voto

 

EL VOTO.-



L Soriano

Votar es la acción voluntaria de emitir un voto. Es una elección, se supone que mediante una reflexión, dependiendo de lo que nos juguemos, será más profunda o rigurosa.

En primer lugar somos unos privilegiados. Hay muy pocos lugares en el mundo donde los que ostentan los poderes llaman a votar, y mucho menos a una votación limpia y honrada que pueda implicar su cese o destitución. Simulaciones hay muchas, paripés repugnantes otro montón, y limpias, limpias, casi ninguna.

Stalin era claro, " Lo importante no es si votan o no,-aclaraba-, solo importa el que tiene la potestad exclusiva de contar los votos"

Los sistemas por los que se emite y como se emite el voto, varían según países. El recuento también. Las leyes electorales no son siempre y por desgracia, “un hombre (genérico) un voto”. Las proporcionalidades, leyes de mayorías y de agrupamientos, etc. complican mucho los recuentos. Y suelen ser injustas, y crear graves problemas que utilizan ciertos individuos para socavar el país o la nación, para cumplir intereses o megalomanías personales.

En España, y desgraciadamente, la única vía de expresar la preferencia, se articula obligatoriamente por medio de un partido político. No estaría mal, si fueran con listas abiertas y no a dedo de la dirección. Eso ya supone un amaño importante. Si yo voto a un partido que me gusta, tengo que fiar a la dirección del mismo, que quien ellos elijan, es el que tengo que votar.

Votar es un acto racional, o emocional.                                                               El racional, piensa en su presente, en su futuro, en su familia, y en cómo quiere vivir donde desea vivir, Así, echa la papeleta de acuerdo al programa del candidato que más le “guste” o convenga. En mi caso, suelo votar al partido que menos diferencias opone a mis criterios personales.                                                       Cómo no me gusta el sistema, es lo único que puedo hacer, ya que, lamentablemente al no existir “Quorum”, no votar es entregar el voto a quien sí vote, sin más contraprestación.

La teoría del Juego Injusto dice que, establecido el juego, entre  dos jugadores, uno debe perder y otro ganar, pero siempre, y siempre los mismos. Entonces si bajo estas premisas aceptas el juego, lo legitimas. Como Leopold Von Sacher Masoch. Creo que les suena quien pierde y quien gana siempre. Cuando se vota racionalmente, suele ganar la derecha. Eso es una máxima bastante probada. La cartera, la salud, la educación, el flujo riguroso de origen y destino de lo recaudado. También hay delincuentes en la derecha, los ha habido, y sin duda, los habrá como en todo colectivo humano.          Y de estas maneras hay que erradicarles y penitenciarles.

El Emocional, es mas de tribu, de enjambre, de cardumen, de “porque es lo que he hecho toda la vida”. Al votante de izquierdas le da cosa cambiar, por muy mal que lo esten haciendo sus compinches o su representante votado. Donde irá, con quien se reunirá, con quien despotricará de política o ideas sociales cuando las haya. Decía una señora en la tele el otro día, que iba a votar a Yolanda, porque le gustaba mucho. Al apuntarle el entrevistador que si sabia que era comunista, respondió que le gustaba el comunismo, pero no vivir en un país comunista. Ni hablar. Nunca, allí se vive muy mal, decía. Rojilla si, estúpida no. Vamos, a ser gaviota, que pesquen otros y que me repartan.        Este votante, generalmente, emite un voto de izquierda y de extrema izquierda. Contra algún colectivo, contra los ricos, los propietarios, empresarios, contra los heteros, contra los hombres en general, contra Franco, que es como vivían mejor. Deben tener una referencia que sacan del “baúl de los rencores”.        Un ofensa, un dolor, una envidia. Odian la meritocracia. Quieren la acción afirmativa, que no haya uno mejor sino uno de cada, no los mejores, sino cupo o paridad. Okupas, liberados sindicales, abstencionismo, coste de despido, derechos anti empleo, subvenciones, pagas, gratuidad a los que reciben, que paguen los que producen. A este votante no le preocupa el futuro, ni lo que le deja las políticas de izquierdas a la juventud, a sus hijos,  a la productividad, al empleo. Solo piensa en lo que puede lograr del Gobierno, y la izquierda sulfata, riega, enchumba  de promesas, de dineros y prebendas, que ya sacaran a otros, o a ellos mismos. Lo que les mueve mayormente es que no gobierne la derecha.  Ellos tienen “la falsa hegemonía moral” muy elevada que les permite cualquier fechoría, felonía, mentira o alianza, que en ningún momento le permiten a su oponente conservador. Roban conceptos y se los apropian, como democracia, libertad, progreso, aunque odien su significado y sean relapsos, en seguir pasando la factura que creen se les debe, y que nada mas saldársela, la vuelven a emitir.              Lo peor es que son muchos como decia Facundo. 

