Defendiendo la democracia

 

                 


EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA
                 L Soriano

 

A pesar de los pesares, y dado que la culpa de que  sea cuestionada, el comunismo blanqueado,  y que ocurra en muchos países entre los que nos encontramos,  sea  toda nuestra, intentaré hacer una clara defensa de la Democracia.
Hemos hecho de ella, un pozo de corrupción. La hemos manoseado como a una muchachita indefensa. Hemos hecho el más espantoso de los ridículos, teniendo en cuenta lo poco que la hemos defendido. Y por lo mucho que hemos cedido ante los antidemócratas, por el mero hecho de “respetarles” aunque nos quieran dinamitar.
Aristóteles ya nos decía que el manejo de poca gente, era posible en democracia, pero el de dirigir mucha gente, era una tarea divina. El Islam, que vio los defectos del Judaísmo y del Cristianismo, aprovechó sus errores y formalizó un “modelo de vida invasivo” amparado en una forma de “religión”, sin serlo. Parece ser que los europeos, están “fascinados” con ellos.   Pero como se fascinaron en su día con Napoleón o con Adolf. No hay quien nos entienda, morimos de éxito, de sobreabundancia, de... aburrimiento.
Se  atribuye una frase al General Patton, que por cierto, sí quería barrer a Zhukov hasta, al menos, sus fronteras,pero  no le dejó IKE, y decía, “Yo estoy aquí para defender la democracia, no para practicarla”. Lo cierto es que en la película Marea Roja, el capitán del Submarino Alabama, dió una lección de lógica al replicar “luchamos para preservar la democracia, no para ejercerla”.
Hemos abandonado nuestros principios, despreciando a los que anteriormente lucharon y murieron por llegar aquí. Hemos cedido a iluminados como Coundenhove- Kalergi, o Merkel, en un alarde de estupidez infinita, abriendo fronteras y aceptando inintegrables e incompatibles con la Democracia.  En una demostración de egoísmo recalcitrante, basada en el cortoplacismo de las convocatorias electorales, y en la rapiña del asalto al presupuesto, que recauda confiscatoriamente la clase política. Escudándose engañosamente en el Gasto Social, nos oprimen con un gasto público desnortado. Desde donde extraen sus confiscaciones más groseras, y donde nutren a sus apoyos electorales.
Hemos abandonado nuestros principios, nuestra historia, nuestra cultura, para dejar hueco a quienes no han podido o querido cambiarlas en sus países de origen. Sin embargo pretenden, con nuestro apoyo y financiación, imponerlas aquí a la fuerza. Y los dejamos. 

Nos alejamos de la Democracia, para que no perturben nuestro bienestar. Y cedemos, retrocedemos, nos excusamos por el éxito de nuestra civilización. Creemos que les debemos el destruirla para ser igual que  ellos, condenando a nuestros hijos al horror del Totalitarismo, Fundamentalismo, o Integrismo en sus más perversas expresiones.

¿Que nos ha pasado, sobre todo a los Europeos más avanzados, Nórdicos, Germanos, y Latinos  detrás? ¿Por qué no aplicamos nuestras leyes a todos? ¿Por qué quieren vivir en nuestras democracias, comunistas, integristas, teócratas,  incluso terroristas, en vez de en los países donde practican, abrazan y militan los suyos y sus costumbres? Corderos abriendo puertas a lobos, e invitándolos a nuestra mesa, cuando sabemos, con seguridad, que  el rancho somos nosotros. 

¿Y lo que será de nuestros hijos y nietos, no nos preocupa nada?
¿Por qué no acatamos y hacemos acatar las Constituciones a todos? ¿Por qué permitimos que se salten los reglamentos los asesinos, los terroristas y/o sus cómplices, los separatistas, los delincuentes comunes y los marginados? ¿Por qué no protegemos a todos nuestros ciudadanos, pero sin fomentar conductas, de ningún tipo? ¿Qué pretendemos conseguir con una sociedad donde se condena la meritocracia, y se aplaude a la mediocridad, la ocupación, el vandalismo, la ilegalidad en todas sus expresiones? Donde el garantismo esta dirigido a proteger solamente a quienes se burlan de nuestra cultura y e incumplen nuestras Leyes.
Donde se blanquea “la carnicería comunista”.
Horroriza oír a dirigentes de alto nivel, comunistas declarados, asegurando ser “orgullosos hijos de todas las revoluciones”. Sí, las de los 400 millones de muertos”, con el aplauso arrobado de nuestra vicepresidenta. Sabiendo que aún no han parado de sumar en esa terrorífica cuenta. Están condenados y proscritos en la comunidad Europea, pero aquí se  homenajea como  “héroes” a los criminales, a los totalitarios de perverso pasado, se les permiten sus siglas, y se reivindican sus genocidios. Calles, estatuas, hospitales e instituciones, llevan sus nombres.
Sin Embargo, La democracia funciona, se equivocaba Borges. Más para que funcione, tiene que estar conformada por sus 4 patas bien sólidas. Resucitar a Montesquieu es lo primero, la ley electoral representativa, la libertad de asociación y de acción política sin la exclusividad ni el corsé de los partidos, además de con las listas abiertas.            
Funciona, y para ello hay que hacer cumplir la Ley. No templar gaitas con los que no quieren convivir bajo sus reglas sin cambiarlas por las vías que ofrecen la Legislaciones.
El problema es que para que nos escuchen en este país,  al parecer, debemos ser terroristas, separatistas, totalitarios o Teocráticos. Y si son ilegales mucho mejor.
Esto no tiene sentido alguno, y seguir insistiendo en lo mismo nos llevará a un destino trágico.
Lamentablemente no parece que la mayoría  de los políticos quieran hacer un frente en defensa de nuestra democracia y nuestros valores.
Del Gobierno actual, no podemos esperar absolutamente nada bueno. Hasta desde la USA de Biden, que era el ídolo de las izquierdas, nos retratan y nos etiquetan de antidemócratas y más que tibios por condenar al comunismo. 

La Oposición no tiene garra, ni quiere problemas. Está en su peleíta interna y en su odio a quien le roba electorado de su mismo signo.  Si llega al poder será apoyado por su enemigo mortal, y por escaso margen. No revertirá nada, ya lo ha prometido varias veces sin cumplirlo, y no lo hará. Tiene mucho por lo que pedir perdón, los que nos gobiernan los manejan como títeres, y los zarandean desde los medios, todos juramentados con la izquierda, salvo raras excepciones.
Democracia estricta, rigurosa, y sin contemplaciones para quienes la conculcan, o la usan para llegar al poder y privarnos posteriormente de ella.
A Reflexionar.

 

 

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