FISCALIDAD ..Corporativa
L. Soriano
Creo que ya es suficiente, que está bien demostrado, que es
lógico, justo, patente y absolutamente necesario. Los cuales razonamientos no
son garantía de que los responsables de gobernarnos los vean, y los corifeos a
quienes esta situación les beneficia los vayan a apoyar. Necesitamos leyes
distintas y distantes para distinguir a los medianos, pequeños y minúsculos
empresarios, que somos legión, así como a profesionales y autónomos
individuales, y las grandes corporaciones, las grandes empresas o las grandes
Fundaciones.
Lo que no es posible es que las soluciones a las normativas fiscales
y laborales, sean prácticamente las mismas para las empresas de miles de
empleados que para las cafeterías de dos, con escasísimas diferencias entre los
derechos y/u obligaciones que regulan a ambas.
El detrimento es para el pequeño, y eso es natural. ¿Pero cómo
es posible y de dónde sacan a los legisladores fiscales? ¿Cómo piensan que
pueden legislar fiscalmente a este país como si fuéramos otro con energía,
recursos naturales, industrias productivas, tecnología punta o especialización
diferenciada? Como si fuésemos una economía estable donde se puede pedir
adelantos de Beneficios seguros futuros, donde la simple facturación de un producto o servicio, se dé por cobrada
a efectos fiscales, como si las revalorizaciones cubrieran con distancia los
impuestos que gravan las compras, donde los impuestos de las ventas hagan
rentables las mismas y no las desincentiven y obliguen al fraude como
supervivencia o defensa propia. Donde el costo vital, o el costo laboral, o el
costo empresarial de la mayoría de los ciudadanos o de las pequeñas empresas
sea inasumible, como si fuéramos un país
altamente industrializado y autosuficiente.
Las inversiones extranjeras desaparecen, las interiores son
inexistentes, los empleadores sienten el “pánico” a contratar, todos quieren
ser funcionarios o políticos, donde no hay espíritu empresarial y el poco que
aparece se cercena sin compasión. Donde la impositividad “directa” y fácilmente
recaudable, confiscatoria casi siempre es la norma y donde la indirecta se sube a “placer” de
las necesidades de los derrochadores y manirrotos que se han aupado al poder
sin méritos ni preparación, o quizás por eso se han dedicado a acapararlo.
Donde no se tiene en cuenta si es posible, justo y positivo, sino que se
antepone la necesidad de cobertura de gasto a la posibilidad o no de la
recaudación, que les resulta imprescindible.
La asfixia fiscal es cortoplacista, lo que necesita este
Gobierno para seguir en el machito unos años más y dejar inhabitable el territorio
para que otros lo puedan hacer prosperar. Estos “Atilas” de poca
monta y mala muerte, harán muy difícil que nadie después de ellos tenga margen
para algo, “ aprés moi le deluge”, sino para huir y salvarse en las Arcas que
como Noé se están construyendo muchos españoles, pero fuera de este precioso
pero “ocupado” país, por fuerzas de ocupación y desolación, con la complicidad
de las urnas. Y es que
“el pueblo es muy sabio”. A veces, sólo a veces. Grandes ejemplos ha habido y
hay en la historia. Y la alternativa
es para llorar.
A reflexionar.
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