e IRPF, y cien más que me dejo, en España existe una HIPER recaudación. Así pues nuestros problemas de deuda y déficit, descuadre y vacios de caja, no son debidos ni de lejos a nada como de las sumergidas, ni fraudes, ni gaitas gallegas. Es debido únicamente a un exceso de gasto, y un asalto sin escrúpulo de la clase/casta política, de sus adláteres y allegados a las arcas donde se almacenan los resultados de la confiscatoria fiscal aplicada. Procede nuestra ruina además, de dar a quienes utilizan el sistema para su provecho por la universalidad y falta de control de las ayudas, subvenciones, pagas, bajas, incapacidades, formación y demás prebendas, canonjías y privilegios. Asunto este por donde se diluyen una enorme cantidad de nuestros esfuerzos fiscales y recaudatorios. Asunto este que, casualmente, crea clientelismo electoral. También tenemos que señalar debidamente a la jauría o harca de “asesores”, empleados de empresas públicas, semipúblicas o Instituciones mediopensionistas, muchas de ridícula factura y de absurda denominación , tanto como de inútil funcionalidad. ONG,s afectas, choferes, automóviles al servicio de los elegidos y electos, dietas, visas, alojamientos, pluses y complementos. Si, si, ya se, me dejo mil mas. A todo esto en nuestro desdichado país le afecta el virus del “sobrecoste del gasto en obra pública”. Algunos estos días lo han cifrado en 47.000 Meuros. Cuando acabé de recomponerme del ataque de histérica risa que casi me liquida al leerlo, dado la ridícula cifra obtenida, me di cuenta que se me quedaba lo más importante. En España, el Estado, obliga al empresario a recaudar alrededor del 45% del salario de sus trabajadores, y entregárselo. Parte del trabajador, parte del empresario dicen. Se supone que este impuesto encubierto, pues todas las características de uno recogen, es para pagar pensiones, y sanidad. No está claro el uso al que lo destina el gobierno de turno, pero lo que sí está claro es que es del trabajador, o sea nuestro, y nos pertenece. No nos lo regala el gobierno benemérito como venden. Y tienen los recaudadores que responder de cómo lo administran. En teoría, el estado debería de funcionar sin tener en cuenta esa monstruosa partida de recaudación que nos sitúa a la cabeza de la imposición europea si se incluyera, lejos de la segunda de más presión fiscal. Es pura caceria. Esta partida debería de, insisto y repito, en breve tiempo, desaparecer y dejar que el dinero que recibe el trabajador sea la cantidad completa para que planifique el mismo su vida y destino. Disponiendo el Estado de una básica cobertura para casos especiales de pobreza, desgracia o no integración del ciudadano que ha contribuido a la riqueza nacional con cargo a los presupuestos generales. Lo único que se consigue reteniéndose esa elefantiásica cifra, es que los salarios netos sean muy bajos, lo que deprime el consumo y no permite que se seleccione lo que sea más eficiente o más rentable. Pero eso no lo veremos fácilmente. En una palabra, tanta recaudación, desalienta y empobrece al ciudadano y por ende al país entero a medio plazo. Pero, ¿qué y por donde creen que empiezan a recortar y a aplicar austeridad los sesudos administradores de lo público? Por todos y por todo menos los que le afecte a ellos. Es así y lo saben, ellos y nosotros. Poder adquisitivo de pensiones, sanidad, copago, supresión de bonificaciones, dependencias, educación, justicia, diplomacia y exteriores, promoción y todo lo que pueda ayudar a prosperar. Parecería que es imposible y que lo hacen adrede, pues no es imposible y si, lo hacen adrede aunque sea un disparate. Misterios de la política. Nos quieren débiles para “vendernos” a crédito, su magnanimidad expresada en votos. Así pues, recortar, clarísimo que hay que recortar y muchísimo. Y austeridad toda la del mundo, y rigor, y escrupulosidad en el destino de las recaudaciones, pero empezando por lo superfluo, por lo innecesario, por lo prescindible. O lo que es lo mismo, por la mayoría de ellos y de sus costumbres mezquinas. Marcha atrás en el gasto público, no en el social, cuando la situación de millones de españoles es dramática y de pérdida entera de generación. A reflexionar.
