HABLEMOS DE FISCALIDAD




ACRACIA  … Fiscal                                                                                           L. Soriano

La acracia es un orden basado en el principio de no coacción, donde las reglas de convivencia son resultado de pactos voluntarios. Me considero Ácrata, no anarquista, pero eso no presupone que no sea un lógico posibilista. Bien. A raíz de mis artículos donde toco a arrebato por la cacería, la confiscación, la extorsión y la indefensión fiscal, y llamo a la insumisión, y a la rebelión, predicando el derribo de la mayoría de “Leyes” fiscales, he recibido algunas interpelaciones que quiero aclarar.

Ciertos impuestos son necesarios, eso está claro. Soy fiscalista desde 1978, y entiendo algo de Derecho Fiscal. Pero tanto en la implantación como en la estructuración, en la Inspección y en la defensa del contribuyente, me encamino a mi tan repetida “hacienda amiga y contribuyente feliz” Nada más lejos de lo que en nuestro país ocurre. Y no digamos lo que ocurre en cuanto al destino de los mismos, sin escrupulosidad sino con derroche, despilfarro y ostentosidad innecesaria.

El espíritu de los impuestos es vario. Distribuir mejor parte de la riqueza, hacer que llegue a los más necesitados e incapacitados una parte de la renta común, desalentar consumos perjudiciales, o frenar especulaciones alcistas, entre otras muchas características. No debemos olvidar que los impuestos detraen parte o gran parte de nuestro esfuerzo, conseguido con nuestra preparación y trabajo, por lo que debe de ser escrupulosamente tratado y respetado en cuanto a exigírnoslo y en cuanto a distribuirlo o gastarlo. Los impuestos deben de seguir muy de cerca la situación económica de cada país, variando siempre con ella. No deben estar previstos solo para el alza, también como se ve, hay bajas, y graves y los impuestos deben de bajar con el descenso de la actividad. Sin embargo, estos políticos ignorantes e inútiles, muchos de ellos que jamás han vivido de otra cosa que de la política, sienten un enorme desprecio y una insensibilidad absoluta por lo que nos ocurra a los exprimidos contribuyentes.  Ejemplos: Los impuestos de las gasolinas, se crean para construir carreteras, para atenuar la contaminación, para desalentar el consumo de energías no renovables, o para disuadir del uso del transporte privado, cuando la economía está en expansión. Sin embargo ahora, que estamos en recesión, mal que les pese a muchos reconocerlo todavia, y que la gente se transporta por pura necesidad en la mayoría de los casos, los impuestos de los carburantes deberían bajar para estimular la circulación de personas, mercancías, y actividades comerciales y transportes. Sin embargo, no lo hacen porque se ha conculcado el espíritu y solo es una fuente enorme, fácil y rápida de recaudación.    Veamos ahora el impuesto de transmisiones, que me refería en mi anterior escrito. Este impuesto, casi inexistente en muchísimos países, tiene el efecto de atenuar los movimientos especulativos, ya que si comprar bienes, cuesta además del precio un 10% de gastos obligatorios, los especuladores se ven más frenados. Y si las propiedades subían eso y más cada año, el impuesto atenuaba el acaparamiento e inflación del valor de las viviendas y locales. Pero en un proceso de desmoronamiento de la economía y el hundimiento de la construcción y del sector inmobiliario, y en donde los precios retroceden cada día y pasaran lustros antes de tomar un cierto pulso, aunque jamás volverá a como estábamos, no es posible mantenerlo, ni inteligente, ni necesario. Veamos ahora el criterio del devengo de las empresas. Esto es fuerte. Se les obliga a las empresas a dar por cobradas las facturas solamente emitidas, cuando hoy ni la mitad son cobradas, o no lo son en tiempo y forma. No quieren cambiar al razonable criterio del cobro. Esto es, ser sujeto pasivo de lo que se facture sí, pero solo lo que se cobre. Echemos un vistazo a los autónomos. Éramos varios millones antes de hacernos cerrar a casi todos. Tiene dos criterios, el de la estimación directa, con asesores, contabilidades y demás parafernalias carísimas y muy engorrosas, y el de los módulos. Este sistema es que por algún criterio cambiante, se le aplica una cantidad fija anual a cada contribuyente sujeto. Sin embargo no estaba previsto al parecer que la facturación en general cayera por debajo del 40%, pero los módulos permanecen inalterables. Así los impuestos suben al doble para los más débiles del sistema de autoempleados, ya que no cuentan casi con protección alguna.

Y así podría desgranar la mayoría de los impuestos que padecemos. De la manera que están nunca saldremos de esta crisis, y nos argentinizaremos. Pero no, no tienen ni idea, solo quieren salvar su nomina y sus “convolutos” asolaran el país, y no se podrá recuperar mientras ellos estén ahí para dilapidar lo que recaudan. Ademas de todo esto, han contaminado al TEAR, a los tribunales Conenciosos y a todos los que deberían defender a los contribuyentes, siendo flagrantes, continuos e infinitos los casos de indefesion absoluta ante los órganos fiscales alentados por los gobiernos y las administarciones que nos manejan.

 Por eso pido una Acracia moderada en lo general, y absoluta en lo fiscal…..  cuanto antes.

A reflexionar.

2 comentarios:

Lo acabo de leer. Estupendo, muy bien expresado, rico en contenido y accesible a la comprensión de los no iniciados en temas fiscales, ese numeroso ejercito de trabajadores que deben llenar las arcas de nuestro voraz sistema.
Sinceramente, esto ya me lo tenia yo muy reflexionado, tarea hecha. Pero un placer leerte

magnífico. Gracias por tan clarividente crónica. un placer leer sus columnas.

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