ODIO (Inoculado). L Soriano
No es preciso ser un observador sesgado para comprender que
en España la semilla del odio ha germinado de nuevo. Proviene del mismo sitio,
pero si se fijan bien, la mayoría de los odiadores, provienen de antiguas,
recias y afines familias franquistas.
Es algo curioso pues, así como de entre las familias
socialistas y comunistas, es raro el descendiente que milita en la derecha o en
el liberalismo.
El odio se arroja sobre España, la Nación, sus Instituciones,
su lengua, su historia, sus valores y sus costumbres. Y es un odio inoculado, no sufrido, ya que, los
que quizás pueden alegar haberlo sufrido, están en la década de los 90. Han
transmitido y con “éxito” al parecer, a sus retoños y estos a los suyos un espíritu
de Tribu, de Rebaño, insaciable a la hora de destruir las instituciones. Da igual
que la mayoría de los dirigentes socialistas ocupen cargos de altísimas remuneraciones
o incluso sean muy ricos en posesiones y riquezas, ellos saben que donde está
su seguridad, inmunidad e impunidad, es en el “quejio” de la izquierda. Alertan
no contra lo aun existente, que es la “carnicería comunista” en innumerables países
y creciendo, sino contra una entelequia del triste pasado, que ni siquiera es
totalmente probado que la padeciéramos aquí como tal.
Y yo me pregunto, ¿a donde vamos en en esta deriva
destructiva, capitaneada como en otras ocasiones por un socialismo disfrazado
de “demócrata”? Y eso solamente por arribar a unas elecciones con un ideario programático,
del que inmediatamente que alcanza el poder, lo incumple en su totalidad, se alía
con la hez de la política y de la criminalidad, y continúa la socavación y
soterramiento de nuestra Nación.
Chantajea además a los “empresarios” que entrecomillo porque
son conseguidores de prebendas estatales
únicamente. Seduce a los Obispos, lo que no es nada difícil, por tener una
mentalidad predispuesta a la palma del Martirio, adoran siempre a Anas ,
Caifas, a los Filisteos, e
incluso a Poncio Pilato.
Y concluyo, de los 120 parlamentarios que ocupan los escaños
socialistas con fidelidad perruna, ¿no hay nadie que disienta de la política de
su partido? Sinceramente son 120 personas, con familias, hijos, nietos, y con
intereses en el progreso y la prosperidad, así como en el cuidado sanitario, la
educación, la política exterior, la inmigración y las leyes fiscales. ¿Y
no hay ni uno a quien le parezca mal o peor, este abismo al que nos arroja ese
partido de siglas perversas en el que militan?
Cada día me sorprende más el paisanaje de este país. No lo
mueve el amor ni la envidia, a una gran parte, más de la mitad parece, lo mueve
el ODIO. Odio sin sentido, ni origen ni causal. Y eso es más difícil de solucionar. A
Reflexionar.
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