Violeta Yangüela
La mecha encendida por Mohamed Buazizi, el vendedor de verduras en el mercado de su pueblo en Túnez, no solo provocó su muerte sino que al parecer también fue la llama que provocara el inicio de las revueltas populares en los países musulmanes del norte de África.
Ben Ali en Túnez con 24 años en el poder, Hosni Mubarak en Egipto con 30 años en el poder han sido derrocados y en Libia, lo que parece ser una guerra civil con la intervención santificada por Naciones Unidas (no se sabe si para vencer) intenta que Gadafi deje el poder al estilo de Ben Ali y Mubarak. Gadafi insiste.
Del norte de África al Golfo. En Siria con la dinastía de los alauitas Asad desde 1963 y la herencia de su hijo Bashar desde el 2000 ocurre la misma situación por la cual se argumenta la intervención en Libia de “protección a los civiles”. Las protestas se reprimen con el poder de la dictadura alauita.
En Yemen, el presidente Saleh con 32 años en el poder y en Bahréin la ayuda de Arabia Saudita es necesaria para reprimir la revuelta a la dinastía de los Al Khalifa que desde 1783 gobiernan.
En medio, llegaron los SEALS y la muerte de Osama bin Laden.
Una de las consecuencias de lo que se ha llamado la “primavera árabe” es la inmigración de los ciudadanos del norte de África a Europa lo que ha ocasionado el ya eterno debate sobre la inmigración. Hace unos años la Comisión Global sobre Migración Internacional de Naciones Unidas produjo un informe que sirviera de base para desarrollar una política en los temas de migración.
En el 2007 se creó un “grupo de sabios” en la Unión Europea presidido por Felipe González con el objetivo de definir futuras reformas europeas. En ese informe dado a conocer en el 2010, el “grupo de sabios” aconseja desarrollar una política migratoria común.
En la actualidad la masiva llegada de inmigrantes africanos coloca a la Unión Europea en el debate de la “suspensión temporal” del acuerdo Schengen. En reunión celebrada en el transcurso de la semana, la mayoría de los países de la Unión Europea han expresado su respaldo a facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos dentro del territorio comunitario en caso de flujos masivos de inmigrantes, tal y como exigían Francia e Italia. Para algunos analistas, este respaldo “revela la fragilidad de la integración política europea” a pesar de las declaraciones de la comisaria de Interior, Cecilia Malmström. "La Comisión, que es guardiana de los Tratados, no va a debilitar Schengen, pero necesitamos más claridad en las reglas y en los procedimientos para evitar decisiones unilaterales y no coordinadas" y agrega "la posibilidad de reintroducir temporalmente controles fronterizos, pero que esta medida debe utilizarse como último recurso, en condiciones muy definidas".
Mientras se debate en la Unión Europea, el presidente Barack Obama pronuncia un discurso sobre el tema migratorio en el que afirma que es necesario reparar un sistema de inmigración que no funciona. Se calcula que en Estados Unidos viven 12 millones de indocumentados. ¿Legalizarlos?
Parecería que el mapa se complica.
v.yanguela@codetel.net.do
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