El voto emocional, hace que cometamos muchos errores, como en el amor, no siempre nos enamoramos de la persona correcta, casi nunca, o más allá. Pero lo peor es si amamos por interés, y en el caso del voto, si votamos por ver si nos toca la piñata prometida.

Es lo que hay, es lo que somos.

A reflexionaromos unos privilegiados. Hay muy pocos lugares en el mundo donde los que ostentan los poder llaman a votar, y mucho menos a una votación limpia y honrada que pueda implicar su cese o destitución. Simulaciones hay muchas, paripés repugnantes otro montón, y limpias, limpias, casi ninguna.

Stalin era claro,” lo importante no es si votan o no,-aclaraba-, solo importa el que tiene la potestad exclusiva de contar los votos.

Los sistemas por los que se emite y como se emite el voto, varían según países. El recuento también. Las leyes electorales no son siempre y por desgracia, “un hombre (genérico) un voto”. Las proporcionalidades, leyes de mayorías y de agrupamientos, etc. complican mucho los recuentos. Y suelen ser injustas, y crear graves problemas que utilizan ciertos individuos para socavar el país o la nación, para cumplir intereses o megalomanías personales.

En España, y desgraciadamente, la única via de expresar la preferencia, se articula obligatoriamente por medio de un partido político. No estaría mal, si fueran con listas abiertas y no a dedo de la dirección. Eso ya supone un amaño importante. Si yo voto a un partido que me gusta, tengo que fiar a la dirección del mismo, que quien ellos elijan, es el que tengo que votar.

Votar es un acto racional, o emocional.                                                               El racional, piensa en su presente, en su futuro, en su familia, y en cómo quiere vivir donde desea vivir, Así, echa la papeleta de acuerdo al programa del candidato que más le “guste”. En mi caso, suelo votar al partido que menos diferencias opone a mis criterios personales.                                                    Ya que no me gusta el sistema, es lo único que puedo hacer, ya que, lamentablemente al no existir “Quorum” no votar es entregar el voto a quien sí vote, sin más contraprestación.

La teoría del Juego Injusto dice que, establecido el juego, entre en dos jugadores, uno debe perder y otro ganar, pero siempre los mismos. Entonces si bajo estas premisas aceptas el juego, lo legitimas. Como Leopold Von Sacher Masoch. Creo que les suena quien pierde y quien gana siempre. Cuando se vota racionalmente, suele ganar la derecha. Eso es una máxima bastante probada. La cartera, la salud, la educación, el flujo riguroso de origen y destino de lo recaudado. También hay delincuentes sin duda, como en todo colectivo humano y hay que erradicarles y penitenciarles.

El Emocional, es mas de tribu, de enjambre, de cardumen, de “porque es lo que he hecho toda la vida”. Donde irá, con quien se reunirá, con quien despotricará de política o ideas sociales cuando las haya. Decía una señora en la tele el otro día, que iba a votar a Yolanda, porque le gustaba mucho, y que le gustaba el comunismo, pero no vivir en un país comunista. Ni hablar. Rojilla si, estúpida no. Vamos, ser gaviota, que pesquen otros y que me repartan.        Este votante, generalmente, emite un voto de izquierda y de extrema izquierda. Contra algún colectivo, contra los ricos, los propietarios, contra los heteros, contra los hombres en general, contra Franco, que es como vivían mejor. Deben tener una referencia que sacan del “baúl de los rencores”.        Un ofensa, un dolor, una envidia. Odian la meritocracia. Quieren la acción afirmativa, que no haya uno mejor sino uno de cada, no los mejores, sino cupo o paridad. Okupas, liberados sindicales, abstencionismo, coste de despido, derechos anti empleo, subvenciones, pagas, gratuidad a los que reciben, que paguen los que producen. A este votante no le preocupa el futuro, ni lo que le deja las políticas de izquierdas a la juventud, a sus hijos, la productividad, el empleo. Solo piensa en lo que puede lograr del Gobierno, y la izquierda sulfata, riega, enchumba  de promesas de dineros y prebendas que ya sacaran a otros, a ellos mismos. Lo que les mueve mayormente es que no gobierne la derecha.  Ellos tienen “la falsa hegemonía moral” muy elevada que les permite cualquier fechoría, felonía, mentira o alianza, que en ningún momento le permiten a su oponente conservador. Roban conceptos y se los apropian, como democracia, libertad, aunque odien su significado y sean relapsos, en seguir pasando la factura que creen se les debe, y que nada mas saldársela, la vuelven a emitir.

El voto emocional, hace que cometamos muchos errores, como en el amor, no siempre nos enamoramos de la persona correcta, casi nunca, o más allá. Por cierto Guardiola ha confesado su voto emocional, por eso adopta las consignas de la izquierda. Yo de Vox, votaba en contra hasta ver si calla y respeta.

Es lo que hay, es lo que somos.

A reflexionar

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