La Mision
Miguel Andreu nacio en un pueblecito chiquito del Sur de
la Tamaran Gran Canaria. Pueblecito con Playa, caluroso, con sol, tremendo
viento y tierra, mucha tierra. Paraiso de la langosta pero no la rica de mar,
sino la de tierra y arena. Esa invasión que en enormes Bolas redondas,
valientemente se echan a la Mar a buscar tierras desconocidas que devastar.
Para sobrevivir. Las de afuera mueren. Se enganchan en sus patas de sierra y
van formando un monton curiosamente esférico y a la orilla del mar, esperan que
el viento las arrastre. Navegan las olas y llegan a donde llegan, las que
llegan. Viven las que viven, pero son millones, y nada mas desembarcan, se
desprenden y comienza la ruina del destino. Se lo comen todo. Cosechas,
animales pequeños, todo y sin dejar nada.
Ni idea de porque llegaban a esa playa con tanta frecuencia. Pero cuando
lo hacían, se oscurecia el cielo, como en la Plaga de Egipto, y lo único que
podíamos hacer es aporrear un cacharro metalico con una piedra para intentar
espantarlas. Ni caso nos hacían. Antes los barcos de la armada, intentaban
cañonearlas para destruirlas antes de que atracaran en la playa, pero
imagínense centenares de bolas de 5 o 6 metros de alto, rodando velozmente
sobre las olas y embarrancando en la playa de arena. Jamas se olvida esa
escena.
Andreu no es un apellido de la zona, ni siquiera de la
isla. Un foráneo, “godo”, del Nordeste peninsular,incansable trabajador, y
“echao palante”, encontró el amor en una bella lugareña de ese pueblo, que
estudiaba en la capital cerca de su oficina. Desayunaban en un bar cercano cada
dia, se conocieron, se enamoraron, se casaron en la Iglesia del Pueblo…… y de
ahí llego Miguel. Cuando nacio, el Foraneo padre, ya era un destacado
comerciante, con capacidad económica lejos de la media
local. Solo en 4 años Isidro, su padre, había
revolucionado la escasez de los productos que vendia, transformandola en
suministros y de ahí,en dinero.Tan escaso en aquella tierra.
Por tanto, nunca
paso necesidad alguna. Era además un niño robusto, que llego pesando 5,3kg en
su nacimiento. Pobre madre. Que comia de todo y con profusión, y además era un
chiquillo “bonito y risueño”. Siempre lo fue.
A los 9 meses en, Junio , Isidro y Rita,embarcaron en un
barco de la Trasmediterranea para la Peninsula desembarcando en Alicante previa
escala en Malaga. Llevaban y magnifico Vanguard “Made in England” como ponía en
la cromadas letras de su costado. Y tenia unas simpáticas flechas direccionales,
reverberantes e iluminadas que salían de entre las puertas al accionar la
palanca de hueso sobre el volante. Los autos viajaban en Cubierta, bien
amarrados, y los subían y bajaban en enormes redes que colgaban desde la Plumas
de gruas y se balanceaban peligrosamente en el aire hasta tocar muelle. En esos
momentos, al atracar el Vapor , porque eran de calderas, proveniente de
Canarias, decenas de personas se abalanzaban estorbando a los amarradores, para
coger lo que del barco se lanzaba o se enviaba en las redes. Cigarros,
cigarrillos, licores, quesos de bola, galletas, relojes,radios y otros
artículos de estraperlo que en canarias eran baratísimos.
Nada mas que pasaron aduana, y enseñaron la Importacion
temporal del coche, salieron hacia Valencia. Hacia 3 años que no estaba Isidro
en su tierra.
Llegaron a su destino esa noche, muy tarde. Alli los
esperaban despiertos los padres y hermanos de Isidro. Su hermana también se
había casado con un zapatero y tenían una niña de 6 meses.
La casa de los Padres, era una casa típica levantina. De
gente acomodada, como era Isidro Padre. Trabajaba de Ferroviario en la línea
Valencia y cercanías.
Con una puerta de seis aperturas. En madera maciza, al abrirse total
dejaba paso a carro y bestia, que podía entrar hacia el fondo. La ancha entrada
de caballeriza estaba llena de sillas de enea fabricadas en Mogente,y entrando
a la derecha estaba el dormitorio principal, con ventana a la calle San
Cayetano. Después había a mano derecha un comedor con chimenea y dos
dormitorios seguidos. Luego ya estaba la cocina con fuego de leña a la
izquierda y a la derecha una mesa pequeña con dos sillas. Mas adelante a a
derecha estana la pila de lavar y el baño, retrete y lugar de baño. Ya al
fondo, la cuadra, el lugar para el carro, el gallinero y la conejera. Con un
altillo para el pienso y la paja. Era una bonita, y comoda casa. Ya en esa
época, habían pocas caballerías en el pueblo. El tio Ruro, padre de la aun
novia del hermano de Isidro, seguía con su burrito y su calesín, y vivía en
frente. Ese fue uno de los 14 veranos que Miguel Andreu paso en casa de sus
familiares, primero con sus abuelos y después ya con su tia.
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