LA HEMBRA HUMANA. L Soriano
Bestiae aliae mares, aliae feminae
sunt.
El ser vivo más perfecto de la naturaleza es
sin duda alguna y lejos de cualquier otro, la hembra humana. La falsa
corrección impuesta por los prejuicios enormes que ha pasado, pasa y le
queda por pasar al ser humano, reduce a fémina lo que es hembra. De cualquier
manera, eso no le quita su peculiaridad de única sobre la faz de la tierra. La
hembra humana, desde que nace es la intuición, la percepción, la inteligencia y
la dotación. No evoluciona porque es perfecta. Fuerte, rápida, ágil, frugal,
solida, con capacidad de seducir, de solicitar protección, de dominar con sus
encantos, de enloquecer con sus favores de conseguir sus objetivos sin fuerza.
Y además de todo esto, es capaz de engendrar y de parir. Con una ligerísima
aunque indispensable y fundamental colaboración masculina, pare sufriendo y
mantiene la especie sobre la tierra. Que criatura. Maravillosa, tierna, firme,
mimosa, capaz de generar sentimientos que han levantado palacios de ensueño,
populosas ciudades inmensas, y obras de arte de una belleza extraordinaria. No
importa si es bajita o alta, llenita, gruesa delgada o muy delgada. Todas sin
excepción tienen “de origen” una extraordinaria dotación que las hace
encantadoras en ciertos aspectos. Y te hacen volver loco de pasión y
sentimiento. Y hay gustos para todo y hay gente para todo…e…., “imagínate el
individuo mas impresentable que te puedas imaginar en todos los aspectos, pues
hasta ese… tiene una mujer que está loca por el”. Y la mujer femenina, y eso es
una percepción, es capaz de conquistar imperios y derrocar regímenes y
decapitar Reyes y enamorar a Dioses. Y en su nombre se han conseguido o
perpetrado las más altas hazañas, conquistas y… ruinas también. Que han hecho
perder la cabeza a muchos hombres y estos a su vez han cometido barbaridades a
instancias de olor de hembra. Ah! Y cuando se siente traicionada, cuidado, son
capaces de hacer de Tosca y que fusilen a Caravadossi. Los celos de la hembra
cuando pace a gusto son tremendos, como los placeres que es capaz de otorgar.
Pues sí, no tiene
que ver, ni el color ni la estatura con las cosas del querer. Y una mujer motivada es absolutamente un
prodigio de la naturaleza, cuando ama, trabaja, cuida, sirve o manda. Un
torbellino imparable y que alcanza todos los objetivos por imposibles que
parezcan. Y ya saben, cuando son madres, son madres ante todo. Y madre… no hay más
que una y a ustedes todos... los encontré en la calle. A reflexionar
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