No es un término ofensivo ni peyorativo ni su ánimo es
disminuir. En la terminología turística, hablar de número de turistas, con todo
el respeto debido a los visitantes de los que dependemos en enorme medida, es
hablar de Cabezas turísticas. Igualmente en economía se habla de “renta per
cápita” y de PIB per cápita, sin ofensas. Pues bien, En Canarias ya hace unos años que
el objetivo de los quince millones anuales, está desechado. Es inviable a corto
plazo, sería un dislate y un disparate ya que no podríamos atender sus
necesidades ni horarios de llegadas ni salidas, de gestión de equipajes, de
transporte o transfers, y de logística en general.
Nos estamos moviendo en los diez millones de turistas,
cantidad importante que bien gestionada eso debería de ser suficiente para que
el turismo fuese una fuente de riqueza y bienestar para los canarios en
general. Otra cosa es que se haya sobredimensionado la oferta y no se haya tenido en cuenta nuestra realidad,
como destino y como especialidad. No hay un plan definido y hay una
desorientación en las decisiones, y mucho parche a problemas sobrevenidos. No
hay previsión ni estrategia. Esto es un hecho. No debemos de olvidar nuestras ventajas, cercanía, ambiente europeo,
paisajes únicos y clima caribeño pero
sin extremos, así como seguridad física y jurídica, democracia y sanidad.
No debemos olvidar nuestras debilidades. Territorio fragmentado, regular comunicado, a donde solo se puede llegar por avión, cercano a África y lo peor, perteneciente a zona euro y con costos laborales y gastos generales, que originan precios extremadamente altos.
El éxito de las Low Cost es indiscutible, sin embargo, nos trae un turismo de pésima calidad que es incapaz de asumir el gasto que necesitamos por “cabeza”, y yo llego a más, nos trae un turismo que nos empobrece. Como el “All Inclusive”. Consume mucho espacio, infraestructura, mobiliario urbano y envejece por transito intenso lo que ponemos a su disposición, pero cuyo deterioro se paga por todos nosotros. Si no es lo suficiente gastador, no compensa.
No debemos olvidar nuestras debilidades. Territorio fragmentado, regular comunicado, a donde solo se puede llegar por avión, cercano a África y lo peor, perteneciente a zona euro y con costos laborales y gastos generales, que originan precios extremadamente altos.
El éxito de las Low Cost es indiscutible, sin embargo, nos trae un turismo de pésima calidad que es incapaz de asumir el gasto que necesitamos por “cabeza”, y yo llego a más, nos trae un turismo que nos empobrece. Como el “All Inclusive”. Consume mucho espacio, infraestructura, mobiliario urbano y envejece por transito intenso lo que ponemos a su disposición, pero cuyo deterioro se paga por todos nosotros. Si no es lo suficiente gastador, no compensa.
Agradecemos que todos los telediarios, en especial Antena 3,
nos saque en "prime rate" y nos expone como lo ideal para salir del
frio polar. Es una publicidad impagable. Los spots de la Consejería de Turismo,
geniales, también nos ayuda mucho, pero a lo que atrae es a turismo que por
respeto no califico aquí, pero que en ningún caso es el que necesitaríamos. Si
encima de disminuir en casi dos millones las llegadas, resulta que el gasto se
reduce en casi un 10%, realmente tenemos un grave problema. La huída de las
grandes cadenas, o el abandono de Canarias como mascarón de proa de sus Negocios
turísticos de empresarios Líderes en el sector y la arribada de empresarios “no
hoteleros” a la industria, puede sentar las bases de su ruina y su
larguísimamente lejana recuperación. La
vuelta a Puertos Francos no es tontería.
Vuelvo a insistir que el Turismo, en Canarias en particular,
pero en general, debe de ser un negocio, no un asunto de la Consejería y del
Cabildo. Si los empresarios turísticos no ganan dinero cerraran, se irán y no
vendrán nuevos. Las subvenciones para que queden como estaban son un error y
unas ganas de mantener situaciones insostenibles para que los responsables
políticos sigan poniéndose medallas de latón, lentejuelas baratas, y largando
vacios discursos sin sentido e incomprensibles. Exonerar fiscalmente al negocio
turístico es una opción, aunque lo mejor sería que las Administraciones a
quienes lo que les gusta son los impuestos y cánones Fijos, como con los
combustibles, se evaporaran, dejaran de presionar para recaudar y atender a sus
muchas veces insostenibles e inconfesables “necesidades”, y sobre todo que
aflojáran presión fiscal y laboral sobre la industria turística en vez de
pretender de vivir de ella, ellos, no los ciudadanos. No necesitamos más
cabezas turísticas, aunque si pensantes para conseguir, fidelidad en los visitantes,
rentabilidad para los empresarios y por ello conseguir estabilidad e incremento
en los empleos.
A reflexionar
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