LIBERTAD, EDUCACION Y COMUNICACION
Guion Breve
El asunto que nos entretiene es una más de las llamadas “perversiones de la democracia” Evidentemente, la democracia formal y aparente, con instituciones, reglamentos y controles, derivados de los mandatos constitucionales, es fácil de simular. Si el Legislativo es preso del Ejecutivo, y estos a su vez dominan al Judicial, al menos en las altas instancias, la democracia entra en “coma”. Sin embargo, cuando el Estado, o algún gobierno aupado al poder de cierta manera democrática, legisla en contra o más allá de lo que estrictamente se precisa para el funcionamiento que le marca la Constitución, suele pervertirse la democracia.
Los casos más conspicuos y los que hoy nos trae aquí es la Educación y la Comunicación. Suelo poner el ejemplo de las comunidades de vecinos en las que piensan que votando, sin quórum incluso y solo por mayoría presentes, se pueden modificar hasta lo que obliga la Ley de propiedad horizontal que permanezca inamovible. Es común ese error. Hay temas en los que no se puede entrar sin pervertir la democracia. Pretender “dar ideología” pública , sesgada, partidista, tendenciosa, aunque predecible, es algo aborrecible, y tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas para evitar sin renuncia alguna y “pie en pared”, que se instauren elementos que perturben la libertad de los ciudadanos para elegir su educación, su destino, su libertad de expresión y su espacio en la sociedad. Eso sí, con leyes que protejan a los demás de los excesos que puedan acaecer en el ejercicio de las libertades individuales y colectivas; tutelados por el poder Judicial, que al menos, en la mayoría de las ocasiones, nos da una cierta garantía, de que no serán unos manumitidos partidistas los que evaluaran a su antojo o sesgo lo que debemos de aprender o acerca de lo que debamos de informar.
Con la comunicación, y ante el poder de los medios, y la libertad de los ciudadanos para decidir a quien escucha o sigue, los gobernantes se sienten amenazados y deciden actuar en el sentido en que deben de igualmente controlar a los que se han escapado de su intoxicación educativa y ponen en peligro su permanencia en el poder y su continua perversión de la democracia. Por todo ello, tratan de callar a los que denuncian o simplemente informan de sus desmanes, con esas “leyes” que elaboran para aprisionar y amordazar a los “distintos”. La izquierda sabe mucho de eso, tiene su manual, está organizada y lo emplea con “falsa supremacía moral”. A Reflexionar
L. Soriano
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