L. Soriano
El establecimiento de la Industria Turística, como máximo y semiúnico
proveedor de bienestar para ciertas Regiones en general, y en Canarias en
particular, obliga a mucho y a todos.
Nos gastamos cientos de millones, y esfuerzos titánicos en tiempo y
dedicación, para promocionar nuestro Turismo, lamentablemente de una manera
casi siempre absolutamente ineficaz. Debido en gran parte, o totalmente, a que
por motivos meramente políticos, se pone al frente de los Organismos Tutelares
del Turismo a Funcionarios. Algunos con cierta voluntad, pero en la inmensa mayoría de los casos, para evitar la
Generalización verdadera, absolutos desconocedores y desinteresados de los
asuntos que manejan.
Falta Sensibilidad,
para con nuestro medio más importante de riqueza. Falta Sensibilidad para respetar y conciliar
los gustos e intereses de nuestros “clientes”. Se nos imponen unos Funcionarios
Políticos, sepan o no nada de Turismo, y tengan o no probada actitud de Sensibilidad
hacia nuestra primera y casi única fuente de ingresos. Algunos a la larga
aprenden algo- eso si-. Otros se dedican a despellejarse por mantener su
competencia o control sobre el mismo, sepan o no lo que hacen, y perjudiquen o
no al conjunto.
La primera línea de choque realmente nuestra, es el Aeropuerto,
sus servicios, sus atenciones y su capacidad de ofrecer al visitante una visión
de que verdaderamente ha llegado a su Paraíso. A estas islas casi la totalidad
de nuestros clientes recalan por él. Y no debemos de olvidar que él ultimo
eslabón a su partida, de unión con el destino visitado, también le corresponde
a el.
Si esto es así, y así es, debemos de reforzar en estas áreas de llegadas
y salidas, la atención más exquisita, el respeto mas elevado, el reconocimiento
más preclaro,en definitiva, demostrar la Sensibilidad Turística que
tanto bien nos puede reportar.
Creo sinceramente, que los responsables de los
Aeropuertos, salvo honradas y contadas
excepciones,que las hay, no están a la altura de lo que se necesita. Puede que
sean expertos en hacer llegar y despedir aviones, pero como el Arquitecto que
hace viviendas magnificas que no sirven
para que las habiten con comodidad las personas a quien están destinadas.
Y de la misma manera en
este caso, las prioridades de estos responsables no siempre, por no decir casi
nunca, coinciden con las necesidades perentorias de conseguir el objetivo de
“Turista satisfecho, el mejor Propagandista”, y “viajero feliz”, por ocio o neg-ocios.
Los accesos a las zonas de embarque y los
oligopolios permitidos únicamente a unos pocos grupos privilegiados, los
accesos a, y desde el parking, las facilidades de transporte de equipajes,
rampas de acceso, maquinas de cobro, áreas de cruce con seguridad, facturación,
embarque por laberintos inexplorables, rampas de llegada y recogida de
equipajes, información general, voces, areas de descanso, salida y transportes
disponibles, etc.,etc., no se distinguen por estar destinadas a la comodidad de los usuarios. Los precios en cafeterías o vendings además, son abusivos, sobre todo para el habitual que toma aviones, para
combatir la insularidad o por trabajo, y
los suben a capricho, sin pensar mas que en recaudar y cuadrar cifras.
Así pues, estos cargos de responsabilidad en
nuestros aeropuertos, eminentemente turísticos, se deberían reservar para
auténticos expertos en Turismo de satisfacción, auténticos embajadores de
nuestra calidad, en definitiva para personas con elevada Sensibilidad
Turística, que comprendan, a que vienen a nuestras islas la inmensa mayoría
de las personas que nos visitan. Será la única manera de que los Aeropuertos,
por donde inevitablemente deben de pasar, se conviertan en la mejor plataforma propagandística, de nuestra Sensibilidad
con el viajero.
A Reflexionar
L. Soriano
sorlo@step.es
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