MIX… salad. L. Soriano
A estas alturas de este siglo, cualquier persona que haya querido de verdad informarse, en vez de utilizar la tecnología a su alcance para distintas cosas que la de aumentar cultura, ya sabrá que las consignas ideológicas y políticas rancias solo se sostienen en ciertas mentes estropeadas. Hubo de llevar al redil a cierta ultra derecha, sin negarles algunas de las razones por las que se cerrilizo, pero encauzar a los que se llaman o actúan a la manera de la ultra izquierda, nadie se ha atrevido aún. Se sienten con esa falsa legitimidad moral, con la de barbaridades que se han cometido bajo sus siglas, que no se han prohibido inexplicablemente como las otras, y por no hacer juego a los adversarios- dicen-, son capaces de aceptar las peores alianzas y de los más abyectos proyectos de experimentación social con seres humanos. Socialismo y Capitalismo, pueden convivir pacíficamente, pero no pueden mezclarse nunca, y, con mayoría socialista, las libertades siempre peligran. No se puede tomar lo mejor de uno y lo de otro, mezclarlo y que salga una ensalada comestible. Ocurre que el capitalismo, abominando de sus terribles comienzos pero, normalmente democrático hoy, ha cedido en lo de optimizar beneficios, y opta por formas más sociales y benefactoras para la sociedad en su intento de conseguir resultados. El socialismo real, normalmente en dictadura absoluta, por su parte, ha cedido, para participar en una comedia democrática, en los países occidentales, en lo de manejar a voluntad del dictador los medios de producción y permitir cierta libertad de empresa y de pensamiento.
Sin renunciar a los males de sus orígenes, solamente adquiriendo un maquillaje ligero para poder participar en el juego político, legitimándose apenas.
Lo de la social democracia no pasa de ser una entelequia y un brindis al sol. Hoy por hoy, el socialismo digamos “light”, sigue en sus pretensiones de regular, controlar, dividir, igualar hacia abajo, enfrentar y experimentar con generaciones enteras, llevando sufrimiento y padecimiento ya que pretende controlar a su favor todo el sistema de una manera inviable. No proponen rescatar empresas, ni nacionalizar Bancos, ni controlar el sistema financiero y productivo. Ellos proponen un “feeding”, una cantidad para que las familias puedan apenas subsistir, a cambio de no prosperar ni avanzar para que continúen siendo su caladero de votos; además sienten un profundo desprecio por los pequeños empresarios o autónomos. Ya que a estos no pueden sacarles casi nada como a las grandes empresas y además, se escapan continuamente del control fiscal, al no poder cumplirlo. Prefieren a todos trabajando por cuenta ajena con retenciones en origen, pagos a cuenta, y todos los impuestos directos posibles. Lamentablemente, su voracidad y su malísima gestión además de su falta de preparación casi proverbial en la mayoría de los campos hace que las empresas emigren hacia otras latitudes donde los impuestos son racionales y no odian a los inversores o pequeños empresarios, que se ven perseguidos hasta la inanición. Llegados al punto de no retorno, donde ya es imposible soportar la fiscalidad total y los ingresos de las actividades descienden al infierno, los self, se sumergen una temporada y al cabo, se rinden y cierran. Los mayores tienen pocas soluciones, los jóvenes, marcharse lejos. Envejecerá la población y lo pasaremos muy mal.
Ahora los socialistas-obreros, tiene yates, fuman cohíbas, poseen cuadras de caballos árabes y áticos de ensueño. Seria, quizás, licito, si obviaran al menos lo de Obreros estando como están, mayormente por su derroche y el de otros también, mas de 5 millones de españoles parados y subiendo, y con pocas esperanzas de que esta generación y la siguiente pueda aspirar a cosa alguna.
Preferiría que se implantara un socialismo real, sin sangre, más que volver a un capitalismo salvaje. Pero solo si hubiera quien de verdad quisiera a este país y a sus habitantes y pensara racionalmente en ello. Todo antes que ver a tanta gente sufriendo y a tantos desde sus suites de hoteles de lujo pontificando, lo malo es que ni es posible ni es viable, al menos en este país de trepas y desalmados donde ser un hombre de Estado ya hace tiempo que paso a ser sinónimo de un estúpido integral. En eso no hay colores.
A Reflexionar.
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