HABLEMOS DE ECONOMIA.
Finanzas Islámicas.
L.Soriano.
Bueno que les voy a contar yo de “lo Islámico” y el repudio que me
produce casi todo lo que de allí procede. Sin embargo, desde hace tiempo no
dejo que me enturbie el entendimiento ni que a generoso y a agradecido me gane
nadie, y si hay meritos que reconocer, que se reconozcan.
Mr. Sheng y Mr. Shing, son dos personajes de gran altura
profesional. El uno es uno de los más altos Comisionados de Hong Kong y
Consejero permanente del Banco de China. El otro no le va a la zaga, Profesor
de Economía en Cambridge y promotor de www.project-syndicate.org por si alguno quiere echarles un vistazo.
Pues bien, esto resulta que les gusta escribir juntos y llegar a conclusiones
verdaderamente sorprendentes. La que nos
congrega ahora mis indulgentes lectores, es la de “Finanzas Islámicas”. No va y
resulta que el Khuran o Corán, en una de sus Suras más profundas aboga por la
“Abolición absoluta de los intereses en las transacciones comerciales o financieras,
y alto sentido de la honestidad por parte de los participantes”. Supongo que la
traducción libre y puesta al día, no les confundirá del objetivo. En el mismo
lado, y quién sabe si al hilo de lo expuesto, Keynes, ( John Maynard, barón de
Tilton) en su irrepetible “ The General Theory of Employment, Interest and
Money” ya nos lo conto. Si, el Barón, nos decía que solamente a un interés 0 o
testimonial, podría mantenerse el pleno empleo
y la distribución equitativa de la riqueza. Bueno, no todo lo Keynesiano se ha demostrado
bueno para las economías al intentar ponerlas en práctica pero, siempre como
economista he creído que las teorías económicas hay que experimentarlas
aplicadas por robots, no por humanos que acaban interpretando mayormente el
texto, en pro de sus intereses particulares alegando posibilismo. Por lo que
quiero mirar esta propuesta coligiendo a los Srs., Shing y Sheng, como una
propuesta tremendamente seria y positiva.
Las medidas contra la usura están entre las prácticas más habituales de
los anales de la humanidad. Sin embargo, ha resultado siempre inevitable sin la
ayuda de regulaciones que subiera más alto de lo que procedería para incentivar
la inversión. Claro que, insisto, el aplicador debe de ser hiper-honesto y
aplicar mano dura a la subida de precios que provocaría y al aumento del interés
que trataría de aflorar. Esto haría y daría algo así como un sistema Equi-Financiero(E-F), o donde
se comparte el riesgo y también el beneficio. En el Islam el beneficio no está
prohibido, como si lo está el interés. Debito Financiero (D-F), que es donde estamos, y como comprobamos cada
día, lleva a una inestabilidad enorme, que según lo que proponen estos Sres. y
el Barón, sería mucho menor en el E-F.
Como quiera que el mundo Islámico crece en tamaño y en
poder, apoyado por sus inmensos recursos naturales, puede que las Finanzas Islámicas,
lleguen a ser un gran competidor de las actuales formas de actuar en el mundo
financiero. Parafraseando de nuevo a los mencionados Sres. “El mundo ganaría
mucho, si los dos sistemas compitieran de manera justa y constructiva para
atender a las necesidades reales de las personas por las diferentes vías”.
Reconocido queda. A reflexionar.
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