TARJETAS, de Crédito
L. Soriano
Pues sí, los sustos no acaban. Cuando aún no sabemos donde
estamos con el asunto de las hipotecas, de cómo nos vamos a quedar sin
viviendas y algunos a seguir pagando créditos sin tener la propiedad, de que si
no sabemos lo que se ha perdido en este país por jugar a financieros personas
sin preparación alguna y asesorados por “cazadores de palomos”, que acudían
como las moscas a la miel, y que según los que montaron el circo y las
“trampas” legales y aprobadas y apoyadas
por el Estado que permitían la indefensión completa de los “primos”, y que
ahora se les vuelven lanzas mortales. Van y dicen los tramperos que aunque se los hubieran
advertido como las cajetillas del tabaco – las hipotecas pueden ser mortales-,
“nadie hubiese dejado de firmarlas. Lo del 120% del valor de las híper infladas
hipotecas por las mismas tasadoras, que ahora con el criterio de la situación
las bajan a la mitad o menos, que permitían
presumir a los enredados ahora, de que sin preparación, con precariedad de
empleo y sin esfuerzo especial se podía
y se debía disfrutar de la vida y vivir
como príncipes sauditas, transmitiendo a la juventud que el esfuerzo era un
papanatería y que los “derechos” eran inamovibles, a mí personalmente, y lo
siento por los casos aislados excepcionales, no me dan pena. Denuesto que el
Estado lo haya permitido, pero el que firma habrá aprendido que a veces,
dependiendo de quien te pone el papel delante, tiene que cumplir y responder a
costa del resto de su vida, cosa que no ocurre ni con los asesinos ni con los
terroristas. Cosas de este país, sus legisladores y sus gobernantes.
Pues bien, el siguiente susto que se nos instalará pronto,
que sepamos, será el de las tarjetas de crédito. Si, ya que lo que va a pasar
con las Cajas, ciertas Cajas, algunas Cajas, y con ciertos Bancos, será cuando
el Gobierno quiera, que tiene a todos amordazados y amedrentados para que nadie
desmienta más disparates, ni la realidad más cruda, como están los sindicatos-
que vergüenza-, y los”Cultucutres”- que indignidad-.
El siguiente palo que va a recibir esta clase media
española, que es la de menor poder
adquisitivo y menos preparada de Europa, y la que esta sufriendo más el paro,
no tanto por el número sino por los gastos fijos a los que se enfrenta, muy
difíciles de cortar, serán los pagos aplazados de las tarjetas, la retirada de
miles de ellas y, agarrense, los intereses altísimos- permitidos por Ley- que
se aplicarán a descubiertos y a impagos.
Si sumamos la mora en cuotas hipotecarias y/o de financieras
de consumo o de automóviles, los atrasos o adelantos, según se mire, de nóminas
que han dispuesto muchas familias, las monstruosas subidas de todos los
alimentos, la energía, los impuestos que suben desproporcionadamente, dígalo
Agamenón o su porquero, los combustibles, que suben diez y baja uno con el
consenso cómplice de nuestros gobiernos Locales, Autonómicos y Centrales, los
transportes,las comunicaciones, los móviles,
los de educación y los sanitarios a quienes no llega o no pueden usar las
coberturas por inoperantes y colapsadas, el panorama con las tarjetas será
parte de la puntilla final.
No nos dan salida, reciclaje, ni oportunidad. Nos han mimado
a derechos que ahora como los banqueros nos quieren quitar de golpe, todos, y
pretenden que seamos buenos y aprendamos la lección. Pero el dinero, ni se crea
(o sí), pero no desaparece o no se
destruye, esta en otras manos, en otras cajas, en otros paraísos y a salvo casi
todo de la fiscalidad. Somos peces en bañera, moscas en un ventanal, pajarillos
enjaulados, corderitos camino del “pincho”, y nos creíamos los reyes del Mambo.
A propósito, que de menos se echa en falta al que tanto alabó la visión
magistral de Zapatero, una collejita, pequeña, o una frase de aliento a tantos
y tantos españoles, millones ya. ¿Tendrá la Casa Real censurado el Informe de
Cáritas, tendrá algo que decirle a Garzón el camaleón-faisán-, de lo de la memoria, algo que comentar a ZP de
sus éxitos en el desastre?
Si, si, que sí, que
Marianon, tocando el violón, también lo veo, él, esperando que esta tormenta
termine de caer a ver si le queda algo,
aunque él de momento ha salvado el cuello, pero que tenga cuidado. Que no se
duerma tanto, que ya la crisis es porque el “Estado tiene poco poder, y maneja
poco”, así lo acabarán vendiendo.
Como siempre, a reflexionar, pero por favor, no se depriman.
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