LAS REVOLUCIONES
ECONOMICA
LOS MARGENES (2)
L. Soriano
Una
vez determinado que los márgenes deben, tienen, y es necesario que bajen, se
plantea la cuestión más importante. ¿Cómo se establece el margen?
Parece
sencillo, pero no lo es, en absoluto lo es, y aquí está la clave del asunto. Si
bien se puede establecer el costo de la unidad vendida, esto es, el margen
Bruto, el margen neto, no es tan fácil de establecer y deja a la fórmula
magistral muy debilitada para ajustar, y
definir un margen suficiente para
que pueda absorber todos y cada uno de los gastos que se originaran. No digamos
ya establecer el beneficio después de impuestos.
Si
pensamos que la inmensa mayoría de las empresas españolas son pequeñas, de 1 a
5 empleados, y que el sistema está establecido de tal y complicada manera, para
que nadie sepa nada y para que hayan un montón de asesores fiscales, que son
fiscales pero no asesores y que además ni idea de establecer márgenes, ya que
para eso no están. Hacienda mantiene en la incertidumbre al contribuyente para
así controlarlo mejor. Así pues constatamos que los pequeños empresarios deben,
con su mera intuición, establecer el margen que consideren para absorber los
gastos y poder obtener un beneficio que les permita vivir y mantener a sus familias.
¿Pero,
es posible establecer un margen? Si el margen es excesivamente alto, la
competencia nos impedirá subsistir, y si es bajo, el cierre esta tras la puerta
de la ruina a la que nos aboca el mal cálculo.
Las
grandes empresas, con economías escala importantes, se defienden mucho mejor
ante el reto de establecer el margen. Por una parte sus previsiones de ventas están
bastante fundadas, y el control de gastos muy distribuido entre todo el
personal.
Sin
embargo una empresa pequeña, con 1, 2 o 3 empleados, si un empleado falla,
enferma o se accidenta, no es capaz de recuperarse con la ley laboral en la mano.
El margen se dobla o se pierde dinero. Y estamos hablando de buenos
trabajadores, sin ánimo de perjudicar a la empresa, casos reales,
justificados y justos de inasistencia al
trabajo, porque si te toca uno de los que entienden de manera distinta el
concepto trabajo, estás listo.
A
estas alturas de milenio, con todos los derechos y obligaciones encima de la
mesa, con unos impuestos altísimos, con unas aportaciones a la seguridad social
desorbitadas, es inaceptable, que el empresario pequeño, que son legión, sea
medido como el grande y cargue con las cargas que se le originan por
incidencias laborales. Es injusto, desalentador y atentatorio contra todo tipo
de derechos constitucionales de quien elige para ganarse la vida ser empresario
por pequeño que sea, o establecer una economía familiar. Esto es ser autónomo.
Pero
para que no me digan que no aporto ideas, ahí va, para un programa de partido
político.
Propongo
como medida paliativa que, cada vez que un trabajador sea dado de baja laboral,
y desde ese mismo instante, la seguridad social prevea para el empleador una
cantidad mínima, pero suficiente, para que pueda contratar en sustitución del
rebajado una ayuda que le permita mantener abierta y funcionando su empresa.
Además muchos estudiantes, trabajadores turnados y amas de casa, tendrán aquí
su oportunidad de empleo haciendo sustituciones y, evidentemente, la seguridad
social tendrá mucho más cuidado a quien
se le da la baja, sin menoscabar los derechos de quien la necesite el tiempo
que la necesite. Claro que esto conllevaría tener que ser muy cuidadoso con el
dinero del contribuyente, con los gastos desorbitados, con las pensiones,
incapacidades, subsidios etc. Teniendo que ajustar magníficamente las
necesidades reales a los subsidios dispendidos. Como ejemplo-muestra- basta un
botón Es falsa la teoría de que si trabajas 1 año tienes derecho a 3 meses sin
trabajar, y que se está aplicando muy frecuentemente. Esto es solo, y solamente
si por motivos inesperados se pierde el empleo y se tienen obligaciones
inaplazables familiares que atender, pero cobrarlo porque si, instando a un
despido para cobrar el subsidio, ya no es “social”, no es una conquista irrenunciable,
sino caradura insolidaria que afecta a los verdaderamente necesitados.
Así
y solo así, los márgenes se podrán establecer al conocerse de antemano todas
las reglas del juego y no estar a expensas de sorpresas a soportar solamente
por unas espaldas.
A
reflexionar
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