A esto voy. Los Occidentales, tenemos la manía de imponer
nuestra cultura. Antes de manera más violenta y ahora a través de la moda, la
música o la propaganda. Los islamistas, al igual que nosotros anteriormente
pero en el siglo XXI, siguen con su trágica manía de querer imponerla a sangre
y fuego. Creo que lo de las Republicas Islámicas es, por poner un ejemplo, la “contradictio in terminis” más grande que
hay en política y creo que no necesita explicación añadida. Así ante estos ejemplos hasta los Budistas,
tan sensibles ellos a la muerte de una mosca chica, pretenden en ciertas
regiones como por ejemplo Birmania (Myanmar), hacer su filosofía la del Estado
y convertir a la fuerza a todos los demás. El ser humano ha de conquistar su
bien supremo que es la libertad y
mientras esta no llegue, deberá de seguir luchando. Sin embargo veamos ciertos
matices culturales e incluso folclóricos, además de los de verdad aberrantes.
A mí me parece bien todo…. hasta que se impone. Las minorías hay que
protegerlas, respetarlas, pero nunca fomentarlas, es mi opinión. Que cada uno
piense, crea, viva o actúe, según lo que
libremente, haya elegido y decidido. Pero lo de libremente no puede faltar. Distintas
percepciones, distintas emociones, distintas circunstancias.
De todos es sabida la pasión de
los británicos por los animales cuadrúpedos llamados brutos. El caballo es para
el ingles parte de la familia. Pues en Francia hay a día de hoy más de 6.000 carnicerías
donde se vende la muy apreciada carne de
caballo. En España no tantas pero todavía quedan muchas. En mi juventud habían a
montones, al menos en la zona de Levante. Muchas comunidades africanas, árabes,
asiáticas sobre todo, comen insectos, una dieta extraordinariamente proteica. Algunos
sangre de buey, otros como los Hindis respetan a las vacas, y por grandes
razones, otros no comen cerdo como los judíos y mahometanos, algunos son
estrictamente vegetarianos, como si los vegetales no fueran seres vivos, y
algunos….si, algunos comen perros. Los perros, para las sociedades asiáticas o
para casi ninguna salvo la occidental, nunca han sido ni son miembros de la “familia”.
La vehemencia en pedir y conseguir que los chinos en su inmensa mayoría o los
coreanos o cualquiera otro asiático tengan perros de compañía tiene un futuro
incierto. Además, como no lo son,los pocos que tienen los tienen muy abandonados y crean y traspasan
enfermedades. Si Leyeran lo que estoy leyendo les daba un Yuyo a más de uno. “Comer
perros es bueno para la salud”. Publicado en la prensa esta semana en un medio
de difusión de toda Asia. Poniéndonos del lado de las mujeres, las que siempre
pierden en estos casos, por ejemplo, en economías como la Americana, parte del
Norte (México), centro y parte del sur, la mujer lleva el peso del trabajo,
como en las rifeñas o norteafricanas, magrebíes, y muchas asiáticas como las
del sudeste no Islámico. Son las que alimentan a la familia y tienen cuidado de
ella. Ya que los hombres en general unos pocos son los que salen espabilados y
dirigen el cotarro y el resto viven a costa de sus esforzadas mujeres. Ellas lo
asumen sin gran dolor, y admiten que sus maridos la inmensa mayoría de las veces no las cuidan y deben de
recurrir a la familia, a quienes también sostienen cuando son mayores entre los
hermanos. Pero con la enorme diferencia de que pueden abandonar a sus maridos,
pueden irse, divorciarse o viajar a trabajar a donde sea sin que nadie, ni
ninguna ley humana o divina las tenga esclavizadas. El problema es que, los
mandatarios y los gobernantes, las han convencido que ellas no tienen cerebro.
Que solo saben efectuar un trabajo a la vez, que perfeccionan hasta límites
insospechados, pero que abrir la mente a “grandes” logros es imposible para
ellas. Lo aceptan y trabajan hasta que se desloman las pobrecitas, pero con
alegría e ilusión en que algo cambie en su día. Y alguna lo consigue, vaya que
si, cada vez mas hay más ejemplos y eso es una sociedad en progreso. Nadie les
prohíbe que progresen. La sociedad islámica es parecida en lo de trabajar
algunas mujeres, pero distinta en la concepción. Siempre me sobrecogió el
porqué la mujer islámica aceptaba de buen grado el Islam menor, es decir la que
no sufría las atrocidades de ciertas prácticas aberrantes de lo que llaman
cultura. Pues créanme que ellas aceptan, y
de buen grado la mayoría, la ausencia de responsabilidad, la dejación en la toma
de decisiones y el “castigo” que pueda conllevar alguna acción, a cambio de
que las mantengan, las alimenten, le den
algún capricho y puedan vivir de la manera que creen es la mejor para ellas.
Algunas mujeres occidentales, y yo conozco a varias, se han convertido al
Islam, y algunas lo prefieren, ya que es como recordamos los que hacíamos la
“mili”. Te levantabas a toque de trompeta y a otro te acostabas, ordenes,
reglamento, trabajos, tareas, ocio, deporte, premios y castigos. Nunca dormí
mejor ni más a gusto en mi vida, ni lo volveré a hacer con seguridad. En el
colegio o en las pandillas para no quedarte desplazado, tenias que aceptar
hacer cosas a veces que no eran correctas, pero si no fumabas no eres de la
panda, por poner un ejemplo light. Pues aquí igual. Si no aceptas te quedas
soltera y entonces a ver cómo o quien te mantiene en un mundo de hombres. Y
esto es llevado a extremos como la ablación aberrante. Los judíos con la
circuncisión y hasta Gandhi, que lo que no le gustaba de los ingleses no era
tanto la ocupación, que la veía positiva. Al fin y al cabo los libraron de los Maharajás,
les construyeron trenes, que a Gandhi le gustaban mucho, los puentes, canalizaron agua y ordenaron las ciudades organizando la
producción de bienes. Y hasta el Te les organizaron. El mayor negocio del
mundo. Pues sí, curioso pero cierto, a Gandhi le cabreaban los hospitales
ingleses, los médicos y sobre todo las enfermeras que se empeñaban en salvar de
su proceso natural a la reencarnación a niños, ancianos, enfermos y pobres
desvalidos.
Que vida amigos, cada cual tiene lo que quiere, y cuando
deja de quererlo, se lo sacude de encima, de una manera o de otra. No
impongamos nuestra cultura a nadie. Alejandro magno topo con este problema
cuando desde la “democrática” Macedonia accedió a los tronos asiáticos donde no
había compañeros iguales sino súbditos. Y es que algunos solo saben que serlo,
y les gusta vivir de la subvención del Gobierno de turno que a cambio de robarles
las libertades los alimenta, mal, como a los pollos de corral, pero los
mantienen vivos y con festejos varios. Y si así algunos pueblos quieren ser,
pues así será hasta que la mayoría quiera terminar con esto. No se disgusten,
solo adáptense, o luchen de verdad. A reflexionar
0 comentarios:
Publicar un comentario