LIBERTOMETRO
L. Soriano.
Pues estaba la tarde placida en la antiquísima Cádiz, preciosa como nunca y engalanada por más, recordando la Constitución del 1812 y arengando a La Pepa. Y allí estábamos los Liberales, con nuestra historia a la espalda y con la frente en lontananza soñando con cambiarlo todo, pero para que todo cambie. Nos esperaba una charla con varios y elevadísimos ponentes, en el Casino Gaditano, y un augurio de animado coloquio. El acto fue lucido y se nos hizo corto, pero como no quiero invertirlo con mi comentario, les diré que fue de una calidad intelectual extraordinaria, y, si tuviera que puntualizar en algo, sabiendo lo que atrás dejo, lo haría en el concepto que alumbró y con el que sorprendió, D. José Pedro Pérez LLorca a todos los asistentes. Libertómetro. Si viniera en el diccionario, vendría así; dícese de aparato, artilugio o artefacto, que mide la libertad total de un país. A veces es percepción, a veces es argumento, pero lo que de verdad provoca siempre es controversia. Según el ponente, repito, España necesita urgente uno, o muchos. Pues bien, si aplicáramos el Libertómetro al país, a España, en general, tendríamos que disponer de alguno que bajara del 0. Ya que a la falta de libertad, se le pueden añadir otras perversiones o maldades, disimuladas con el arrojo de señuelos y de tintas varias de cefalópodos, para distraer la atención debida y de vigilancia que deberían ejercer los ciudadanos sin bajar la guardia de defensa de nuestros logros en materia de libertad, que tanta sangre y dolor nos ha costado.
Sin embargo, se observa en este país, donde la libertad primera duró poco, que el grito de “vivan las caenas” aun cala en la adormecida y subvencionada ciudadanía. Esto lo saben los políticos y sobre todo los de izquierdas. Lenin junto con Trotsky, es sus primeros días de terror, vieron como el pueblo ruso estaba acostumbrado a la “sumisión”, como decía La Boetie, el individuo prefiere ser súbdito a ciudadano cuando no conoce la libertad. Quizás sea esto el terreno que dejo abonado primero la Monarquía, luego la Dictadura, y después los gobiernos socialistas, sobre todo, que son los que prefieren que la libertad ¿para qué?, siguiendo a Lenin, sea el lema más conspicuo de su mandato. Ellos, las elites socialistas están llamadas a dirigir a las masas, entre mas incultas mejor. El ejemplo andaluz y extremeño después de 30 años de dominio socialista es palmario, ya que así son más manipulables y por eso el dinero enorme, que se destina a formación suele quedar en otros lados menos donde su destino lo requería.
También es posible que nuestro pasado musulmán nos pueda las más veces, sobre los restos de la cultura Romana que tomo de la griega mucho menos el mundo Pericliano, que no se le ajustaba demasiado por haber sido la causa-opinaban- de la decadencia griega. Es de admirar que Alejandro con sus hombres libres Macedonios conquistaron el mundo, noto e ignoto, pero cuando llegaron a Asia, Poros le advirtió que allí no servía lo de la igualdad o ser “primus inter pares”, para la mentalidad asiática o eres su dueño o no eres nada.
Concluyendo, si aplicáramos un Libertómetro en este momento, en este país, con las premisas propias de una democracia libre, con división absoluta de poderes, y los controles imprescindibles de las Instituciones, para su apoyo o funcionamiento, la medida que daría, podría ser tan baja que asombraría, y podría dar a pensar que nunca en España se había llegado a niveles tan bajos de libertad en tiempos de paz.
A reflexionar
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