
DE LO RISIBLE A LO NO CREIBLE.
L Soriano
Nuestra senda política, esa que estamos recorriendo, es
variada pero triste y complicada; con unos cayendo en el horror de la ruina y
la pobreza, otros en el terror del paro y la la falta de recursos emocionalmente destrozados casi todos, con
excepción de los que se resisten a soltarnos las amarras y tenernos
secuestrados y en situación de crisálida. Están dispuestos antes de siquiera
pensar en qué podrían hacer para contribuir y apoyar en la lucha contra la
crisis, a dejarnos exhaustos y sin nada de lo que habíamos conseguido ahorrar en nuestras vidas. También consiguen con esos
desesperados e inútiles esfuerzos por aplicarnos las leyes fiscales rayanas en
terrorismo, chantaje o confiscación, que los jóvenes pasen a maduros sin empleo
ni futuro, y que los que mantenemos este país preparemos cada vez con más
vehemencia nuestra defensa legítima. Y repito lo de inútiles esfuerzos, porque
serán incapaces de hacer nada con tanta recaudación salvaje que sea positivo.
Solo conseguirán mantenerse unos pocos meses en sus imposibles poltronas a
costa de hacer más lenta la agonía de los esquilmados, expropiados y desahuciados
contribuyentes. Como dejaran el país
será su responsabilidad, pero no pagaran por ello. Lo saben y aguantan con
soflamas de “brindis al sol”, de arengas sobre el “noble ejercicio de la
política” y el grito de “respeto a las instituciones”, que entre más
contaminadas y corruptas más respeto exigen.
Hemos pasado de tener gobernantes Risibles, a padecer a los
No creíbles. Debe ser hondo el abismo al que se han asomado los no creíbles, provocado sin duda por los
risibles que nos han gobernado 8
años; pero la inactividad del inane Gobierno por atajar la hemorragia,
pretendiendo arruinar a la población entera, cerrar las posibilidades de que
nada pueda comenzar ni prosperar por lustros en este país, solamente para
mantener la imposible e impensable utopía de sostener este modelo, es letal.
Incluso para ellos. Sera algo más tarde pero será y caerán también. Aplaudamos
que los risibles se hayan ido con el
rabo entre las piernas aunque impunes, y que hayan proporcionado una vacuna a
la sociedad e incluso a sus compañeros para una posible próxima infección. Pero
saquemos toda nuestra artillería a la calle, para obligar a los no creíbles que pasean nerviosos por
los pasillos de los palacios institucionales a actuar en contra de sus
prebendas y las de sus amigos, adláteres, familiares, esbirros y sicarios, y se
inmolen aunque sea por sus hijos y descendencia en general. No tendrán el arranque de valentía y
gallardía, pero puede que si entre todos les chillamos o más, se sientan
presionados y reaccionen alguna vez para bien de los ciudadanos. A Reflexionar.
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