HABLEMOS DE TURISMO. Cuidado

L. Soriano 06/02/2011  



Tenemos unos dirigentes turísticos a todos los niveles, tan nefastos como los cronistas de negra jaleadores y aduladores de los políticos incapaces. Como ya ocurriera cuando Denpasar (BALI), el alegrarse del mal ajeno es una política que tiene precio, pasa factura, y no tan a la larga.

De entrada basar nuestra ocupación turística en que otros destinos estén fuera de juego por revoluciones, terrorismo o desgracias puntuales es rematadamente absurdo, ineficaz y de malas personas. Disponemos de un territorio insular y fragmentado, alejado de Metrópolis civilizadas y con estados de derecho de alguna manera consolidados, por lo que somos muy frágiles y sensibles a cualquier desvío de la recta de estabilidad completa. Si para llenar nuestra planta necesitamos de estos desgraciados, eventuales y puntuales sucesos, no podremos construir sobre esas bases ninguna política de bienestar duradero. Ni siquiera como decía uno de estos cronistas de la desgracia ajena, para que nos conozcan y nos evalúen; claro que –continuaba-, no podemos competir en precios ni en servicios dado el bajo coste de su mano de obra. Que argumento para un turista. Somos más caros porque tenemos mano de obra cara y porque tenemos impuestos altos y porque tenemos que mantener a una clase política inoperante y a una manada de corruptos que parasitan y pastorean el presupuesto.

Debemos ser cautos, respetuosos y caritativos para con nuestros competidores, cuando nos beneficiemos sin intención ni voluntad, de sus desgracias. Nuestra vulnerabilidad es tal, que da pánico pensar que podamos suscitar enconos peligrosos, alegrándonos de los males del competidor y venteándolos en los medios. Eso puede pasar factura. Además no se puede basar ningún crecimiento y desarrollo en estas causas porque son efímeras, flor de un día. Hoy abren de nuevo los comercios y los bancos en Egipto, mañana darán a conocer una política de atracción turística a precios imbatibles, servicios insuperables y esfuerzos en seguridad extraordinarios. Y ellos tienen sus Pirámides y Templos que, aun en lo peor de su crisis, han atraído a decenas de miles de turistas que no se arredraron con la situación.
Egipto vuelve a la normalidad y Túnez en unas semanas.
¿De verdad era necesario esa triunfalismo miserable de algunos? Solo honrosas excepciones han puesto cuidado en las declaraciones, por mucho que los Políticos que nos gobiernan necesiten datos e índices que les den una buena portada y unas declaraciones triunfalistas. No hagamos obra de la desgracia ajena, pongamos cuidado en proteger nuestra industria de sucesos inesperados negativos, seamos rigurosos, serios y competitivos; a preparse para catástrofes, revueltas propias o cercanas e incluso para eventos complicados. De todo se aprende. Pero no seamos cuervos ni buitres. Cuidado.

A reflexionar.

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