L.Soriano
No es mi intención amargar las fiestas a nadie, ni siquiera la frase es mía. Nos la dedicaron estos días, refiriéndose a nuestro querido País varios diarios y semanarios europeos y trasatlánticos. Ya nos habían llamado algo así como Cerdos, aunque se referían a la literalidad de PIGS donde representábamos la S, y decían que si habíamos volado un poco, ahora aterrizaríamos violentamente como Icaro. Eso opinan ahí afuera de nuestra economía y de nuestra lejanísima recuperación. Y Moratinos dedicado a liar lo de Guantánamo mientras Irán desarrolla su bomba y las lapidaciones y ablaciones no se acaban, ni los rusos se detienen ante un país democrático ni, un largo etc. A lo importante siempre, esta lumbrera de Canciller que nos ha impuesto el Maléfico.
Opinando así, es lógico que queramos dejar que nos compren bonos del Estado, quienquiera que sea, sin querer saber de donde viene el dinero. Si, eso es que seremos Paraíso de narcos, terroristas, dictadores, saqueadores, blanqueadores y quizás cosas peores. Pero al parecer, vale todo menos pensar en positivo y romper lo negativo.
Cuando se nos dicen las verdades, o se nos explica algo, es mejor que se nos diga lo que sabemos que nos han hecho de mal, pero imprescindible que se nos diga también lo que no sabemos, que suele ser peor.
La fiesta se acabó, no tenemos salida, ni tenemos posibilidad a corto, ni a medio plazo de recomponer nada, porque es que falla la base, o simplemente no existía. Vivíamos como el Estilita, sobre columnas, y estas eran de arena. El reciclaje es costosísimo.
La energía de nuestros gobernantes, todos, y el todos no excluye a nadie, aunque seguro que se me podrá apuntar algunas excepciones, que sólo confirmaría la tesis, están dirigidas a la “continuidad”.
La continuidad la podrían proporcionar los Bancos, de ahí lo que estamos viendo, y no ponerse nerviosos, además de postergar algunas de las actuaciones “estrella” en la que se basa la política de este gobierno. La futilidad como bandera y la desviación de la atención de los problemas reales por fuegos fatuos de artificio y fomento de minorías. Y como siempre, repito, no la protección, que es lo decente, sino el fomento que es lo incorrecto.
La mencionada continuidad, no será posible nunca más, así como la falsa impresión o la dispersión de la idea de que se puede vivir , e incluso de que se tiene derecho a vivir de una manera que ni el trabajo que se desarrolla, ni la preparación que se tiene le da cobertura. El Imperio de la Ley del mínimo esfuerzo y de la vida en colores, y no les ahorro el ¡coño! del Sr. Bermejo.
Esta falsedad, la siembra la clase política y recoge los frutos, la cosecha de votos ayudando a propagarla. Como sus miras son cortas, las elecciones y no más, el desastre es un “dejá vue”. Toda la Clase política, ojo a este dato. Toda. Nadie quiere cambiar.
Si el sistema parecía funcionar por un tiempo, y si el espíritu de los que lo crearon se ha invertido, y si no era recomendable otra cosas por prudencia y evitar la ruptura, hoy ya no lo es. No es válido, no nos sirve, ni la Ley Electoral, ni las Autonomías, ni las ínfulas de grandeza ni prosperidad sobrevenida sin la base del esfuerzo, la tecnología, las redes y tejidos industriales, sin un comercio dinámico propio y sin un Made In Spain atractivo y con margen, productividad, garantía de calidad y selectivo.
Somos un país de servicios, y de servicios más bien baratos, dependiente absolutamente de la energía foránea, dependientes absolutamente de la tecnología inventada por “ellos”, dependientes de las importaciones y en un lugar en el que nuestra posibilidad de desarrollo se basaba en un enorme esfuerzo de la clase media y una semiautarquía cautelosa de importar y preocupada por exportar lo mas posible. Somos el mejor mercado de Europa, pero no hay viceversa. Y lo que nos quitan de unidad interior, nos lo intentan vender en una idea de España como una potencia mundial que puede mantener a esta inmensidad de políticos y funcionarios, de aplicar normativas incumplibles y hacer y legislar como si fuéramos la avanzadilla del mundo industrializado y rico. Lamentablemente no es cierto. No nos podemos permitir ciertos lujos, casi ninguno diría yo, y hay que desmantelar la mayoría de lo improductivo para lograr en tiempo record, ya que nos va el sufrimiento de muchos en ello, que se produzca y se cultive el contribuyente, no el subvencionado. El activo, no el pasivo, el empujador del carro, no el del látigo y las arengas. Lo que se está consiguiendo es el alejamiento de la España real de la España ideal, que es utópica. La economía se sumerge, el dinero negro crece ante el embate de Hacienda, los sueldos reales se rebajan, los contratos laborales se tergiversan, manipulan, incumplen, cuando no se ignoran.
Y todo esto por querer seguir como estaban, y no aceptar que también y sobre todo para ellos, se acabo la fiesta.
A reflexionar
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