Como si de buzos o submarinos se tratase, en economía, el
sumergirse es asocial. De eso no cabe duda y no seré yo el que cuestione
esta categoría.
Sin embargo, tengo que decir que
creo en la legítima defensa, en la
insumisión ante la injusticia y en la revolución ante la tiranía. Soy así, no
es un argumento, es un sentimiento, semi esquina a percepción y por lo tanto
con pocas posibilidades de que entre en
discusión y menos de que pueda, quiera o
deba cambiarlo.
Parto de la base de que la Agencia Tributaria es sectaria,
sesgada, confiscatoria y, que los impuestos los crean e imponen una manada de
cretinos con deficiente preparación, con peor conocimiento y sin tener en
cuenta cosa otra que la recaudación voraz.
Además
de esto también parto de la base de que 5 administraciones, que nos quieren
gobernar de una u otra manera, se superponen y se confabulan no para ayudarnos
a mejor producir y a mejor vivir sino para mejor recaudar, Y han leído bien,
CUATRO mas UNA, son las administraciones que pretenden en un país como el nuestro vivir
de los contribuyentes. Ellos y sus
adláteres por supuesto.
Parto de la
base asimismo que el destino de la recaudación es incontrolable en términos
reales y que su uso es sectario y errático, pero previsible en cuanto a los
intereses de los políticos. También considero que hacienda no somos todos, que
la hacienda no es nuestra amiga y que como contribuyente no me siento realizado
por lo que no soy un contribuyente feliz.
Dado esto por supuesto, que quien pueda se sumerja no puedo
demonizarlo. Es pura supervivencia. Los pagadores netos de impuestos, las
hormigas, entregan lo mejor de sus
vidas y una enorme cantidad de sus
ingresos además de dedicar horas de trabajo que no cobran para contribuir mejor
o de manera que, a la Agencia le facilite su pesca. Pagamos la bala con que
se nos fusila. Eso ciertamente pasa en China y aquí, sin sangre de la roja pero
con mucha enjundia y voracidad nos vacían los bolsillos para gastar más de ¾
partes en gastos corrientes, esto es, en sus emolumentos incontrolados y en gastos
suntuarios tipo Audis, viajes y comilonas. Amén de enchufar a sus amistades,
familias u otras cosas peores.
Que un taller de un miniempresario autónomo, que se deja la
piel trabajando, con unas condiciones
precarias, con materiales que manchan y ensucian, y con un sentido del
ahorro vital, tenga que pagar casi la mitad de lo que gana, para que lo derrochen
unos ciudadanos “ especiales”,
parte de ellos elegidos por el pueblo aunque pocos directamente, es clamador de
espacios celestes. Como economista, le concedo el “derecho” de sumergirse antes
de cerrar y dejar que su familia pase necesidades básicas de supervivencia.
La subida de impuestos, provoca un aumento de los
sumergidos, de los que se salen del circuito y la persecución es imposible por
falta de medios y las sanciones incumplibles por insolvencia. Baja la
recaudación y se carga al contribuyente legal con el peso de pagar las elefantiásicas
administraciones incapaces de reducirse.
Solamente en Canarias la fiscalidad es total. Ya que entra
por los muelles, como un embudo y todo es gravado con el ilegitimo AIEM. Tanto todas
las materias primas o productos terminados con tarifas de partidas
arancelarias astronómicas, muchas de ellas, que encarecen el producto
que de manera inmediata. Que hacen que los más alejados paguen de su bolsillo casi
un 30% más que los ciudadanos del continente por los mismos productos al añadir
a los gastos de transporte- desmedidos-
los impuestos y arrastres de las mercancías y no digamos los transbordos a
otras islas de las mercancías consolidadas, o donde no llega línea marítima conveniente. Así pues , imposible el
sumergirse, y lo poco que se hace se persigue con saña y como pescar en pozales.
Legítima defensa, prioridades, impuestos imposibles de pagar
por confiscatorios, normas, leyes e impuestos desmesurados, incomprensibles, a
cuenta, criterios del devengo,etc.,hacen que los ciudadanos se vuelvan insolidarios y acometan o
perpetren acciones como la descrita.
Es una pena que no quieran verlo, es fácil de entender. Quien quiera
sumergirse, quien crea que si no lo hace perece económicamente, que lo hagan y
cuanto antes.
A reflexionar
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