
CARRILLO. L. Soriano
Soy consciente de que un
comunicador, grande o pequeño, incluso minúsculo como pueda ser yo mismo debe
de ejercer un control sobre lo que pretende transmitir. Simplemente me refiero
a la buena educación, la corrección, ecuanimidad de juicio y atemperamiento. Sin embargo, la ventaja de
no tener compromiso alguno, despreciar la corrección política impuesta que atenaza todo, desvirtúa todo y permite que
todo lo que los asesinos, corruptos o prevaricadores perpetren pueda ser
modulado, matizado, incluso explicado, esa ventaja, yo la ejerzo con alegría. Estos días estamos asistiendo a espectáculos bochornosos
para la cultura occidental, nuestras libertades y nuestras costumbres. Desde
Hussein Obama “justificando” el asesinato de su Embajador, al estilo “primavera” esto es,
previa sodomizacion masiva, y buscando, deteniendo y maltratando a quien
confecciono un video y a quien lo exhibió en un país “libre “en vez de dejar
claro que no sale gratis matar a Embajadores o ciudadanos americanos, hasta los
obituarios ridículos que se le ofrecen a nuestro “paisano” Carrillo. Y
entrecomillo paisano porque él quería ser soviético primero y hasta rumano o coreano
después. Soy incapaz de entender, como al igual que con Castro y algún otro de
la cuerda y al terror comunista en general los políticos de toda condición, se
rinden fascinados. El Stalinismo, como el Maoísmo, la masacre Khmer y todos los
asuntos espantosos de las republicas Teocráticas, no es tratado de igual manera
en la historia ni en la frontal oposición debida en donde aun se da. Es
incomprensible, pero como en los Imperios Egipcios o chinos, cuando Mitridates
y Tigranes, en el Imperio Romano y en el
Bárbaro después, se pretende borrar de alguna manera lo que estorba del pasado
a algunos en sus privilegios actuales, aunque provengan de olvidar asesinatos,
masacres y exterminios. Además se les llama “transiciones” hasta ejemplares y a los más perversos se les
eleva a la categoría de mártires por la concordia y la paz. Fíjense que lo peor
después del desprecio a las víctimas que tienen que transigir en ver circular e
incluso loar a asesinos de padres, hijos relativos, parientes o amigos, es el
mal uso que se hace del deber histórico. Por esta razón jamás sabremos tantas
cosas que ocurrieron y se borraron por los manipuladores y tergiversadores de
la historia. Por esta razón, admiro a los que desde todos los tiempos, han conseguido
hacernos llegar documentos que nos ayudan a, si no a saber la verdad exacta, si
a cuestionar las verdades oficiales y al menos nos permiten debatir y elegir cuál
de las realidades posibles queremos voluntariamente creer. Que de hechos tan
recientes en la Historia, y del que hay tanta documentación y testigos, se
extraiga que haya que mirar para otro lado y mimar a tétricos sepultureros y que
sanguinarios asesinos puedan dar lecciones de convivencia, es el símbolo de la descomposición
rayano en pudrición del sistema que se intenta sostener. Quizás un partido como
el comunista, al que yo hubiese apartado en igualdad como a otros de su corte
totalitario, haya tenido en su conjunto una actuación que permitió al menos que
no se crispara o se impidiera nuestra arribada a la “democracia” que salió de allí.
Pero hacer héroes o mártires a siniestros personajes que fomentaron y actuaron
de manera criminal en el enfrentamiento entre hermanos, eso no es de
recibo.
Las Parcas tardaron en venir a llevárselo,
quizás porque le tenían pánico. El las llamaba con sus pulmones ennegrecidos,
pero ni siquiera el cáncer se le quiso acercar. La Laguna Estigia se alborotaba cuando
lo presentía y Caronte enfermaba inusualmente cada vez que le anunciaban que
iba a venir. Pero estaba en la Ser, en el País o recibiendo birretes ridículos de
gentes ridículas y de mentirosos o miedosos compulsivos. Como se habrá reído de
todos ellos, el, El Comisario Carrillo, Chequista mayor, responsable de miles
de muertos, Admirador de Stalin,
adorador de Ceaucescu y de Kim, e irredento e inarrepentido, e inconfeso. Un
Empecinado que ha muerto plácidamente en la cama con “cobardía”, sin enfrentar
su trayectoria y sin hacernos el favor de contarnos la verdad, o al menos la
suya, con coraje y valentía. No lleves las monedas, gratis te llevaran a tu
Walhalla comunista, y elevaremos peticiones para que te encuentres en el mas allá
lo que tu creías, o sea nada, supongo, que no estoy seguro, porque como tengas
que responder por tus actos y exista Pedro Botero, te calcinaras en sus
calderas por los siglos de los siglos, y merecidamente. A Reflexionar.
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