HABLEMOS DE FISCALIDAD
LA LETAL LECHERA.- L Soriano
El cuento de la lechera, no solo es un cuento para niños
sino que es escuela de comportamientos humanos más allá de lo que la inocencia
del cuento aparenta.
Los gobiernos mayormente de izquierdas, suelen contar
cuentos idílicos a sus masas clientelares. Estas suelen ser “creyentes” más que
votantes. El voto de izquierda no se produce nunca desde la lógica, la
necesidad, la conveniencia o la posibilidad. Siempre es sobre la demagogia, la percepción
mayormente errónea de la realidad, o desde una inquina y a veces odio, inoculado,
innato o adquirido.
Tengo que reconocer que después de un Gobierno como los de Rajoy,
Soraya, Montoro, Pastor etc., mi argumento flaquea, y mi exposición se
distorsiona, lo acepto como la excepción a la regla, siempre aceptada en la
comunidad científica.
No voy a referirme a la consabida caída del cántaro, y
posterior llanto, descalabro de ilusiones y de sueños, fuegos fatuos o brindis al sol. Pero extrayendo la “moraleja”,
colegimos que soñar con una “inmensa” recaudación, en un solar desértico como
es y será aún más, la economía española, no solo es una ilusión fantasiosa, es
un atentado contra la vida, hacienda y bienestar de Todos los españoles.
Incluso ellos mismos y sus hijos y sus nietos. Que es sorprendente el egoísmo de
esta clase aberrante que nos gobierna. No y nunca piensan en sus propias
generaciones futuras. Se lo quieren comer ellos todo, y creerán que vivirán mejor
con los que ahora gobiernan y que pretenden cambiar a su antojo y conveniencia
este país. Ilusos peligrosos, experimentadores sociales. Tratando de cambiar, con resultados trágicos y mortales, empirizados en todas
las imposiciones izquierdistas, en TODOS los países donde se ha implantado o
sigue implantada su Teoría de la “pobreza universal”, como solución al mundo.
Eso sí, exceptuándose “ellos”. Creerán que ellos son millones y todos tendran huecos privilegiados, y vuelven a
equivocarse. Siempre son unos pocos, y los que los llevan al poder siempre,
siempre, son los primeros que sufren, y los más perjudicados. Pero bueno, soñar con la Lechera,
y más si la leche es de otros, les parece un sueño onírico, erótico, sensual, y
de final feliz, al menos, hasta el despierte.
Pero como decía Murphy, lo peor puede empeorar, y ciertas
medidas fiscales como todas, obligatorias, confiscatorias y esquilmatorias, son
destructores de sostenibilidad fiscal. Y se aplican, sin que nadie con sentido común, las supervise y corrija sus efectos nocivos. Son aspirantes a jefecillos de rentas, no juristas fiscales rigurosos,los que las imponen sin pensar en los devastadores efectos que producen a corto, medio o
largo plazo.
Hay medidas Impositivas que se crean en determinados momentos
para atemperar la fuerza de la economía, que crece y crece desbocada y necesita
regular especulaciones y otros defectos de la economía de Mercado, que los
tiene. Me
refiero por ejemplo al ITP, transmisiones patrimoniales, y Actos Jurídicos
documentados, inter vivos, y a su primo hermano, las famosas “Ganancias Patrimoniales”,
no realizadas o monetizadas. Al Impuesto de sucesiones en herencias sin ni
siquiera esperar a que se realicen. En fin serian muchas, las que en momentos
de crisis hay que eliminar o bonificar para que se desarrolle la economía y fluya
con más fuerza y se dinamice. Mantener
e incrementar, algunos impuestos o tasas, como los IBIS, los impuestos de circulación,
matriculación, y decenas de cargas como las que soportan nuestros ciudadanos,
es poner palos en las ruedas de las recuperaciones económicas.
No hablemos ya de las demanda contra el Estado, de la famosa
“indefensión fiscal” que padece nuestro país, como la mayor del mundo
Occidental. Litigiar contra abusos del Estado tiene prescripciones cortas, muy
o totalmente restrictivas y llevarlos a los Tribunales a reclamar justicia, que
niega la via administrativa o el Consejo de Estado, acarrean Costas inasumibles
para cualquier perjudicado. Es una perversa manera de “arbitrariedad fiscal”.
Finalmente y para ir abreviando, la larga lista de atentados
a la economía, están las dos estrellas que aplastan la recuperación y hacen endémico
el paro y la recesión en este país. Uno, el Impuesto de la Seguridad social. Sí, un Impuesto añadido a
Empresas, trabajadores y profesionales. Es un impuesto más en toda regla que debería
ser asumido en las Cuentas Generales del estado, si el despilfarro no fuese generalizado,
desmedido y el derroche no fuera institucionalizado. Derroche efectuado por todos los gobiernos,
ya que aquí no se salva nadie de la impostura. Dos, Las Leyes laborales de este
país, actualmente en vigor son un elefantiásico generador de paro y “miedo a contratación”,
que lastra y lastrara toda creación de empleo y la llegada al pleno máximo de ocupación.
Y encima que la actual es nefasta, aun quieren empeorarla más. Va en detrimento
de todos los trabajadores, y esto es indiscutible. El temor a contratar evita más
de un millón de empleos y otro tanto, de empleos de calidad en nuestro país.
Pero su peor secuela es la “indemnización” por despido. Algo insólito, si se
cumplen todas las condiciones de los contratos de trabajo y se atiende al sin
fin de impuestos a pagar que recaen sobre los creadores de empleo. Esta
perversa clausula, que no puede ser calculada en los costos de “la unidad
vendida”, por salirse de la competitividad o del precio aceptado por la
clientela disponible, ataca directamente al patrimonio empresarial. Pone en
peligro al resto de los empleos de la empresa, compromete su supervivencia y la
lleva a la quiebra o al consumo de patrimonio si no se tiene fondos para
satisfacer el megacoste de los despidos. NADIE, que yo sepa, ni los Sindicatos
manumitidos, ni Los Presidentes de los empresarios conchabados con el gobierno,
han sido capaces de derribarla en este país, haciéndola posible y sensata.
Tendrían que hacer economías en sus megalomanías, sujetar a
las CCAA, ser estrictos en los gastos fatuos, superfluos, duplicados o innecesarios,
en canonjías o en Estupideces varias, y así podrían atender a todo esto. La economía,
la competitividad, y la recaudación crecerían. Llegaríamos a pleno empleo y a
unos salarios más justos voluntariamente concedidos. Asimismo, Caritas tendría menos obligaciones
derivadas, y el Ejército seria de verdad un ejército respetado.
Es casi todo al revés, de lo que está ocurriendo, lo que deberia ser. Ya verán. La lechera no cumple su sueño.
A REFLEXIONAR
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