Política
sostenible
La
sostenibilidad es un punto de actualidad.
Desarrollo
sostenible, turismo sostenible. Son temas en boca de todos, como impacto,
territorio, calentamiento, globalización, alternativas, etc.
En
mis clases, charlas, o conferencias, relacionadas con turismo y desarrollo, me
gustaba preguntar si se sabía qué era lo que quería significarse al hablar de
sostenibilidad. No crean, no está muy entendido, y a veces mal explicado.
Aprovechar los recursos actuales para vivir y disfrutar de ellos como seres
humanos dignos, siempre y cuando dejemos a las generaciones posteriores la
posibilidad de actuar como nosotros lo hemos hecho. Con responsabilidad de la
herencia que dejamos. Así es como creo se traduce.
La
investigación y el desarrollo nos permiten dejar a nuestros herederos un mundo
mejor. La innovación nos permite abrir nuevas puertas que parecían muros y
asomarnos a nuevos espacios de perfeccionamiento de la vida, la salud y la
eficiencia. El turismo responsable abre a muchos países la posibilidad de, bien
controlado, salir de la pobreza o ascender en la escala de la riqueza y
bienestar social a repartir justamente.
Esto
sentado, introducimos un concepto novedoso: política sostenible.
Debería
ser un imperativo de la política y de los políticos desarrollar unas
actividades necesarias o imprescindibles para el bienestar de la ciudadanía,
con el límite de que las generaciones venideras, o incluso las legislaturas
posteriores, no se vieran afectadas por las decisiones de los antecesores. Y
mucho menos cuando sean exclusivamente encaminadas a la supervivencia en el
poder, dejando de lado el prevenir cualquier cataclismo político, económico o
social que pueda acaecer cuando el político de turno ya esté jubilado o en
mejor vida.
Así
como está bien claro que el terrorismo no es jamás "provocado", sino
que son los que disparan y los cómplices necesarios, y no los que recibimos las
balas o la metralla, los reos de la justicia, y que la paz se da entre
contendientes y no entre quien dispara y quien recibe la agresión, en las
actuaciones políticas está más difuminado el efecto de una actuación
insostenible, pero es fácilmente intuible.
Abrir
cajas de pandora con desconocimiento de lo que pueden provocar y sin haber
tomado medidas preventivas ni de cálculos de riesgo, fomentar nacionalismos
exacerbados, entreguismos a violentos y antidemócratas, además de favorecer a
los reacios a la integración y tratar de derribar instituciones, renegar de
nuestra historia o intentar a presión reescribirla en falso, pretender
encerrarnos en callejones sin salida, sin vuelta atrás, imposibilitando el
cambio de sentido que se pueda retomar al constatar que ciertas decisiones
fueron catastróficas debe de ser erradicado de la política. Esta sería la línea
a seguir en materia de política sostenible.
Así
como el calentamiento -dicen- provocará catástrofes y ciertos líderes hablan de
tolerancia cero ante los desmanes ecológicos, sería muy saludable y evitará
muchos conflictos en el futuro que los políticos aplicaran cuanto antes estas
medidas para las que, casualmente, aún no hay ningún Kyoto.
L.
Soriano
SÁBADO
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