Entonces, la población, que ve los cochazos de los políticos, los sueldazos de los concejales semianalfabetos funcionales y los derroches en móviles, comidas, viajes y enchufes familiares, va y se confunde. El artículo de M.M. Ferrand, que no ha pasado desapercibido a casi nadie, es parte de la confusión, que él no tiene, por supuesto, pero no ha actuado con la delicadeza debida y la sensibilidad que esto requiere, y azuza a los "confundidos".
Declaro universalmente que los funcionarios son de muy distintas, distantes y diversas clases. Una división general serían la de los productivos y la de los improductivos. La de los que producen o ayudan a producir con su servicio y los que consumen solamente. O ¿es que los médicos, jueces, policías, militares, profesores,administrativos y barrenderos son iguales que esos políticos enchufados abrevando de las ubres del presupuesto? Pues evidentemente, no.
Baste ver que esos colectivos están con sus presupuestos recortados, con los medios limitados, a veces con peligro para sus vidas, y con trabajos de enormes jornadas, desbordados, con instalaciones deprimentes, sin privilegios algunos, acosados muchas veces por esos políticos que los maltratan hasta la ignominia y con pagas rayando en lo miserable. ¿Están libres de culpa, no obstante, los funcionarios reales y productivos? Pues no. Porque ellos han permitido que la inmensa mayoría de los políticos sean a la vez funcionarios, lo sean sus esposas y familiares y hayan creado una casta dentro de la política desde las plataformas del funcionariado, al que no renuncian aún siendo y teniendo decenas de cargos o prebendas.
L. Soriano
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