TOM WOLFE /
TOM WOLFE / con la
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TOM WOLFE /
hace 20 años entrevistado para El Pais.
¿Ese aislamiento es el
mismo que reprocha a los intelectuales, lo que usted denomina “élite de
izquierdas”, a los que tanto critica?
Bueno, es que son ridículos. Son tan
reaccionarios, tan reaccionarios, Dios mío… Su pensamiento no ha progresado
desde 1945. La figura del intelectual tiene prácticamente un siglo de vida. El
término fue creado por el francés Clemenceau para
designar a los escritores, los artistas, los que creaban. Ahora, la palabra
intelectual se ha desvinculado de lo que supone un logro intelectual; un
intelectual es un consumidor de ideas, ya no hace falta ser un creador. En
realidad, ser creativo es un estorbo. El ejemplo perfecto es Noam Chomsky. ¿Es un hombre
conocido en España?
Sí, es conocido.
Bueno, es el ejemplo perfecto. Antes de la
guerra de Vietnam, Chomsky era
el gran lingüista de EE UU. Se inventó la teoría revolucionaria de cómo se crea
el lenguaje y qué es lo que se puede hacer con él. Pero no estaba considerado como
un intelectual, porque un intelectual es alguien que sabe sobre un asunto, pero
que, públicamente, sólo habla de otras cosas. Y cuando Chomsky empezó a
denunciar públicamente la guerra, ¡de repente se convirtió en un intelectual!
Aquí un intelectual tiene que indignarse sobre algo. Como dijo McLuhan, la
indignación moral es la estrategia adecuada para revestir de dignidad al
idiota. Y eso es lo que hace la mayoría de los que se dicen de izquierdas: en
lugar de pensar –lo cual es duro, lleva tiempo, hay que leer–, se indignan por
algo, y eso les reviste de dignidad. Siempre han escogido las opciones
equivocadas. Me encanta tener al presidente Mao aquí, en mi mesa; Mao fue
considerado hasta el final como una gran figura por la gente de izquierdas.
También había muchos que pensaron lo mismo de Pol Pot, que exterminó a media
Camboya. Bueno, no me haga empezar con estas cosas…
A usted le encanta fastidiarles. Les dijo,
después de las elecciones, que iba a ir a despedirles al aeropuerto.
Precisamente por eso me he retrasado unos
minutos esta mañana en nuestra cita, porque venía del aeropuerto Kennedy de
despedir a mis amigos, que decían que no podrían aguantar cuatro años más de
Bush… Yo no me he ido porque alguien tiene que quedarse aquí [risas]. No son
mala gente, son simpáticos, tengo muchos amigos que son así.
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