LA VANIDAD ENVENENADA.
L.
Soriano El vaso de la vanidad de Rajoy y el PP con él,
al final fue colmado. Se lo bebieron de un trago sin querer admitir que sabían que
podía estar envenenado. Es igual, decían – ya nos curaremos -. Desde la grada,
un suave y desapercibido PSOE, observa complacido su obra y espera mientras el
enorme morlaco se desangra, se desploma, poco a poco, como el toro herido de
muerte por el estoque del torero, entre mas sacude el cuello, mas se degüella. No saben nada de la historia, no han aprendido
nada de la vida, con lo preparadísimos que llegaron. Los envenenadores, como el
dragón de Komodo, esperan pacientemente que su veneno haga efecto, sin
necesidad de arriesgar, ni poner en peligro su integridad. La
ciudadanía no se acuerda de quien nos trajo aquí, el caso es que estamos aquí y
nadie nos había advertido en serio.
Todos cómplices pues, estos por omisión y por evasión del deber de “In
Vigilando”. Callaba la oposición entonces para conseguir su vaso, que se
colmaba a borbotones y gritaba “que se hunda España, que ya la levantaremos”.
Se creían que les daban el poder gratis
quienes utilizaron y quién sabe si aun mas, el 11M para desalojarlos. Ingenuos,
Ilusos, prepotentes, soberbios, ignorantes, niñatos grandes…. tontos del culo.
Si lo que tenemos es que elegir entre una peligrosa por mala, corrupta, subvencionada,
inútil, descerebrada, analfabeta, mentirosa y malvada Izquierda, y entre estos
atilldaditos estúpidos, ya descritos con detalle más arriba, estamos listos. El camino de mil millas,
si, ese que empieza con el simple paso y que es al parecer la única salida, se
nos abre ante nosotros oscuro, tétrico, áspero y tenebroso. Enfangado y con
bestias al acecho, con carroñeros esperando nuestra caída, abismos
infranqueables y simas infernales sin termino. Con nuestros arreos, la familia, los pocos
enseres que nos queden y poca cosa más que hayamos hurtado a la voracidad de
los envenenados, en su inútil búsqueda del antídoto inexistente, lo emprenderemos
resignados y con nula esperanza. “Lasciate tutta speranza….” según Dante ponía a
las puertas del Infierno. Esperemos que alguien nos guie, y que la Providencia divina,
la que sea, nos ayude, porque de estos, de los envenenadores ni de los
envenenados, podremos esperar nada. Ellos están solamente absortos en su
supervivencia como casta alternante, pretendiendo dializarnos para su
bienestar. Como el Faraón
de Egipto tras la huida de los judíos, querrán perseguirnos para que sigamos en
la esclavitud, arrebatarnos a nuestros hijos para sus obras y sus vicios y
hacernos morir girando en las norias sin fin. Y mucho me temo que ningún Moisés
nos abrirá ninguna senda por donde escapar y que ahogue a los perseguidores después.
También podemos rebelarnos, todos, pero eso está lejos de ocurrir, no en este país. A Reflexionar.
2 comentarios:
Comparto. Y por supuesto, bravo. Agradecida
Estupendo! felicidades! Gracias por regalarnos sus finos y atinados comentarios, que son como una espada, para los malosos.
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