DESLEGITIMACION.-
L. Soriano
En estos momentos, y hasta que el cerro de los casos de
corrupción que asolan el país no sean aclarados, puestas las normas más
rigurosas para evitar que se puedan dar la inmensa mayoría de ellos, hasta que la Política no salga fuera de las
decisiones estrictamente económicas y de gestión y la meritocracia personal u oferta más rigurosa en las
acometidas vuelva a ser el norte de las decisiones de inversiones públicas,
debemos suspender y no atender al Terrorismo Fiscal que nos han aplicado y que
nos tiene exhaustos como país y como ciudadanos. Asimismo, debemos procurar y
exigir previamente la devolución íntegra de todos los atracos perpetrados. De
todos los sobreprecios pagados y de todas las prestaciones, sueldos o
adjudicaciones cargadas en las espaldas de los contribuyentes. La eliminación
de absolutamente todos los gastos superfluos o de status que tengan los
políticos o sus allegados, así como el cierre de todas las empresas públicas
como medida higiénica dada la deriva tomada. Elegir entre Diputaciones o
Cabildos y Autonomías, reducir los Ayuntamientos al mínimo despolitizándolos
absolutamente y cercenando los “nidos” de corruptelas, amiguismos y
adjudicaciones a dedo. Además necesitamos que cada organización se sostenga con
sus afiliados, así los Sindicatos y las Patronales deberán autofinanciarse, y
la formación debe darse en centros apropiados y con personal cualificado con control riguroso de todo céntimo
destinado a ello. No soy capaz de entender porque dicen que eso no es posible.
Lo que no es posible es que sigamos endeudándonos de una manera absolutamente
desquiciada y que no podremos pagar de ninguna manera, dejando el problema a
los que gobiernen dentro de 10 años y a nuestros hijos y nietos. Para que ellos
puedan ahora salir indemnes y con los bolsillos llenos de dinero. Así pues, creo que convendrán
conmigo que están absolutamente deslegitimados para la “masacre” fiscal que se está
haciendo con nosotros, debemos resistirnos, agruparnos, plantar cara
colectivamente, corporativamente. Nada de suicidios individuales inútiles. Nos
separan, nos desunen, nos confunden y nos sobornan para que no actuemos en
conjunto y les dejemos sin su recaudación perversa, que lo único que consigue
es mantenerlos en sus poltronas y viviendo por encima de cualquier ciudadano.
Nos cuesta muy caro este sistema/modelo, sus emolumentos mas los sobrecostes,
mas los empleos innecesarios creados para sus relativos, allegados o parientes.
No tienen legitimación para pedirnos que contribuyamos los desnortados
impuestos que nos solicitan hasta que no nos garanticen absolutamente que no
serán destinados al robo, al latrocinio, y
a la prevaricación. Creo
que las agencias tributarias deberían dedicar en estos momentos todos sus
esfuerzos, no en perseguir a los pequeños y medianos empresarios que luchan por
sobrevivir y por alimentar a sus familiares y a sus empleados. Ni a los
profesionales que se las ven y las desean para sobrevivir en este mundo de
multinacionales. Ni a los empleados o funcionarios que se deducen alguna
pequeñez o mezquindades de valoraciones, impuestos de sucesiones trágicos, y
embargar cuentas y propiedades de indefensos ciudadanos. No. Si la decencia y
la ecuanimidad fuera su norte, las Agencias Tributarias deberían encausar a los
defraudadores de lo público, a los que hinchan los costos de obra pública, a
quien prevarica, a quien tiene enriquecimiento sobrevenido injustificado
dedicándose a la cosa pública y a quien no actúe con la transparencia y
escrupulosidad en el manejo de los fondos públicos. Pidámoslo con fuerza y
resistámonos al expolio por los indecentes. A reflexionar.
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