MINUTAS
L.Soriano
Dedicado
Un compañero y que también fué amigo, profesional él, se me queja de que la sociedad es muy cicatera al reconocer las labores profesionales y hacer de ellas unas valoraciones poco acordes a las minutas que los profesionales exigen. Como apoyo, él, que es escrupuloso, honesto y cuidadoso en esto, me ejemplifica con el informático que salva a la gran multinacional de un caos con solo apretar un mísero botón de un equipo en red, y al pasar la minuta por un minuto, exorbitante, la defendía alegando que el problema era llegar a saber que botón había que apretar exactamente.
Evidentemente es así. En las pelis americanas de abogados, se ve como se reúnen los clientes y sus letrados en las preliminares, se ponen bonitos, los clientes, ya que los abogados suelen ser amiguetes, y como se llegan allí a muchos acuerdos que evitan el juicio, pero no las minutas, lo cual seria lógico en países de otra mentalidad. Aquí si el médico no te dedica horas y te receta varios kilos de medicinas parece que no te hace caso y por ende no te puede cobrar honorarios.
Sin embargo, eso es América, donde los Asesores Fiscales son los profesionales mejor pagados con diferencia, basando sus minutas en el uso de las facilidades que proporcionan las leyes para ahorrar impuestos a sus clientes en sus operaciones , actuaciones contables o financieras. Aquí son meros redactores de recibos, sin que quepa generalizar para calmar el griterío- solo para eso-, haciendo nulas labores de sus compromisos por los que cobran esas enormes mensualidades, dadas las contraprestaciones que ofrecen. Hay letrados que ganando un juicio en primera, y al responder la contraria con 1000 folios y un trabajo bien hecho, le replica con medio folio ratificándose en lo dicho en su día, eso si, cobrando como mínimo, lo máximo que le permita la cuantía del juicio, unos 12.000 € por folio en el caso que comento, ya que por medio cobra 6000€. Cuando lo pierde, por su extravagancia, atrevimiento y dejadez, como es natural, no devuelve nada, como va a ser, es su derecho, y cínicamente recomienda que se le denuncie ante el Colegio a ver si el conjunto de corporativistas da la razón y actúa el seguro. Renunciamos, evidentemente.
Y, médicos, arquitectos, ingenieros, constructores, agrimensores, carpinteros, fontaneros, pintores, electricistas, etc., todos los profesionales en general sujetos a tarifas mínimas, fijas, o cuota mágica por ser “especiales”. Entiendo que a veces hay que intentarlo, y se asuman riesgos pagados con posibilidad de perder, desde la vida, hasta un pleito, pero el trabajo, el esfuerzo y el intento, debe de quedar constatado.
Lamento contradecir a mi ex-compañero-amigo, yo también soy profesional, y empresario. Cuando entrego algo en mal estado, se me devuelve y se me descuenta, y si mi tiempo lo he empleado mal, no lo he empleado en absoluto-ahí les duele-, o no he sabido administrarlo, hacerles cargar a mis clientes con mi minuta, por mi torpeza, es como mínimo inmoral, y a veces raya en el intento de latrocinio.
Me decía un asesor en su descargo – “para hacer lo que tu quieres la minuta o la cuota tendría que ser el triple”-. Las cuotas o tarifas son por nada, supongo que me intentaba decir, si quieres que trabajemos, tendrás que pagarlo aparte. Respuesta magistral pero muy extendida en este país de pandereta.
Así pues, es posible que a la gente le cueste entender, o no quiera, que un profesional cobre por evitar un problema, un riesgo, o una eventualidad, aunque es mas explicable, incluso antes, en el momento de contratar. Pero es más sano y más noble que obligarnos a pagar por trabajos contratados pero no efectuados, y por servicios contratados y reflejados en facturas o minutas, pero no prestados. Aunque digan que en las playas y en las discotecas siguen pensando y trabajando, Es poco serio.
Por mi parte, y dado que muchos, una mayoría, sí estamos sujetos a cobro por éxito, no puedo menos que abogar por ese sistema, que cuando menos es más justo que pagar por ignorancias temerarias o dejaciones.
Pagos por éxitos y por responsabilidad en fracasos.
A reflexionar.
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