Desgraciadamente la policía española no solo no ha
evolucionado nada, sino que en muchos aspectos ha retrocedido en cuanto a lo
que un cuerpo de seguridad, servicio y protección debe ser. Lamentaría herir
alguna sensibilidad y sobre todo que me
esgrimieran el típico tópico de la “no generalización”, donde se esconden
siempre los “malos” para continuar con sus igualmente malas prácticas. La
policía que padecemos ante todo sufre de un bajísimo nivel cultural. El que no
quiere hacer nada que requiera esfuerzo intelectual alguno encuentra en los
distintos cuerpos el primer incentivo. Ajustándose a la sentencia de que “bien
trabaja el que no quiere trabajar”. Además el que padece algún complejo y necesita abalorios, uniformes y equipos,
incluso armas, que suplan sus carencias y le den poder sobre sus conciudadanos,
se encuentra como pez en el agua entre ellos. Y finalmente, reciben de mandos
tremendamente incompetentes y sesgados, un entrenamiento fatal. A la vista de
los resultados que obtienen, esto es prácticamente indiscutible.
Nuestra policía, en la inmensa mayoría de los casos, es
fatua y “chulesca”, no respeta ningún derecho del ciudadano, su intención solo
es estorbar y reprimir, jamás ayudar o proteger y tanto los modos como las
actitudes son terriblemente agresivos y obstruccionistas. Si a esto se le suma
la necesidad que les inculcan de que recaudar en nombre de la “seguridad”, es
prioritaria y muchas veces sus emolumentos dependen de lo que machacan al
ciudadano, tenemos unos Robocops de pacotilla, pero peligrosos y “jodelones”.
Siguen siendo amedrentadores de contribuyentes y ciudadanos
normales, ya que a los asesinos de la carretera y a los delincuentes de altos
vuelos ni los huelen. Hay otros que son peores, como los del, GAL, el trágico
11m, el Faisán, los que desaparecen la droga de las requisas o comercian con
armas confiscadas, contrabandeando con lo que pescan. Recientes detenciones
conspicuas confirman esta apreciación. Son incapaces, salvo en situaciones
extremas y en contados individuos y muestras de heroísmo individual, de ayudar
a sus vecinos. Se escaquean lo que pueden, trabajan muy poco y muy mal, beben
mucho una mayoría y confunden el respeto
que deberían infundir, con el terror que les gusta sembrar. La de Tráfico
es la peor de todas, en maneras, modos y actuaciones. Además con esos mandos
obsesionados con la recaudación, no se ocupan más que de multar a los que
suponen que van a pagar. Por las razones más peregrinas multan y encima les han
creado unas leyes para que sean Jueces, ya que es imposible recurrirles nada de
lo que digan, sean irrecurribles sus maquinaciones y al que trate de defenderse,
le puede caer la del pulpo. En esto es mucho peor que la policía de Gris que
nos perseguía en los 70.
Por otra parte, nuestra policía no está especializada, salvo
en líneas finas de algunas actividades muy concretas. Normalmente todos hacen de
todo y esos cerebros privilegiados hacen cursos a la medida de su capacidad de
un par de semanas o tres para especialidades de rigor. El viejo mito de la
eficacia afamada de la policía española,
si alguna vez existió, fue todo, pero fue. En este momento, toda la policía, es de
una inoperancia supina y los ladrones, asesinos y delincuentes en general,
campan por sus respetos con la inapreciable ayuda de legisladores
desquiciados y jueces muy desmotivados,
que les dan además la excusa para solo atentar contra ciudadanos de a pié que
son más vulnerables, en vez de erradicar a mafias y a “gente peligrosa”.
Nuestra policía necesita una renovación completa, de arriba
abajo, empezando por los mandos y por los educadores e instructores que son lo
peor; por las materias, por la forma de exponerlas, de interpretarlas y de
llevarlas a la práctica, con el pésimo resultado que se observa en la práctica
generalidad de los cuerpos. La selección de candidatos, es otra tarea altamente
mejorable, ya que el criterio que se emplea es igualmente nefasto. Por todo
lo expuesto, creo sinceramente que también en esto estamos a la cola, con una
de las peores policías del mundo occidental.
A reflexionar
0 comentarios:
Publicar un comentario