Si. Entre los impuestos a los combustibles, energías, tabacos, alcoholes, especiales, y mil mas, IVA , los demás indirectos, añadidos a la miríada de directos dañinos y traicioneros al ser lo peor para la economía, tasas, cánones, arbitrios, tributos, matriculación, Ibis, sucesiones perversas, transmisiones, actos jurídicos, IS, Patrimonio e IRPF, y cien más que me dejo, en España existe una HIPER recaudación. Así pues nuestros problemas de deuda y déficit, descuadre y vacios de caja, no son debidos ni de lejos a nada como de las sumergidas, ni fraudes, ni gaitas gallegas. Es debido únicamente a un exceso de gasto, y un asalto sin escrúpulo de la clase/casta política, de sus adláteres y allegados a las arcas donde se almacenan los resultados de la confiscatoria fiscal aplicada. Procede nuestra ruina además, de dar a quienes utilizan el sistema para su provecho por la universalidad y falta de control de las ayudas, subvenciones, pagas, bajas, incapacidades, formación y demás prebendas, canonjías y privilegios. Asunto este por donde se diluyen una enorme cantidad de nuestros esfuerzos fiscales y recaudatorios. Asunto este que, casualmente, crea clientelismo electoral. También tenemos que señalar debidamente a la jauría o harca de “asesores”, empleados de empresas públicas, semipúblicas o Instituciones mediopensionistas, muchas de ridícula factura y de absurda denominación , tanto como de inútil funcionalidad. ONG,s afectas, choferes, automóviles al servicio de los elegidos y electos, dietas, visas, alojamientos, pluses y complementos. Si, si, ya se, me dejo mil mas. A todo esto en nuestro desdichado país le afecta el virus del “sobrecoste del gasto en obra pública”. Algunos estos días lo han cifrado en 47.000 Meuros. Cuando acabé de recomponerme del ataque de histérica risa que casi me liquida al leerlo, dado la ridícula cifra obtenida, me di cuenta que se me quedaba lo más importante. En España, el Estado, obliga al empresario a recaudar alrededor del 45% del salario de sus trabajadores, y entregárselo. Parte del trabajador, parte del empresario dicen. Se supone que este impuesto encubierto, pues todas las características de uno recogen, es para pagar pensiones, y sanidad. No está claro el uso al que lo destina el gobierno de turno, pero lo que sí está claro es que es del trabajador, o sea nuestro, y nos pertenece. No nos lo regala el gobierno benemérito como venden. Y tienen los recaudadores que responder de cómo lo administran. En teoría, el estado debería de funcionar sin tener en cuenta esa monstruosa partida de recaudación que nos sitúa a la cabeza de la imposición europea si se incluyera, lejos de la segunda de más presión fiscal. Es pura caceria. Esta partida debería de, insisto y repito, en breve tiempo, desaparecer y dejar que el dinero que recibe el trabajador sea la cantidad completa para que planifique el mismo su vida y destino. Disponiendo el Estado de una básica cobertura para casos especiales de pobreza, desgracia o no integración del ciudadano que ha contribuido a la riqueza nacional con cargo a los presupuestos generales. Lo único que se consigue reteniéndose esa elefantiásica cifra, es que los salarios netos sean muy bajos, lo que deprime el consumo y no permite que se seleccione lo que sea más eficiente o más rentable. Pero eso no lo veremos fácilmente. En una palabra, tanta recaudación, desalienta y empobrece al ciudadano y por ende al país entero a medio plazo. Pero, ¿qué y por donde creen que empiezan a recortar y a aplicar austeridad los sesudos administradores de lo público? Por todos y por todo menos los que le afecte a ellos. Es así y lo saben, ellos y nosotros. Poder adquisitivo de pensiones, sanidad, copago, supresión de bonificaciones, dependencias, educación, justicia, diplomacia y exteriores, promoción y todo lo que pueda ayudar a prosperar. Parecería que es imposible y que lo hacen adrede, pues no es imposible y si, lo hacen adrede aunque sea un disparate. Misterios de la política. Nos quieren débiles para “vendernos” a crédito, su magnanimidad expresada en votos. Así pues, recortar, clarísimo que hay que recortar y muchísimo. Y austeridad toda la del mundo, y rigor, y escrupulosidad en el destino de las recaudaciones, pero empezando por lo superfluo, por lo innecesario, por lo prescindible. O lo que es lo mismo, por la mayoría de ellos y de sus costumbres mezquinas. Marcha atrás en el gasto público, no en el social, cuando la situación de millones de españoles es dramática y de pérdida entera de generación. A reflexionar.
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